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Regrese, no morí, estoy viva gracias a Dios.

Espero les agrade esta cap que nos dará un vistazo al pasado de mi bella Ro.

Como siempre recomiendo leer con la música del multimedia. Ahora si comencemos.
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La presión en mi muñeca aumenta y siento como si fuera a quebrarmela. Tiene los ojos ardiendo en ira. Jadeo de dolor cuando siento que puede quebrarmela, intento sacarme y él no reacciona.

— Sueltame... Hage... ¡Hage! — grito su nombre y al parecer lo hago entrar en sí de nuevo porque me suelta.

Me acarició la muñeca que esta roja, tiene sus dedos sellados en ella. No me doy cuenta que estoy llorando hasta que siento algo húmedo y mojado deslizándose de mi barbilla a mi blusa.

— Rossetta... — su expresión es de preocupación e intenta acercarse.

— No... No me toques — mi cuerpo reacciona y pataleo arrastrandome lejos.

Me lastimó, él me lastimó. Se que no debí violar la privacidad de su madre, pero no justifica que me haya lastimado de manera física.

— Perdón, perdoname. Porfavor perdoname — pide bajando la cabeza y se agacha para intentar agarrar mi pierna.

Pateó su mano y él retrocede ante tal muestra de desprecio.

— No... No me odies — se hace un ovillo y tiembla haciendo más turbia esta situación.

Me levanto y me dispongo a irme. Camino mientras soporto el dolor de mi muñeca. Paso por lado de Hage que un está hecho un ovillo con su cabeza escondida entre sus rodillas. Subo el primer escalón y caigo de rodillas con el peso de un cuerpo sobre mi, unos brazos me rodean y una cabeza se apoya en mi hombro izquierdo.

— Sueltame — le digo, pero siento como niega con la cabeza.

— No, no puedo dejarte ir, no ahora. Perdoname, perdoname — dice con desesperación mientras siento sus lágrimas empapar mi top.

Por alguna razón empiezo a derramar lágrimas igual. No sé qué hacer, no sé cómo actuar, no sé si quiero estar con esto más tiempo, solo quiero irme a la cama y ponerme hielo en la muñeca.

— Dejame ir...

— ¡No! No puedo, no quiero. Te necesito, te necesito. Si te vas no podré...

— Hage... — intento decirle que quiero irme a dormir.

— Si te vas me quedaré solo... Perdoname, perdón, perdón. Rossetta no me dejes, me dejes jamas — la desesperación con la que lo dice me hace estremecer — Eres mía, yo soy tuyo, sin ti no seré de nadie.

— Solo quiero ir... Hage Sueltame — me libero de sus brazos y con esfuerzo me lo quito de encima.

Me dispongo a subir los escalones para ir a dormir. Quiero olvidar todo lo que ha pasado, incluyendo esas fotos en el baúl de Zabel. Hage me toma del hombro y me voltea para agarrarme de la cintura y estampar su labios. Por primera vez ya no caigo en su encanto o en lo que mi cuerpo aclama. Me separó y él vuelve a tomarme a pesar de que no respondo a sus besos.

Se separa de mi y busca mis ojos, sin embargo apartó la mirada, no quiero fundir nuestros azules. Su brazo me pega más a él y toma mi mandíbula con la mano del otro brazo. Me besa y es diferente, quiere profundizar y estoy tan cansada de pelear que accedo, nos besamos, le respondo de manera perezosa a diferencia de él que sus labios gritan desesperación, miedo a que le sea arrebatada de sus brazos.

Nos separamos y coincidimos esta vez con las miradas.

— Hablaremos mañana, quiero irme ya — me suelto brusca y acelero el paso para subir las escaleras al notar que quiere tomarme de nuevo

ENFERMO +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora