Dolor.
Atticus estaba familiarizado con el dolor.
Pensaba que había padecido todos los tipos de dolor posibles en
sus casi tres mil años de vida. Durante mucho tiempo, antes de
conocer a Evelyn, pensó que estaba tan acostumbrado a sufrir que
se había vuelto inmune al dolor, del mismo modo en que se había
vuelto inmune a los remordimientos.
Tres mil años.
Tres mil malditos años.
Agarró con fuerza el volante de su Maserati. Su corazón muerto,
pero a la vez palpitante, bombeaba sangre por todo su cuerpo a un
ritmo frenético. La expectación y la ansiedad lo estaban asfixiando,
pese a que ya sabía de antemano todo lo que iba a pasar.
No quería llorar, no quería derramar lágrimas por cosas que no
podía cambiar — los deseos de Evelyn—, no quería mostrarse débil.
Sin embargo, también era consciente de que ni siquiera los
guerreros más fuertes eran inmunes al dolor provocado por un
corazón roto. Pese a todo, Atticus conducía su Maserati con
semblante tranquilo, haciendo lo posible por controlar la ira, por
evitar presentarse en el apartamento de Samuel Hemmings.
Escuchaba la conversación entre Evelyn y el chico humano y,
por el animado tono de voz de ella, se había dado cuenta de lo feliz
que era al charlar con aquel desconocido. Cada vez que él se reía
con ella, al monarca sediento de sangre le entraban más ganas de
matarlo.
Quería arrancarle el corazón de cuajo y sostenerlo en un puño y
luego lanzarlo al suelo y pisotearlo hasta que no fuera más que un
charco de sangre y carne. Quería coger la cabeza del chico entre
sus enormes manos y oír el sonido de su cráneo al fracturarse bajo
su fuerza sin igual. Quería infligirle un dolor inimaginable, a él y a
cualquier otro hombre que se atreviera a hacer sonreír a Evelyn, a
cualquiera que osara hacerla sentirse a gusto, a cualquiera que
intentara ganarse su corazón.
—¿Tú lo quieres? — oyó que le preguntaba el chico humano
refiriéndose a Hansel.
—Querer es un término muy fuerte.
—Pero ¿lo quieres?
—No lo sé.
—¿Qué piensas de Hansel?
—Es agradable. Mucho más que Atticus. Es considerado y muy
dulce.
Cada sílaba pronunciada por Evelyn atravesaba el corazón
inmortal del rey como un millón de afiladas cuchillas, aniquilando su
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Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas Eternas
VampireHay dos Atticus: el monstruo poseído por la Oscuridad, que le utiliza como puerta de entrada para destruir el mundo, y el vampiro que lucha contra las fuerzas malignas para recuperar su alma. Evelyn sabe que para recuperar su libertad y salvar el mu...