Capitulo 37

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A Evelyn casi se le salieron los ojos de las órbitas. Sabía que debía

disimular, pero estaba boquiabierta por la vulgaridad de las palabras

de Atticus.

No podía creerlo. Apenas unos segundos antes se había

mostrado dulce, comprensivo, amoroso más allá de sus

expectativas, y... ¿ahora? Parecía que volvía a ser el vicioso rey de

siempre.

La joven apartó la vista y se mordió el labio inferior. Se hundió un

poco. Había tomado aquel gesto de ternura como una señal de que

una revolución estaba en camino y eso le había hecho bajar la

guardia un momento.

«Soy tan idiota...»

Aquel beso había sido su primer intento real de explorar otras

posibilidades. Había estado luchando para convencerse de que

debía darle a Atticus el beneficio de la duda, y justo cuando había

perdido el buen juicio por una vez en la vida, no creía lo que había

pasado. Qué típico. En parte quiso reírse de su propia estupidez.

«No olvides todo lo que te ha hecho. Un monstruo así no cambia

nunca. Corre, Evelyn. Corre mientras te quede aliento y tengas las

muñecas libres de cadenas.»

—Lo-lo siento — dijo él en un susurro, pero no se apartó. Puso

ambas manos sobre los hombros de ella. Su tacto no era brusco,

pero seguía ejerciendo presión contra el cuerpo de la joven—. Evie,

lo siento. No debería haber dicho eso.

Ella fingió reír, pero el sonido se parecía más al de alguien que

se ahogaba que una carcajada divertida. No levantó la vista.

—Supongo que me deseas más de lo que me quieres — dijo con

calma, y se tapó los pechos con el brazo. La espuma y los pétalos

flotantes no le parecieron suficiente protección.

La mandíbula de Atticus se abrió de par en par y su respiración

se tornó pesada.

—Eso no es verdad. ¡No te atrevas a degradar lo que siento de

esa forma! Sabes lo mucho que me importas, Evelyn. Si no te

quisiera, estaría metiéndome entre tus piernas por la fuerza ahora

mismo. Si no te quisiera, te habría sacado del baño y te habría

follado en el mismo momento en que he visto tu cuerpo desnudo

reluciendo bajo el agua. No tienes ni idea de lo mucho que me estoy

conteniendo porque te quiero, tanto que no sé qué demonios hacer

conmigo mismo la mitad del tiempo que no paso contigo.

—Pensaba que el hecho de que te hubiera traído un regalo te

haría más feliz que el sexo — dijo ella asustada—, pero supongo que

Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas EternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora