«Te quiero.» Evelyn recordó lo que Atticus le había dicho durante el
clímax de su encuentro.
No era la primera vez que se lo decía — de hecho, era algo que
le salía tan natural como respirar desde que se habían conocido—;
en cambio, era la primera vez que una parte de ella lo había creído.
Sus ojos habían mirado en lo más profundo de los suyos y, por
un breve instante, ella había sentido algo en la boca del estómago.
Una conexión, el inicio de una emoción.
Las dos palabras juguetearon en la mente de Evelyn toda la
noche. Ella no le había respondido. Lo ignoró mientras sentía una
explosión de placer invadir su cuerpo. Fingió que no lo había oído.
El sol entraba en la habitación por un resquicio entre las cortinas.
Un rayo de luz dorada iluminaba la madera del suelo e iba
desvaneciéndose a medida que cruzaba toda la habitación.
Evelyn estaba despierta, pero no se movió. Con los ojos
entreabiertos, miraba el día soleado detrás de la ventana. Era raro
que hiciera tanto sol estando como estaban casi en diciembre. El
invierno no tardaría en llegar.
Notó los brazos de Atticus alrededor de su cuerpo, abrazándola.
El resto de la noche había sido... agradable, más de lo que nunca
habría imaginado. No hubo toqueteos lujuriosos ni besos forzados.
Tras hacer el amor, Evelyn y el vampiro... hablaron.
Mantuvieron una dulce conversación sin importancia, como
cualquier pareja de enamorados. En cierta forma había sido muy
refrescante, y la chica agradeció el modo en que estaban
cambiando las cosas.
Su mente volvía a recordarle cómo había reído entre sus brazos
mientras él le narraba historias del pasado. Le había contado la
historia de un hombre que no estaba bien de la cabeza y creía que
era un vampiro porque se había quemado al sol. Vlad, el Hijo del
Dragón, era su nombre; más tarde, un escritor lo adaptó y lo llamó
Drácula. Recordó lo mucho que había reído Atticus al contarle que
Drácula iba por ahí bebiendo sangre, creyendo que eso era lo que
debía hacer. Parecía muy divertido al recordar la historia.
Además de hablarle de Vlad, Atticus le había contado anécdotas
y hazañas de sus días de gloria, en los que había conquistado el
mundo con su amigo, Alejandro III de Macedonia, más conocido
como Alejandro Magno. Viajar por el mundo conquistando nuevos
territorios y explorando rincones del planeta que no sabía ni que
existían le había cambiado la vida.
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Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas Eternas
VampireHay dos Atticus: el monstruo poseído por la Oscuridad, que le utiliza como puerta de entrada para destruir el mundo, y el vampiro que lucha contra las fuerzas malignas para recuperar su alma. Evelyn sabe que para recuperar su libertad y salvar el mu...