Hage Diederich III

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Hage se encontraba mirando a Will que cortaba algunos troncos con una motosierra.

Sería genial que esta tuviera vida propia y rebanara a Will hasta ver como la vida se le escapaba, o al menos eso pensaba Hage.

No había podido resistir la ira cuando vio cómo ese chico ponía su asquerosa mano en la chica que él consideraba suya.

Hage se dirigió al gimnasio y algo pequeño chocó contra él, bajo la vista y una pequeña con algunos dientes faltantes le sonrió a modo de disculpa.

Al parecer esa niña era importante para el jardinero. Él había logrado ponerle una mano a su ninfa y Hage lo haría con la pequeña.

Al mirar a la niña esta deshizo la expresión de alegría en su rostro, y el miedo la tomó. Su mamá le contaba sobre monstruos bajo la cama o en el armario, pero nunca le dijo que existían la clase de monstruos que vivían dentro de los humanos.

Hage empujó a la niña con demasiada fuerza que está cayó golpeándose la cabeza, el llanto empezó a entonarse en Teddy.

— Dirás que te caíste. Si dices que fui yo me veras enojado ¿Quieres que me enoje contigo? — le dijo Hage mientras la veía como si fuera una escoria

Teddy tenía miedo, los ojos del chico parecían huecos, carentes de humanidad.

— Dime que entendiste.

Teddy asintió rápidamente mientras temblaba aterrorizada. Quería a su mamá.

Hage siguió su camino hacia el gimnasio, necesitaba sacar su ira por medio del ejercicio.

Teddy estaba temblando y sollozando cuando Laura la encontró, esta le preguntó que le pasó y ella dijo que fue su culpa.

Will ya debía irse a casa, había avanzado en su trabajo así que mañana sería menos duro.

Laura le entregó a una Teddy con lágrimas secas y sonriente mientras comía un helado de limón.

— ¿Qué te pasó? — le preguntó Will a su hermanita mientras conducía a casa.

— Me caí, fue mi culpa — contestó ella mientras se atiborraba de helado para no contestar con la verdad.

Will observó el moretón feo que se dibujaba en le frente de su linda hermanita.

— Debes tener cuidado — le dijo mientras le acariciaba la cabeza, siempre con la vista en el camino — Le diré a mamá que te cocine para cenar tu comida favorita ¿Estás de acuerdo?

Teddy grito un enorme "Si" y eso hizo que Will sonriera. En el fondo se sentía culpable por no ponerle la suficiente atención, pero no había nada que hacer, su madre trabajaba doble turno de domingos a viernes y en su único día estaba tan cansada como para cuidar a Teddy así que no le quedaba de otra que llevarla con él a su trabajo, había sido una suerte que la señora Verónica le hubiese encantado tratar a Teddy.

Estaba agradecido por todo lo bueno.

Will era un alma buena, era una lastima que estuviera en la mira de un ser tan poco humano como Hage Diederich.



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