Hage Diederich XX

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Jacquetta tenía una picason en la garganta y una presión en el pecho al ver a su hija miserable.

— Heltia guarda eso — le ordenó severa.

La rubia con pesar hizo caso, su madre había tomado muy en serio el no ser dócil con ella. El pañuelo amarillo volvió al pequeño cofre que Heltia guardo segundo después en su bolso.

— Partiré mañana a Roma y se que desea que me lleve a Dione conmigo. — dijo con desgana la rubia a su madre.

— Así es. Se lo que hizo tu hermana y no se quedara libre por ellos, sin embargo puedo entender su finalidad más no sus acciones. Heltia necesitas a tu hermana, sobre todo en estos días. — pronuncio Jacquetta con pesar.

«Karma»

Pensó Jacquetta, pues en definitiva lo que había descubierto por boca de de su esposo sólo demostró que todas las desgracias que les habían secedido a cada uno de la familia era por karma, por sus errores del pasado.

Su mente recordó la conversación con su esposo. Pues Randall había decidido decirle otro secreto y otra verdad, todo para evitar un divorcio que ninguno de los dos realmente quería.

— Ya dímelo. No viaje hasta aquí para cenar algo que pude cenar en mi trabajo — le había dicho Jacquetta con molestia.

— Prometeme que no dirás una sola palabra, ni a Trina.

Jacquetta había aceptado asintiendo, porque, al final un secreto más o uno menos no les quitaba la culpa de lo que habían hecho.

— Ese día Zabel había recibido unos diagnósticos de Fiona y Hage...

— Eso lo sabe toda la familia Randall, di algo útil.

— Ya sé, pero nadie supo que era lo que Hage tenía, se supo sobre la bipolaridad de Fiona pero ¿Acaso se supo lo de Hage?

El silencio en el restaurant era denso. Desde un principio había sido exasperante el ambiente del restaurant por la falta de clientes ese día, o tal vez por lo apartada que estaba la mesa de las otras, pero con lo que había salido de los labios de Randall Kingston el silencio amenazaba con ahogar a todos.

— Al principio Zabel estaba en negación, dijo que había sido un error de los médicos, después había intentado encontrar una explicación y cuando por fin lo aceptó dijo que había sido el karma, que por su culpa, que por no creerle a Rhosslyn le había pasado eso. Se culpo por lo de Fiona alegando que era consecuencia de sus errores — Randall tomó aire y Jacquetta eñevo su cubierto para bajarlo y cortar la carne en su plato, no porque tuviera hambre, si no, para apaciguar sus nervios — Pero cuando supo de Hage ella... Ella enloqueció, lloro y grito diciendo que por nuestra culpa pasaríamos por cosas malas.

— Randall...

Le hombre apretó la servilleta y miró a su esposa a los ojos por primera vez en toda la noche y tal mirada puso helada a Jacquetta.

— Porque ese día...ese día Zabel recibió el diagnostico de hijo que decía dos cosas: Psicopatía y el otro no me lo quiso dar a saber.

Jacquetta había dejado caer sus cubiertos y su boca se había secado de repente. Todo parecía irreal y terrorífico en ese momento.

— ¿Qué hizo después? — preguntó Jacquetta con dificultad porque sentía que se le cerraba la garganta.

— Zabel había dicho que lo internaria, pero la depresión le ganó — Randall apretaba con más fuerza la servilleta —...y lo que pasó después ya lo sabemos, se suicidó.

Si, ese día había tenido un muy fuerte insomnio, no había pegado el ojo en toda la noche, pero estaba cansada para pensar de más que dejó ir todo por un momento. Sabía que su sobrino se trataba, pero aún así la hacía sentir inquieta, sin embargo ahora no debía pensar en eso, no cuando su hija estaba en uno de sus momentos más difíciles.

— Quiero pasar ese día sola mamá.

Jacquetta negó.

— Dione estará contigo. Yo quisiera etsra contigo, pero mi trabajo me lo impide, así que Dione estará contigo Heltia. No me hagas repetir las cosas.

Pues en definitiva Jacquetta no quería volver el terror y miedo de hace tres años.

ENFERMO +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora