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En la imagen 👆🏻 Trina Kingston, mamá de Dago y Mikayla.

Una disculpa de antemano por los errores que tenga el capítulo.

Ahora si ha leer.

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No se como acercarme a Hage, lo he intentado, pero cada vez que lo intento los nervios me ganan y lo dejo para un después que no llega.

Creo que debo de intentar una manera diferente... Solo tengo que olvidar todo lo que ha pasado.

Dejando lo de Hage de lado, aún me inquieta lo de mi mamá. Creo que alguien acosaba a mi madre y Randall Kingston lo sabía...y al parecer los abuelos.

La incógnita no me deja en paz, necesito saber que es lo que atemorizaba tanto a mi mamá como para irse si es que esa fue la razón por la que se fue. Tantas cosas en las que pensar.

Camino por el terreno de la mansión, me adentro más y más en el pequeño bosque que se encuentra. Me imagino a mi mamá jugar y correr por estos terrenos.

Suspiro. Mi vida cambió en menos de un año y estando aquí siento que toda mi vida anterior solo fue un sueño, uno muy lejano, tan lejano que parece irreal, y eso me aterra, me aterra olvidar lo que soy y lo que fui. No quiero olvidar las cosas que pasé con mamá, no quiero olvidar las noches estrelladas con mis padres. Estoy aferrandome al dolor, porque es lo único real que me queda, y dejarlo ir es dejar ir la esencia de mi ser.

Aveces por las noches cierro los ojos e intento recordar las veces que fui amada y odiaba por las personas, recordar los trabajos injustos y cansados, los maltratos, los halagos y apoyos. Eso es lo que me hace sentir viva, es lo que necesito para nunca olvidar que me amaron y que ame.

Aveces por las tardes cuando la casa es silenciosa tomo la foto de mamá y la de papá y me acurruco en la cama apretandolas en mi pecho, intento llorar y gritar, pero hacerlo por completo solo hará que mejore y no quiero, no quiero mejorar y sanar el dolor, porque es lo que me queda.

Aveces en la comida, mientras todos hablan me insisto que no son desconocidos y que son sangre, que son familia, me insisto para contener la necesidad de huir. Me insisto que Hage es mi primo, sobrino de mi mamá, que somos familia, que la confusión en mi cabeza pasara, si no lo hago caeré en la locura.

Aveces y solo aveces, porque necesito destellos de realidad en esta vida tan nueva y asfixiante que tengo. Porque sin importar nada, necesito avanzar, por mi y por mis padres, esos padres que me amaron y que ame, y amo, con lo que me queda de fuerzas.

El sol me pega en la cara y el viento levanta mi falda colgándose por mis piernas, acaricia mi rostro y mueve mis cabellos, esta es la vida que tengo ahora.

A lo lejos noto a Hage, esta entrando en una pequeña cabaña, lo sigo. Debo de enfrentar las cosas y empezar ha entablar lazos con mi familia.

Entro detrás de él y las tablas que están abajo chillan cuando avanzó al interior. En las paredes hay cuadros y repisas con zapatos de porcelana, vidrio, y metales que reconozco como oro y bronce.

Hage se voltea al escuchar el ruido de las tablas cuando avanzó. Nunca podré acostumbrarme a su mirada, no es una que alguien normal posea.

- No sabía que estaba esto aquí - le digo poniendo la debida distancia.

Se que él me ve como mujer y no como prima, por eso debo tener cuidado.

Hage no me contesta de inmediato y solo me detalla.

- El abuelo guardaba todo aquí - pronuncia mientras se da la vuelta y avanza hasta el final de la cabaña.

- Si eso puedo ver.

ENFERMO +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora