Capitulo 28

949 48 19
                                    

Nora Blackburn. Atticus sabía poco de la hermana mayor de Evelyn.

Se acordaba de haberla visto cuando había visitado la mansión de

la familia aquella vez.

Recordaba que ambas se parecían. Compartían rasgos

similares: el pelo oscuro, la piel pálida y los ojos azules. Pero ahí

acababa el parecido. Aparte de los rasgos físicos, Nora no tenía

nada que ver con su hermana. Aquella chica interesada, cruel y

manipuladora no se parecía en nada a su Evelyn.

El rey reprimió el gruñido que se le acumuló por instinto en la

garganta cuando la muchacha entró en su despacho. Sabía cómo

trataba a Evelyn, cómo la acosaba y usaba la culpa para

manipularla. El rey despreciaba a Nora, y si no hubiera sido la

hermana de Evelyn seguramente la habría matado hacía tiempo.

Pero no acababa con ella porque eso crearía una distancia

infranqueable entre él y su amada. Por si Evelyn no lo odiaba ya lo

suficiente, la muerte de su hermana acabaría de asestarle el golpe

de gracia.

Estuvo a punto de ordenarle a Nora que se fuera, no quería a

alguien tan mezquino y desagradecido en su despacho. Pero

entonces vio su cara.

Por un momento, reconoció en su rostro un destello de Evelyn.

Por un momento, dolor y alegría recorrieron su cuerpo a la vez. La

muchacha desagradable, vengativa y repelente que tenía delante se

transformó en su ángel, y el corazón de Atticus dio un vuelco.

—Mi rey...

Nora le sonrió seductora.

La ilusión que la había convertido en Evelyn se desvaneció en el

mismo instante en que abrió la boca.

«No es Evelyn», se recordó Atticus.

—Bien, Nora. — Jonah le puso la mano en la parte baja de la

espalda—. Tu hermana se ha estado portando mal y ha hecho

enfadar bastante al rey. Creo que lo más apropiado sería que lo

compensaras por ello...

Atticus lo interrumpió:

—Jonah, no necesito ningún tipo de preliminares narrados.

—No, tiene razón — intervino Nora—. Yo pagaré por los errores

de mi hermana.

Y, sin previo aviso, se despojó de la capa que llevaba y dejó al

descubierto su cuerpo desnudo.

Le sonrió a Atticus. Nora siempre había estado orgullosa de su

cuerpo, de cintura estrecha y curvas en los lugares donde debían

estar. Siempre había creído que su cuerpo era mucho más seductor

y atractivo que el de Evelyn. La muchacha se irritó al pensar en su

Un Amor Oscuro Y Peligroso - Almas EternasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora