Capitulo 42

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Atticus no tardó en recuperarse de su confusión. No permitió que se

notara que la entrada en la habitación de Hansel y de Ethan lo había

pillado por sorpresa. Maldijo para sus adentros, pero su orgullo le

impidió traslucirlo.

De alguna forma había sabido que esa noche acabaría

durmiendo con Evelyn. Inicialmente había esperado más resistencia

por su parte, menos actividad sexual y algo más de ropa

cubriéndolos. Había querido que Hansel y Ethan la vieran en la

cama con él para recordarles a quién pertenecía, con quién estaba

destinada a quedarse.

Pero ni en un millón de años habría predicho el curso que habían

tomado los acontecimientos y lo prometedora que había acabado

resultando ser la noche anterior. Aunque ahora ya daba igual.

«Jamás permitas que vean tus puntos débiles», se recordó con

la mandíbula encajada. Hizo lo que le pareció lo mejor, dadas las

circunstancias. Escondió su lado más dócil y se puso la máscara de

Atticus Nocturne Lamia, rey de la Nación Vampírica.

Apretó a Evelyn contra sí como si fuese un trofeo. Una parte de

él se sintió mal por el modo en que estaba a punto de tratarla, pero

no podía arriesgarse a que Hansel y Ethan, sus mayores rivales en

el amor, lo percibiesen como un hombre débil.

Era Atticus Lamia y nunca perdía. Si debía ser despiadado para

conseguir lo que quería, que así fuese.

Besó a Evelyn en los labios apasionadamente, sosteniéndole la

cabeza con una mano para inmovilizarla, mientras con la otra le

toqueteaba los pechos. Notó las manos de ella contra su torso,

dándole inútilmente golpecitos con sus diminutos puños. Aun así,

sus acciones no evitaron que Atticus hiciera lo que tenía que hacer.

Colocó el cuerpo de la chica contra el colchón y con una rodilla la

obligó a separar las piernas.

Si todo estaba echado ya a perder, ¿Qué más daba? ¿Para qué

usar la delicadeza y explicárselo educadamente, punto por punto?

Su orgullo había destruido la noche mágica que acababan de

compartir, ¿por qué no arruinar también el día?

«¿Qué más puedes perder? — le susurró una poderosa voz al

oído—. Te ve como a un monstruo de todos modos, así que, ¿por

qué no forzarla, follártela hasta que no recuerde ni su nombre y

mantenerla a tu lado con amenazas y chantajes? Si empieza a verte

como un cobarde sin voluntad no te querrá, ¡te dejará! ¿Vas a dejar

que eso suceda? Imagínate la vida sin ella, Atticus. Sufrirías durante

Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas EternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora