— Si quiero puedo matarte ¿lo sabes? — pregunto con una sonrisa la mujer de negro al hombre rubio.
— Lo sé.
— Me pregunto si tu noviecita sabe con quien te codeas, Julius.
Julius Gardener un empresario de Licor miraba a Pettra con fastidio mientras ambos tomaban té negro ne la terraza de su casa.
— No es mi novia y no lo sabe, tampoco se lo digas, me importa que no se entere.
Pettra rio mientras sacaba de su cazadora negra un sobre.
— Es divertido como las cosas no cambian, tú sigues siendo un chico malo y ella una niña de casa.
Julius lo acepto, era cierto, siempre había sido cierto. Poso su mirada en el sobre plateado y alzó una ceja en dirección a la francesa.
— ¿Iras como invitada?
— Sorprendentemente si. Pero sabes... — saboreo cada palabra en sus labios antes de emitirlas — esa familia tiene un centro parecido al tuyo pero con tintes más oscuros y putrefacción.
Julius tomó seriedad y las palabras de Pettra le hicieron prestarle atención.
— ¿A que te refieres? Los Kingston son una familia muy buena, nunca han tenido escándalos, siempre han tenido una imagen impecable y hasta donde se las familias interinas no sufren de problemas parentales como las de aquí en Reino Unido. — mencionó seguro
Pettra lo observó con diversión y emitió una carcajada real.
— Recuerda, Julius. Los peligros mortales no son aquellos que se encuentran a la vista de todos, porque si algo es más peligroso que el silencio, son los secretos y esos guardan los peligros que no se mantienen a la vista.
La conversación había puesto denso el ambiente y en su interior Julius deseaba que ellos no fueran así, aún tenía la ingenua esperanza de que existiera en el mundo algo puro.
— ¿Iras cómo invitada o cómo mi seguridad? — pregunto cortando el hilo de la conversación.
Pettra sonrió de lado y luego a propósito suspiro ruidosamente.
— Iré como tú seguridad, si te mueres es mi fin — exclamó y él asintió.
Alder Kingston, hijo menor de Reginald Kingston, tenía ante el a una jovencita hermosa, de cabello castaño y ojos verdes, piel ligeramente oliva y ojos almendrados que poseian una mirada penetrante.
— Tu madre... ¿Donde está?
La chica tenía la mirada desolada.
— Sé fue con mi profesor de matemáticas hace 4 meses, me envió eso — señaló la carta que Alder tenía — ella no regresara y me dijo, como puede ver, que yo lo buscara, al parecer usted no se cuido cuando se metió con mi madre cuando era prostituta.
Alder tomó bocanadas de aire y se pasó las manos por el cabello rojizo con alguna que otra cana.
— Si eres mi hija...entonces tendré que confirmarlo con una prueba.
Ella se encogió de hombros, no estaba interesada realmente
Tal vez su madre quería hacerle pasar un mal rato a ese hombre usándola a ella, pero nada perdía si resultaba ser cierto lo que en la carta le decia, al fin y al cabo podía seguir trabajando de niñera para pagar el alquiler y haciendo trabajos de investigación para sus compañeros para pagar la escuela.Porque los Kingston siempre metían la pata y siempre tenían secretos.
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ENFERMO +21
Mystery / ThrillerCuando lo prohibido entra, el pecado abunda. Eso lo sabías. Era prohibido y no me detuve, era enfermizo y lo ignore. Ahora ya no hay marcha atrás...y me lamento por eso, me lamento tanto. ...... Todos los derechos reservados© se prohíbe alguna cop...