ENFERMO +21

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Dedicada a las Chicas del Grupo de Eva, gracias por apoyarme chicas, no saben cuanto las quiero.

Dedicado también a EvaMuozBenitez por ser mi ejemplo a seguir.

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Miro por la ventana del auto, las casas y tiendas pasan rápidamente por mis ojos. Los árboles del bosque me distraen de todo lo que siento en estos momentos.

- Si gusta puedo reproducir algo que sea de su agrado - la mujer me mira por el espejo y yo niego.

Oxford, Mississippi. Mi nuevo hogar.

Hasta hace unos días yo me encontraba viviendo en un pueblito tranquilo en Croacia, hace unos meses con mi madre enferma, y ahora que lo pienso, ella y yo siempre fuimos unidas y aún así nunca me dijo sobre esto.

Aquí en este auto me siento sola, no puedo comprender porque ella nunca me habló de mi familia, tengo tíos, tías, primos y primas, y una abuela, y todo eso lo descubrí hace unos meses. No sé si detenerme a llorar, nunca me he detenido en la vida.

Bajo el cristal del auto y dejó que el aire me pegue en el rostro, cierro los ojos disfrutando del olor a tierra mojada, de mi cabello moviéndose.

- Señorita, subiré el cristal ya estamos próximas a llegar - hago caso y meto la cabeza dentro otra vez.

Un camino de terraceria se muestra y la mujer maneja por él, alrededor de alzan árboles grandes y pequeños, secos y verdes. El auto frena y mi vista se encuentra con unos gigantes portones negros, la mujer dice algo por medio de un comunicador que se encuentra a un extremo de lo que parece una casilla. Me dedico a observar los objetos tallados en el portón, son trazos que simulan toda clase de zapatos.

Los portones de abren y el auto avanza, una gran casa de apariencia antigua se muestra. Esto es como un sueño, y no de esos que te mueres por cumplir, si no, de esos donde no te puedes creer lo que estás viviendo.

Al llegar a la entrada un hombre de apariencia mayor me abre las puertas mientras dos mujeres jóvenes se encargan de mis maletas.

- Su abuela la espera junto con todos sus familiares en el comedor - me dice el hombre mientras me encamina al comedor.

Nunca sentí tantos nervios como ahora. Paso las manos por mi cabello intentando peinarlo de manera disimulada, me aliso la falda del vestido y reviso que mis zapatillas no estén manchadas o lo bastante viejas para ser vergonzosas.

La luz de la habitación me cega, son las 3 de la tarde y el sol alumbra fuerte gracias a las enormes ventanas, mi vista se pasea hasta donde ellos yacen. Logró visualizar a la persona que al parecer es mi abuela, tiene lágrima en lo ojos y me sonríe como si no creyera que estoy aquí.

- Acércate mi niña - me dice con dulzura y obedezco.

Todos lucen como de la realeza, no puedo evitar mirar de manera imprudente a la chica de ojos diferentes, ella me atrapa y me avergüenzo.

-Hola Rossetta, soy Trina Kingston, tu tía política - la mujer de cabello rubio me da un sonoro beso en la mejilla.

- Hola... - las palabras no salen de mi boca, esto es demasiado incómodo.

- Es bueno tener a otra pelirroja en la familia, somos como hermanas ¿no crees, Ro? - su efusividad me impacta, ella toma mi mano y la sacude rápidamente - Me llamó Dione, pero me puedes decir Di ¿Okey?

Asiento y ella me abraza feliz.

- Ya basta Dione, la estas asustando - ella no necesita presentación, cualquiera la reconocería, Heltia Kingston - Me alegra tenerte con nosotros, prima - me dice de manera sincera y me abraza con cautela
- Soy Heltia, hermana mayor de Dione, siento que mis padres no puedan venir espero los puedas disculpar - se separa de mi y mira con disimulo su reloj.