Hage Diederich XI

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Antes que nada, no me acabo de despertar, solo que estaba cansada por el bodorrio de anoche.

Por si no entendieron la dinámica, les explico que el personaje que reciba más comentarios en su apartado es el que narrar a él próximo capítulo y no se vale repetir, ya vi que si repiten 🤷🏻‍♀️.

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Randall Kingston estaba en una iglesia, sentía que debía hacerlo.

- Ave María Purísima.

- Sin pecado concebido - contestó Randall de rodillas.

- ¿Qué es lo te atormenta hijo?

Randall podía ser un buen padre y esposo, pero también podía ser un ser malvado con tal de proteger a su familia, sus pecados lo manchaban demasiado.

Cuando hablo con su esposa y le oculto lo que había hablado con Zabel de nuevo, esta no dudo en pelear.

- ¡¿Como carajos que no me lo vas a decir?! - había gritado Jacquetta al borde de la desesperación - ¡¿Acaso no vez la gravedad del asunto?!

- Entiende, no puedo decirlo, hacerlo no es prudente...

Su esposa había comenzado a reírse incrédula y con lágrimas en los ojos por la impotencia.

- Te recuerdo que es por esto que paso lo de Rhosslyn, por tu maldita cobardía, por no querer hablar. Acaso... ¿Acaso tu sabes que se siente ver a esa niña y saber lo que pasó? ¿acaso lo sabes? ¡No! Por que te la pasas huyendo de ella para no aceptar tus pecados.

Randall había intentado tomarla para abrazarla y calmarla, pero Jacquetta le había puesto un alto.

- He querido abrir la boca para decirlo todo y tu nunca has querido ¿como puedes vivir así? - Jacquetta se sentó y el la acarició por la espalda.

- Entiende...

- No, si no me lo dices yo...yo...-Jacquetta tomo aire y se armo de valor para decir lo que no quería - Quiero el divorcio.

Esas palabras bastaron para que su mundo por completo se tambaleara, amaba a su esposa como desde el instante en que la conoció, perderla era perder una gran parte de él.

Ahora se encontraba ante un sacerdote confesanso su pecados, como si eso fuera suficiente para aliviar las culpas y los dolores causados.

- ¿Qué debo hacer? Si digo todo la lastimare.

- Hijo mío, no hay nada oculto que no salga a la luz.

Y con esas palabras salió de la iglesia para viajar a donde su esposa se encontraba para decirle todo.

Hage estaba en su habitación, su enfermeros lo monitoreaban con supervision del mayordomo.

- Esta bien, puedes irte, con ellos estaré bien.

El mayordomo salió y la chica enfermera que había estado con u aire cálido suspiró aliviada, el chico enfermero que había estado serio coloco una expresión de auténtico fastidio.

- Por fin se fue, pensé que se quedaría todo el díaaaa - la chica sonrió con malicia y locura - explícanos para que nos llamaste.

Hage alzó la vista hacia la pareja de hermanos mellizos.

- Necesito que hagan algo por mi.

- Supongo que no puedes ya que tu hermana te lastimó - dijo la chica con burla - bu bu pobrecito.

Hage le regalo una mirada vacía.

- Callate Cinnia, ¿que necesitas? - preguntó el chico.

- Quiero que se encarguen de esta persona - Hage mencionó el nombre.

- Ooh vaya, no pensé que fueras celoso - la chica daba vueltas como una niña por la habitación - La Diosa que tienes por prima te tiene por completo loco.

Cinnia era como una copia retorcida de Dione, o al menos eso le parecía a Hage, una completa loca y peligrosa como su mellizo.

- Solo nos dijiste que vengamos para eso...que flojera - dijo el chico.

- Oh vamos Cadman, nuestro amigo necesita ayuda - Cinnia se acercó a su hermano por la espalda y posó su labios en su oído - ¿Cuando nos ha molestado hacer sangrar a alguien?

Cadman sonrió de lado y sus pupilas se dilataron al imaginar el holor de la sangre derramada. Hage estaba harto de escuchar sus estupideces, pero los necesitaba pues eran los únicos que en los que podía confiar. Ambos hermanos eran unos sádicos que conoció cuando estudiaban juntos, sabían mucho del otro.

- Solo dinos cuando lo haremos - dijo el chico.

- Estarán poco tiempo ya que esto no tardará en sanar, cuando lo haga les diré antes de que se vayan.

Ambos asintieron.

- ¿A Fiona también? - preguntó con una sonrisa la chica.

- No.

Los hermanos se miraron entre ellos.

- No puedes amar, así que no entiendo.

- Me hizo un favor al quedar como la mala.

- Que mala suerte - Cinnia hizo un puchero - Siempre me gusto asustarla.

- ¿A tus primos los podemos tocar? - pregunto en chico.

- No, y no te acerques a Dione.

El chico mordió su mejilla interior al escuchar eso, pues si algo compartía con Hage recientemente era su gusto por las pelirroja y él llevaba mucho tiempo obsecionado de ella desde que la vio por primera vez en casa de Hage, se imaginaba domandola, embistiendola, ambos empapados en sangre y desnudos, un completo horror.

- Solo espero que esta persona no sea importante, no quiero llamar la atención - dijo la chica entretenida jugando con una pequeña navaja.

- ¿Acaso le temes a las consecuencias?

Los mellizos se pusieron serios y asintieron.

- Solo dime que tu familia no tiene nada que ver con los Vaughan, Wembley, Gardener y sobretodo los Lapointe.

- ¿Por qué? - preguntó él sin real interés por el repentino temor que emanaban los mellizos.

- Por qué no queremos toparnos con la francesa - contestó sería Cinnia.

- ¿Le temen más a ella que a mi?

- Tu estas Enfermo, ella no.

Como no temer ante alguien que asesina a incluso niños, Hage era un peligro y la famosa francesa lo era más.

- ¿Qué hicieron con los enfermeros que contrató mi abuela? - preguntó él cerciorandose de no dejar cabos sueltos.

- Los matamos - la chica sacó lo que parecía un ojo.

Hage se asqueo, pero al menos podría deshacerse de una vez de esa molestia que le venía estorbando con Rossetta.

Adiós al hombre con el que Rossetta había compartido pláticas.

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¿Qué les parecieron estos hermanos? La verdad estáran n poco en la historia.

Estamos por la tercera parte ya.

Recuerden que la dinámica termina el miércoles.

ENFERMO +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora