Capitulo 8

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«¿Que no voy a decidir nada? ¿Qué quieres decir con que no voy a

decidir nada? ¡Estamos hablando de la gente a la que quiero! ¡Están

en este embrollo por mi culpa! ¿Mis actos determinarán tu decisión?

¿Qué demonios quiere decir eso? ¿Es que se supone que debo

arrodillarme ante ti y comportarme como una especie de esclava?

¿Es eso lo que tengo que hacer para salvar a los míos? Porque, si

es así, ¡maldita sea, lo haré!», pensó Evelyn mientras las lágrimas

se precipitaban por sus mejillas.

—Bien — dijo—, ¿qué quieres que haga?

Se acercó a él en la cama, lista para hacer cualquier cosa que le

pidiese. Estaba dispuesta a todo para que Hansel, Ethan y su familia

viviesen largas y prósperas vidas llenas de felicidad.

«Se lo debo. Por mi culpa, Atticus los tiene en el punto de mira,

corren peligro día tras día. Es lo mínimo que puedo hacer.»

—¿Quieres que te lo diga? — preguntó él. Evelyn asintió—.

¿Dónde estaría la diversión, entonces?

Se volvió y la miró a los ojos. La Oscuridad seguía presente,

estaba claro, pero conseguía mantenerla a raya. Estaba haciendo

un trabajo excelente guardando la compostura. Le sonrió, pero

Evelyn no le devolvió la sonrisa.

—Atticus, no se supone que tiene que ser divertido. ¿Es que no

te das cuenta de lo serio que es esto?

—Sí.

—Y ¿por qué hablas de ello como si fuera un juego? ¡Esto no es

ningún juego, Atticus! Es importante, al menos para mí. No sé

cuánto te importarán a ti mi familia y el resto de la gente a la que

aprecio, pero sé que yo sí te importo, y, si eso es cierto, ¿no

prefieres verme feliz? Si me quieres como dices, mi felicidad debería

ser una de tus prioridades. Si me quieres de verdad, no utilices las

vidas de la gente a la que quiero para chantajearme. ¡Déjalos ir,

Atticus! Deja que vayan a Australia y vivan en paz. Por favor, ¡te lo

suplico!

«No juegues con algo tan importante y precioso como sus vidas.

Las criaturas que viven y respiran no son tus juguetes, Atticus.

Déjalos ir, sálvalos, te lo suplico. Yo seré tu muñeca, tu amante, tu

juguete, tu amiga, tu enemiga, cualquier cosa que quieras que sea.

Te lo daré todo. Sólo deja que se vayan. No puedo permitir que les

hagas daño. Son inocentes.»

—Esperas demasiado de mí. Te quiero, pero deberías saber a

estas alturas que no soy ningún príncipe azul, no soy el bueno de la

película, Evelyn. Has vivido mi ira en primera persona, deberías

saber que no soy el compasivo caballero de brillante armadura que

Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas EternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora