Hage Diederich II

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Fiona estaba sentada en un rincón oscuro de su habitación.

Ella había amado a su hermano desde que tenía memoria, lo seguía a todas partes y le gustaba abrazarlo. Cuando pasó eso ella perdió todo recuerdo de lo que era la felicidad.

El rastro seco de las lágrimas en sus mejillas provocababa que partes de su cabello se pegaran a su rostro. Estaba fachosa y quería morir.

Quería irse y no regresar jamás a esta casa, a esta vida.

- Fiona... Abre por favor - Heltia hablaba detrás de la puerta, sostenía un canasto lleno de galletas y una charola con la cena y bebida de esa noche - Sé que estuve mal... - la voz de Heltia se quebró y lucho por no derramar una lagrima - Te amo Fiona, yo te amo mucho... Quiero verte sonreír... Perdóname.

Fiona se cubrió la boca para no sollozar y Heltia se sorbio la nariz.

- Mira, te hice galletas, tus favoritas, de chocolate con avellanas y coco - pronunció Heltia, pero no hubo respuesta.

- Te lo dejaré aquí, también te dejaré la cena - pronunció derrotada.

Fiona lloró en silencio al escuchar a su prima afectada. Con la mano en la manija espero a que los pasos de Heltia se alejaran. Abrió la puerta y cayó de rodillas al ver lo que le habían dejado.

Con las manos temblorosas metió todo al interior de su habitación y tras cerrar la puerta estalló en sollozos silenciosos.

Los amaba, ella amaba a todos, amaba a sus primas, ella quería reír con ellos y jugar al ajedrez con Dago. Ella quería tantas cosas, pero el recuerdo de su gato destajado en su cama era suficiente para alejarse de ellos.

Se levantó la blusa y bajó un poco sus pantalones de algodón, las marcas de quemaduras y cortes permanecían como recordatorio.

Era mejor que creyesen que estaba loca, así él no los lastimarla. Porque así era, él destruía lo que le hacia feliz y lo que amaba.

Tomó una galleta y se la llevó ha la boca dándose el privilegió que pocas veces se daba, ella sonrió y se limpio las lágrimas.

No podía irse, mientras ese monstruo estuviera ella tendría que ser fuerte, por ella, por Heltia, por todos y sobretodo por Rossetta.

Hage estaba quieto mirando desde la oscuridad de la habitación como la ninfa de cabellos rojos se removia entre sueños, presa del placer.

Rossetta cometia ese error de nuevo, pero ¿quien podría seguro en su habitación si estaba en su propia casa? Se suponía que era el lugar más seguro.

Nunca se imagino que su cazador la devoraba con los ojos nublados de placer.

Él estaba seguro que ella soñaba con el encuentro que habían tenido. Sus ojos brillaron.

Tomó su enorme falo y lo agitó mientras detallaba el cuerpo de su prima, lo agito rápido y con ligeros apretones. Se imaginaba que no eran sus manos si no las de ella. Su respiración se agitó y con pasos cautelosos pero firmes se acercó a los pies de la cama donde Rossetta estaba.

Detallo sus labios y sus movimientos se hicieron más veloces. Tarde o temprano esos labios estarían haciendo lo que su mano hacía en ese instante. Ahogo un gruñido y se derramó en su mano. El líquido blanquecino permanecía en sus dedos y con posesividad tocó las piernas de la chica esparciendo el semen provocado por ella.

Rossetta se movió más y sin embargo no se despertó, estaba en el disfrute de su sueño.

Hage salió de la habitación para ir a la suya, no estaba satisfecho, pero solo era cuestión de tiempo.

Era enfermo y él estaba empezando a despertar.

............

Cada dos capítulos subiré un apartado así, con el punto de vista dirijido a Hage y a otro personaje.

Esta vez fueron él y Fiona, el próximo puede ser sobré él y alguien diferente.

En fin, gracias por leer, espero no les haya aburrido🤗

ENFERMO +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora