ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 76

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El lugar estaba en silencio.
El hombre frente a ella estaba mirando a un cuadro, frotándose la barba rápidamente con frustración.

—Tenías la oportunidad y la arruinaste

—¿Yo? No contaba con que von Haussen fuera más inteligente que tú. Además desmintió todo

—Si Argos lo dijo es verdad

—¡Claro! Lo que una mujer dolida diga es la verdad absoluta

—Aliarse contigo fue una perdida de tiempo. Me queda claro que si quiero hacer algo yo tengo que hacerlo solo

—Haz lo que quieras Ibrahim, pero no me metas más en nada

—Querías alejar a von Haussen de Argos, yo sólo te facilité cosas

—Sí, era lo que quería, pero me queda claro que tus métodos no son factibles

Daniel Ibrahim frunció el entrecejo. No estaba satisfecho, quería venganza y obviamente tenía que conseguir eso solo, sin ayuda de niñas tontas que no sabían hacer nada bien.

Dejó unos billetes en la mesa y salió del lugar, minutos después salió Charlotte. Sentía un peso menos, se había quitado de encima a Ibrahim y sus constantes interrupciones. Para ella todo había terminado ahí. 

*

—¿Éste es tu apartamento?

Preguntó la asiática mirando a su alrededor, Laurus tenía las manos en el bolsillo, como apenada.

—No, es de mi prima Alexandra, sólo que no está viviendo aquí. Pero no hay problema con que te quedes aquí

—¿Vas a quedarte conmigo?

Ame preguntó girándose a verla, haciendo que con el movimiento su cabello también se moviera.

—Sí

—¿Vas a dormir conmigo?

Laurus lo dudó un momento ¿Lo quería? Sí. Pero no quería cruzar un límite del que se arrepintiera después. Ya lo había hecho, sabía que podía controlarse, sabía que con Satō Ame no sería de esa manera.

—Sí

Satō sonrió levemente, toda la semana había echado de menos dormir en los brazos de Laurus y algo le decía que la banquera también había experimentado lo mismo.
Después de acomodar las cosas de la arquitecta las dos se acomodaron en la cama.

—Me siento cansada

—Es un viaje un poco largo de Escocia hasta aquí

—Sí. Pero lo haría todos los días por verte un momento

Satō dijo haciendo que de los labios de Laurus se escapara una sonrisa.
La asiática se reacomodó en la cama, dándole la espalda a Laurus.

—Abrázame

Le pidió, Laurus no lo pensó tanto, inmediatamente la abrazó. Había silencio, pero era muy cómodo, estar así era muy reconfortante para las dos, tanto que rápidamente se quedaron dormidas en esa posición. La paz y calma que la otra brindaba no se le igualaba a nada.

El teléfono de la banquera comenzó a vibrar, provocando que ambas se sobresaltaran. Laurus miró el nombre en la pantalla y miró la hora, eran las ocho de la mañana.

—¿Aló?

Respondió Laurus de mal humor. Le molestaba que la interrumpieran en ese preciso momento.

—¿Estás ocupada? ¿Dónde estás?

—Estoy con Ame

—No sé cómo, pero Daniel Ibrahim está en las noticias hablando de cosas que nadie debería saber

Laurus abrió más los ojos, el corazón comenzó a palpitar con prisa, sabía que eso no era bueno. Rápidamente se bajó de la cama para encender el televisor que estaba en la habitación.
Mientras tanto Alexandra le decía en qué canal podía ver a ese sujeto.

Daniel Ibrahim Ali, el hombre que se había entrometido en su matrimonio, estaba ahí, hablando mal de la mujer a la que le había prometido todo, de la mujer que había ignorado los sentimientos de ella, por tener una aventura con él.
Estaba revelando tantas cosas que debieron quedar en la intimidad.
Contando desde el momento que la había conocido, hasta el momento en el que ella le había revelado que estaba embarazada, incluso de cómo le había pedido ayuda para deshacerse del fruto de ese desliz. Incluso con el audio de su última conversación, un recuerdo de la noche en la que habían terminado su relación, su matrimonio y todos los sueños que nacieron en Laurus poco a poco.

No había podido controlar sus emociones, las lágrimas salían de sus ojos y la frustración era palpable.
La vida de ambas había quedado expuesta, todo Londres, toda Inglaterra, sabría ahora cómo ese matrimonio había fracasado, el nombre de Argos había quedado expuesto y no tenía la menor idea de cómo la podría ayudar.

—¿Estás bien?

Satō Ame preguntó tomando su mano, preocupada por el gesto en el rostro de Laurus.

—No

—¿Quieres hablar?

—No tengo nada que decir, todo lo que podría haberte contado ya lo has escuchado. Ali es la persona que arruinó mi matrimonio. Él conducía el coche en el que se accidentó Argos, fue ahí que perdió su embarazo y ...

Laurus no pudo más, recordar cómo pasaron todas esas cosas le hacían mal. Podía recordar la sensación de cuando vió los vídeos de Argos con ese hombre, de cuando le dijo lo del embarazo a él y no a ella, la reacción que tuvo al escuchar todo eso. Estaba segura que había sido el peor momento de su vida, esa situación había superado por mucho a cuando se casó contra su voluntad.

Ame la abrazó con suavidad, meciéndola entre sus brazos.

—Todo está bien, durante mucho tiempo hiciste lo que estaba en tus manos, pero no podías protegerla por siempre

—Temía que llegara éste día

Con dificultad respondió.

—No podías predecirlo

—No, pero me hubiera gustado que él se quedara callado

—¿Harás algo al respecto?

—Sí

Lo haría, lo buscaría, lo encontraría y Ali se arrepentiría. Podría jurarlo.

Tears In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora