Capitulo 20

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Dolor.

Atticus estaba familiarizado con el dolor.

Pensaba que había padecido todos los tipos de dolor posibles en

sus casi tres mil años de vida. Durante mucho tiempo, antes de

conocer a Evelyn, pensó que estaba tan acostumbrado a sufrir que

se había vuelto inmune al dolor, del mismo modo en que se había

vuelto inmune a los remordimientos.

Tres mil años.

Tres mil malditos años.

Agarró con fuerza el volante de su Maserati. Su corazón muerto,

pero a la vez palpitante, bombeaba sangre por todo su cuerpo a un

ritmo frenético. La expectación y la ansiedad lo estaban asfixiando,

pese a que ya sabía de antemano todo lo que iba a pasar.

No quería llorar, no quería derramar lágrimas por cosas que no

podía cambiar — los deseos de Evelyn—, no quería mostrarse débil.

Sin embargo, también era consciente de que ni siquiera los

guerreros más fuertes eran inmunes al dolor provocado por un

corazón roto. Pese a todo, Atticus conducía su Maserati con

semblante tranquilo, haciendo lo posible por controlar la ira, por

evitar presentarse en el apartamento de Samuel Hemmings.

Escuchaba la conversación entre Evelyn y el chico humano y,

por el animado tono de voz de ella, se había dado cuenta de lo feliz

que era al charlar con aquel desconocido. Cada vez que él se reía

con ella, al monarca sediento de sangre le entraban más ganas de

matarlo.

Quería arrancarle el corazón de cuajo y sostenerlo en un puño y

luego lanzarlo al suelo y pisotearlo hasta que no fuera más que un

charco de sangre y carne. Quería coger la cabeza del chico entre

sus enormes manos y oír el sonido de su cráneo al fracturarse bajo

su fuerza sin igual. Quería infligirle un dolor inimaginable, a él y a

cualquier otro hombre que se atreviera a hacer sonreír a Evelyn, a

cualquiera que osara hacerla sentirse a gusto, a cualquiera que

intentara ganarse su corazón.

—¿Tú lo quieres? — oyó que le preguntaba el chico humano

refiriéndose a Hansel.

—Querer es un término muy fuerte.

—Pero ¿lo quieres?

—No lo sé.

—¿Qué piensas de Hansel?

—Es agradable. Mucho más que Atticus. Es considerado y muy

dulce.

Cada sílaba pronunciada por Evelyn atravesaba el corazón

inmortal del rey como un millón de afiladas cuchillas, aniquilando su

Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas EternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora