ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 15

105 12 9
                                    

Sentadas en la barra, Argos pidió una margarita con cerveza, era una mala idea combinar distintos tipos de alcohol, pero por una vez que perdiera el juicio al lado de su esposa, estaba bien, estaba segura que Laurus la cuidaría como nadie, talvez no porque le naciera, pero sí porque habían acordado cuidarse las espaldas.
No había problemas, no importaba quién las viera, estaban juntas.
Laurus observaba el lugar mientras les servían sus bebidas, había pedido otro escocés, para mantener un equilibrio con el alcohol y sólo lo haría para acompañar un rato a Argos, ya que ella sí estaba bebiendo mucho, al parecer se la estaba pasando bien, bailaba en su silla y la sonrisa la delataba, el volumen de la música estaba un poco más arriba de lo moderado, a Laurus le molestaba, pero podría soportarlo un rato.

Argos bebía y bebía, miraba a Laurus en su silla bebiendo lentamente su escocés y a Argos la sonrisa estúpida le salía sin siquiera desearlo cada vez que veía a la amargada que tenía por esposa.

-¡Te ves hermosa, carajo!

Esa afirmación tomó por sorpresa a Laurus, pero no le dió importancia, sabía que Argos ya estaba ebria y en ese estado todos decían cosas.

-Vamos a bailar

Le dijo al oído, después de darle el último sorbo a su bebida. Tomó la mano de Argos y la arrastró hasta donde todos bailaban. Al verla bailar recordó las ocasiones en que pudo verla, estando sobria, recordó lo bien que lo hacía, sólo se dejaba llevar por la música y los movimientos fluían, al lado de Argos ella se sentía una estatua.

-¿Te la estás pasando bien?

Preguntó a su oído para que pudiera escucharla bien, sólo recibió un sonido afirmativo. Sentía una leve molestia en la cabeza, pero podía un rato con ella.

-Avísame cuando quieras irte a casa

Tomó la cintura de Argos y trató de seguirle el ritmo. Argos se giró dándole la espalda a su esposa, pegando su cadera a ella mientras retiraba sensualmente su suéter, mostrándole parte de su piel expuesta. Tomó las manos de Laurus y las llevó a su vientre por encima de la ropa, para que pudiera tocar mientras ella hacía movimientos con su cadera de arriba a abajo.
Sentir el aliento de Laurus con un toque de alcohol en su cuello hizo que la piel se le erizara.
Laurus mentiría si dijera que eso no le había provocado calor, podría ser el alcohol o definitivamente el atrevimiento de Argos, el cual no había impedido. Sentir el cuerpo de su esposa de esa forma se sentía bien, el calor se sentía bien, tocar se sentía bien.

-Jeje ... Hip

Argos tenía hipo y Laurus no puedo evitar reírse aún con la atmósfera calurosa.
La chica giró para ver el rostro de Laurus, se pegó a ella hundiendo su nariz en su cuello mientras seguía moviéndose un poco descoordinada, tomó las manos de Laurus y las colocó cerca de sus glúteos. Laurus sentía que un poco más y Argos la tendría a sus pies. Había empezado a respirar por la boca debido a la provocación y el creciente calor.

-Deberías tomar más... Podemos llamar al chófer

Argos sonrió maliciosa mientras le susurraba al oído y le mordía el lóbulo con suavidad, esperando un rechazo, el cual no llegó, Laurus estaba en shock, tragó saliva al escucharla hablar de esa forma y al sentir la boca de Argos en ella, se separaron y Argos se dirigió a la barra a pedir una jarra de cerveza. Como hipnotizada, si no era que idiotizada, fue tras ella, se paró atrás y la abrazó por la espalda pegándose a su cuerpo.

-Creo que Henry puede pasar por nosotros más tarde, podemos divertirnos ésta noche

Sólo por ésta vez.- volvió a repetirse.

Pidió otro escocés, con el tercero podía sentirse ya mareada, no había estado bien durante el día y seguramente el licor le haría efecto rápido.
Mientras Argos bebía de su cerveza, Laurus permaneció sobre el hombro de la chica, sintiendo su aroma.
Dos escoceses más y ya estaba bailando cuerpo a cuerpo con Argos, con toques sutiles y risas tontas, todo era paz y complicidad.
Bailaban como si fueran las únicas en ese lugar. Argos pegaba cada vez más sus glúteos a la pelvis de su esposa mientras pasaba sus manos por el cuello de ésta.
El calor estaba apoderándose de Argos y no precisamente del que provocaba el alcohol. Hacía mucho que no era tocada por alguien, así que se estaba divirtiendo mucho.
Estaba mareada y su risa era boba de ver a su esposa ahí... Tan hermosa, tan perfecta y... Borracha.

—Deberi...hip...mos llamaz a hendyyyy

Alargó y gesticuló mal las palabras por culpa del hipo y ni qué decir de lo ebria que estaba. Invadió el espacio personal de Laurus otra vez hundiendo su nariz en el cuello desnudo mientras metía sus manos en los bolsillos traseros del pantalón de su esposa, se atrevió a lamer el cuello con tranquilidad, como si siempre lo hubiera hecho, podía sentir el aroma del perfume de Laurus mientras ésta sacaba su teléfono para llamar a Henry.

Veinte minutos más tarde estaban en el automóvil, sentadas en el asiento de atrás, un cristal negro separaba la parte delantera con la trasera del carro, Henry no podría ver nada ni escuchar nada, para el hombre era un alivio, si ellas discutían él no se enteraría, aunque era un problema si decidían matarse.

Argos llevaba en su mano izquierda una botella de vino, Laurus la había comprado especialmente para ella antes de salir del bar, le daba sorbos de vez en cuando, el resto del tiempo se le iba en detallar a su esposa. Ya no importaba lo que pasara, quería sentirse de nuevo el los brazos de ella, se sentó en sus piernas a horcajadas, le alzó el mentón mirando sus ojos para buscar aunque fuera un atisbo de negación. Laurus no se apartó, ni la apartó, fue entonces cuando Argos tomó la valentía para besarla, Laurus cerró los ojos permitiéndose sentir los labios de su esposa, no era la primera vez, pero sí era la primera vez que sentía deseo de que Argos la besara, era la primera vez que Argos deseaba besarla.
La boca de Argos le sabía a vino y su peso sobre sus piernas se sentía correcto, como si siempre hubiera sido así, como si el cuerpo de Laurus lo aceptara porque ya estaba acostumbrado a él.
Se dejó llevar disfrutando la sensación, no tardó mucho en deshacerse de su suéter largo. De los labios pasó a besar el cuello, el cual besó con entusiasmo mientras apretaba los glúteos y muslos de Argos por debajo de la falda, estaba por hacer algo más cuando el automóvil se detuvo y la puerta del carro se abrió.

—Perdón

Dijo Henry cerrado la puerta nuevamente, él nunca se imaginó que podría presenciar una escena así, sobre todo al ser conocedor del terrible matrimonio que tenían. Henry sabía de más que ambas mujeres se comportaban como un tempano de hielo con la otra, que al público brindaban una imagen que en la intimidad era completamente contraria. Había visto miles de veces cómo ninguna reparaba en la otra en ningún sentido, así que verlas acaloradas era algo que aún no lograba procesar. 

Laurus se separó un poco de su esposa, mirando a sus ojos dijo:

—Vamos a la habitación

Besó brevemente sus labios. Al bajar, Henry volvió a disculparse en un susurro.
Argos y Laurus caminaron tambaleándose entre risas. Rachelle las miraba desde el pie de las escaleras, Laurus se detuvo para decirle que no cenarían, ya era un poco tarde.
Argos se reía de vaya a saber qué y le daba besos al cuello de su esposa.
Rachelle alzó una ceja y Laurus le sonrió tontamente comenzando a subir a la habitación.
Al entrar no dudó en pegar contra la puerta a Argos, los besos volvieron al igual que el calor y cada vez se hacían más intensos, la cargó de los muslos y la llevó hasta la cama matrimonial, la acostó quedando sobre ella. Le acariciaba las piernas por debajo de la falda y masajeaba uno de sus senos por encima de la ropa, podía escucharla gemir, estaban tan enfocadas en esa situación que nada más importaba.

Se acomodaron mejor en las almohadas, con el torso desnudo, entre caricias y besos torpes terminaron por quedarse dormidas.

Co-escritora: totoroz001

Tears In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora