El té salpicó la ropa de la muchacha al caer. Junto a sus pies había
trozos afilados de porcelana.
May le dio un pañuelo, riendo.
—¡Qué patosa eres, pequeña!
—Lo siento.
Evelyn se levantó a recoger los pedazos, pero la vampira le puso
una mano en el hombro para detenerla.
—Limpiad esto — ordenó.
De inmediato, la joven vio unos pies con la pedicura hecha y
plataformas con el rabillo del ojo. Levantó la vista y vio a una chica
que no conocía que comenzaba a recoger los trozos de porcelana
del suelo.
—No te molestes con cosas que no merecen que les dediques
esfuerzo. Para esto tenemos servicio. — May volvió la cabeza—.
Tráele a la señorita Blackburn otra taza de té.
Por un momento, Evelyn pensó que hablaba para sí, pero
entonces un chico apareció de la nada y le sirvió otra taza.
—Que lo disfrute — dijo el muchacho sin mirarla a los ojos.
—Gracias.
May Lee suspiró y volvió a coger el pañuelo, con el que dio unos
toquecitos sobre la ropa de Evelyn, para acabar de limpiarla.
—Menos mal que ya no estaba tan caliente. Si llego a quemarte,
Atticus tendría mi cabeza ensartada en una lanza en menos que
canta un gallo. Creo que es la primera vez que la tardanza de
alguien me ha salvado la vida.
Había una nota maternal en el tono que May utilizaba para
dirigirse a ella. Era agradable. Pero entonces Evelyn recordó lo que
le había dicho justo antes de que se le cayese la taza: «¿Ya has
decidido si merece la pena salvarlo o no?».
La rosa de Lucifer... ¿Lo sabría ella? ¿Sabía que tenía la
oportunidad de pedir un deseo, un deseo que podía implicar acabar
con la vida de Atticus? Ese pensamiento hizo que el ambiente
agradable se transformara en uno de terror. Si lo supiese May, ¿qué
haría? ¿La ayudaría? Evelyn sintió una punzada de optimismo, pero
enseguida regresó a la realidad: claro que no, la lealtad de May
pertenecía a Atticus.
La bonita chica de piel aceitunada, que había vuelto a su
elegante posición sentada, sonreía. Había dejado el pañuelo
manchado en la mesita junto a su sillón. Bebió un sorbo de té.
—¿Sabes qué es más peligroso que un hombre que te odia?
—Pues...
—Un hombre que te quiere. — May la miró—. Ya sé que es poco
probable, pero ¿te ha hablado Atticus alguna vez de mi pasado?
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Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas Eternas
VampiriHay dos Atticus: el monstruo poseído por la Oscuridad, que le utiliza como puerta de entrada para destruir el mundo, y el vampiro que lucha contra las fuerzas malignas para recuperar su alma. Evelyn sabe que para recuperar su libertad y salvar el mu...