Capitulo 55

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Evelyn no gritó. Todo cuanto hizo fue dar un paso atrás presa del

pánico. Pero entonces su pie chocó con algo oculto entre las

sombras.

Cayó al suelo y Lucifer contuvo las ganas de reír.

—Lo siento — se disculpó meneando la cabeza. Había un brillo

travieso en sus ojos—. Era demasiado tentador, no he podido

resistirme, disculpa. Toma — le ofreció su mano para levantarse.

Ella lo miró incrédula. El corazón le latía con fuerza en el pecho.

El hombre que tenía delante era la criatura más peligrosa del

universo. Más que Atticus, aunque le costaba creer que eso fuera

posible. Y allí estaba, poniéndole la zancadilla y riendo su propia

gracia para luego ofrecerle la mano y ayudarla a levantarse como si

fuesen viejos amigos.

Lucifer sonreía de oreja a oreja, y de algún modo su sonrisa era

mucho más terrorífica que su mirada.

Evelyn no le tomó la mano y, pese a lo que le dictaba su instinto

primario, tampoco salió corriendo. En parte porque sabía que Lucifer

le daría caza enseguida, pero también porque cuando había mirado

a su alrededor se había dado cuenta de que lo único que los

rodeaba era la oscuridad más absoluta. Aparte de ellos dos, no

había más señales de vida, ni sonidos, ni luces: nada. Sólo negrura

hasta donde alcanzaba la vista y más allá. No podía correr porque

no había ningún lugar hacia el que pudiese dirigirse.

Sin ganas, se incorporó y miró con gesto desafiante a Lucifer

para preguntarle lo que cualquier mente lúcida le habría preguntado

al notar cómo el mundo a su alrededor se desvanecía como si se lo

hubiese tragado un agujero negro.

—¿Dónde estoy? — Su voz era grave y apenas audible.

Lucifer le sacó la lengua, juguetón. Luego continuó sonriendo.

Era una sonrisa casi genuina.

—¿A ti qué te parece?

Evelyn volvió a mirar a su alrededor y luego a él.

—No lo sé — respondió insegura—. ¿Estoy soñando? Esto es un

sueño, ¿no? Este lugar no puede ser real.

Lucifer asintió.

—Jonah y los demás no te tratan como mereces. Eres mucho

más inteligente de lo que ellos creen. Puede que seas un poco

ilógica en tus reacciones, pero tampoco eres la luz menos brillante

del árbol de Navidad — dijo, y volvió a tocar la cabeza de Evelyn

como si acariciase a un perro.

Ella frunció el ceño. Toda aquella situación era absolutamente

surrealista.

—Entonces ¿esto es un sueño?

—Sí.

Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas EternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora