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Volví, LEAN LA NOTA AL FINAL.

Gracias por su paciencia y les super recomiendo leer a partir de la segunda parte escuchando la canción del multimedia. Pará quienes no les aparece dejaré el nombre para que la busquen en el comentario de acá a lado 👉🏻

Ahora a leer.
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Miro el anillo en mi dedo y lo contempló con detalle suspirando en el proceso. No puedo creer que tengo un anillo en el dedo.

Antes con Thiago hablábamos de esto, de darnos un anillo de promesa que después sería remplazado por uno de compromiso...claro las cosas eventualmente cambiaron.

Me envuelvo en las sábanas de mi cama y doy vueltas con una sonrisa que no se me borra.

Me ama, y yo le dije que lo amo igual. No quiero dejar de repetir en mi memoria todo lo que hicimos a noche, no tuvimos sexo y tampoco hicimos el amor, pero lo sentí tan intenso y ardiente, no como cuando ardes en deseo, es cálido, caliente y se extiende por todo el cuerpo, un calor interno, mucho más interno que el corazón, de él alma.

Tocan mi puerta y me levanto a abrir. Reaccionó antes de tomar la manija. Se que el anillo es precioso y ahora es una de las cosas más preciadas que tengo, pero no lo puedo lucir libremente exponiendome a preguntas sobre él. Me lo quito y lo guardo en el bolsillo izquierdo delantero de mi jean.

Abro la puerta y el mayordomo junto a Laura están frente a mi puerta.

—Su abuela solicita su presencia en la terraza. — indica el mayordomo.

— Le mando esto —Laura abre una caja que tiene en las manos y un juego de joyería se muestra ante mis ojos, zafiros, un collar delicado y con zafiros alrededor colgando.

Tomo el collar y es tan delicado y la cadena tan sencilla que parece que los zafiros azules están flotando sin nada que los ate. Me lo coloco con ayuda del mayordomo.

— Su abuela también señaló que use botas.

Laura saca de un costado del pasillo un caja de zapatos y no hace falta abrirla para saber que son las botas. Agarro la caja.

— Eso es todo señorita, tenga un feliz cumpleaños — dicen los dos al mismo tiempo.

Se retiran y cierro la puerta.

Me pongo las botas y cambió mi blusa por otra que deje al descubierto mi cuello y parte de mi pecho para lucir el collar.

Cierro con llave mi habitación y bajó las escaleras, son demasiadas, no dejaré de preguntarme porque con tanto dinero no han puesto un elevador y no es que no tenga condición, nadaba antes, pero cualquiera podría caerse y morir, sobre todo del segundo al primer piso las escaleras son más largas. Al final de las escaleras, ya por irme a la terraza todo se oscurece.

Doy un pequeño respingo asustada al sentir una manos en la parte trasera d emi cabeza por encima de mi nuca y otras dos sosteniéndome los hombros.

— Tranquila, no te asustes — la vos de Mika suena en mis oídos.

— ¿Qué sucede? — pregunto llenado e las manos a lo que cubre mi vista.

— Te queremos dar una sorpresa — Heltia termina de amarrarme le nudo de la tela que cubre mis ojos.

— Esta en la terraza en la que estan los demás.

Dejó que me guíen hasta la parte trasera de la casa. La verdad no es que me sienta ansiosa por descubrir que me darán. Es cierto, a pesar de tener muchas cosas ahora, no me les tengo puesto un valor el especial, se que cuestan, se que son valiosas económicamente, pero no me hacen sentir que les tenga que dar importancia. Me gustan si, pero no me quita el sueño tenerlas o no. Nunca fue importante antes el dinero en este contexto, tampoco lo es ahora. Se lo que es no tener ni un solo centavo para comer, lo que es incluso esperar a que llueva para beber agua, sin embargo tener todo esto ahora no me llena, no me hace sentido.

ENFERMO +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora