«¿Que no voy a decidir nada? ¿Qué quieres decir con que no voy a
decidir nada? ¡Estamos hablando de la gente a la que quiero! ¡Están
en este embrollo por mi culpa! ¿Mis actos determinarán tu decisión?
¿Qué demonios quiere decir eso? ¿Es que se supone que debo
arrodillarme ante ti y comportarme como una especie de esclava?
¿Es eso lo que tengo que hacer para salvar a los míos? Porque, si
es así, ¡maldita sea, lo haré!», pensó Evelyn mientras las lágrimas
se precipitaban por sus mejillas.
—Bien — dijo—, ¿qué quieres que haga?
Se acercó a él en la cama, lista para hacer cualquier cosa que le
pidiese. Estaba dispuesta a todo para que Hansel, Ethan y su familia
viviesen largas y prósperas vidas llenas de felicidad.
«Se lo debo. Por mi culpa, Atticus los tiene en el punto de mira,
corren peligro día tras día. Es lo mínimo que puedo hacer.»
—¿Quieres que te lo diga? — preguntó él. Evelyn asintió—.
¿Dónde estaría la diversión, entonces?
Se volvió y la miró a los ojos. La Oscuridad seguía presente,
estaba claro, pero conseguía mantenerla a raya. Estaba haciendo
un trabajo excelente guardando la compostura. Le sonrió, pero
Evelyn no le devolvió la sonrisa.
—Atticus, no se supone que tiene que ser divertido. ¿Es que no
te das cuenta de lo serio que es esto?
—Sí.
—Y ¿por qué hablas de ello como si fuera un juego? ¡Esto no es
ningún juego, Atticus! Es importante, al menos para mí. No sé
cuánto te importarán a ti mi familia y el resto de la gente a la que
aprecio, pero sé que yo sí te importo, y, si eso es cierto, ¿no
prefieres verme feliz? Si me quieres como dices, mi felicidad debería
ser una de tus prioridades. Si me quieres de verdad, no utilices las
vidas de la gente a la que quiero para chantajearme. ¡Déjalos ir,
Atticus! Deja que vayan a Australia y vivan en paz. Por favor, ¡te lo
suplico!
«No juegues con algo tan importante y precioso como sus vidas.
Las criaturas que viven y respiran no son tus juguetes, Atticus.
Déjalos ir, sálvalos, te lo suplico. Yo seré tu muñeca, tu amante, tu
juguete, tu amiga, tu enemiga, cualquier cosa que quieras que sea.
Te lo daré todo. Sólo deja que se vayan. No puedo permitir que les
hagas daño. Son inocentes.»
—Esperas demasiado de mí. Te quiero, pero deberías saber a
estas alturas que no soy ningún príncipe azul, no soy el bueno de la
película, Evelyn. Has vivido mi ira en primera persona, deberías
saber que no soy el compasivo caballero de brillante armadura que
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Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas Eternas
VampirHay dos Atticus: el monstruo poseído por la Oscuridad, que le utiliza como puerta de entrada para destruir el mundo, y el vampiro que lucha contra las fuerzas malignas para recuperar su alma. Evelyn sabe que para recuperar su libertad y salvar el mu...