Atticus no tardó en recuperarse de su confusión. No permitió que se
notara que la entrada en la habitación de Hansel y de Ethan lo había
pillado por sorpresa. Maldijo para sus adentros, pero su orgullo le
impidió traslucirlo.
De alguna forma había sabido que esa noche acabaría
durmiendo con Evelyn. Inicialmente había esperado más resistencia
por su parte, menos actividad sexual y algo más de ropa
cubriéndolos. Había querido que Hansel y Ethan la vieran en la
cama con él para recordarles a quién pertenecía, con quién estaba
destinada a quedarse.
Pero ni en un millón de años habría predicho el curso que habían
tomado los acontecimientos y lo prometedora que había acabado
resultando ser la noche anterior. Aunque ahora ya daba igual.
«Jamás permitas que vean tus puntos débiles», se recordó con
la mandíbula encajada. Hizo lo que le pareció lo mejor, dadas las
circunstancias. Escondió su lado más dócil y se puso la máscara de
Atticus Nocturne Lamia, rey de la Nación Vampírica.
Apretó a Evelyn contra sí como si fuese un trofeo. Una parte de
él se sintió mal por el modo en que estaba a punto de tratarla, pero
no podía arriesgarse a que Hansel y Ethan, sus mayores rivales en
el amor, lo percibiesen como un hombre débil.
Era Atticus Lamia y nunca perdía. Si debía ser despiadado para
conseguir lo que quería, que así fuese.
Besó a Evelyn en los labios apasionadamente, sosteniéndole la
cabeza con una mano para inmovilizarla, mientras con la otra le
toqueteaba los pechos. Notó las manos de ella contra su torso,
dándole inútilmente golpecitos con sus diminutos puños. Aun así,
sus acciones no evitaron que Atticus hiciera lo que tenía que hacer.
Colocó el cuerpo de la chica contra el colchón y con una rodilla la
obligó a separar las piernas.
Si todo estaba echado ya a perder, ¿Qué más daba? ¿Para qué
usar la delicadeza y explicárselo educadamente, punto por punto?
Su orgullo había destruido la noche mágica que acababan de
compartir, ¿por qué no arruinar también el día?
«¿Qué más puedes perder? — le susurró una poderosa voz al
oído—. Te ve como a un monstruo de todos modos, así que, ¿por
qué no forzarla, follártela hasta que no recuerde ni su nombre y
mantenerla a tu lado con amenazas y chantajes? Si empieza a verte
como un cobarde sin voluntad no te querrá, ¡te dejará! ¿Vas a dejar
que eso suceda? Imagínate la vida sin ella, Atticus. Sufrirías durante
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Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas Eternas
VampireHay dos Atticus: el monstruo poseído por la Oscuridad, que le utiliza como puerta de entrada para destruir el mundo, y el vampiro que lucha contra las fuerzas malignas para recuperar su alma. Evelyn sabe que para recuperar su libertad y salvar el mu...