ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 41

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—¿Puede darme un momento?

Laurus detuvo su andar girándose un poco para ver a una asiática de cabello castaño acercarse tan rápido como podía.

—Señorita... ¿Satō Ame?

—Sí

—¿En qué puedo ayudarle?

—Bueno, quiero hablar algunos detalles de su propuesta

Laurus exhaló, estaba yendo a su habitación para tomar un baño e intentar dormir, su viaje no estaba siendo favorable, pero aún tenía una oportunidad de obtener el trato.

—Sin problema. ¿Le molesta que sea en una hora?

—Eh, no, no hay problema

La japonesa hizo una reverencia.

—Nos vemos en una hora, señorita von Haussen

Laurus retomó su camino sosteniéndose el puente de la nariz, tenía poco tiempo para descansar, talvez para escribirle a Argos y saber cómo iba su día.
Entró a la habitación del hotel en el que se estaba llevando su reunión, encendió el televisor al tiempo que se quitaba los zapatos y se desvestía.
De pronto escuchó que estaban mencionando a Charles Henderson, se sentó en la cama y puso más atención.
Al parecer el hombre le estaba cediendo su lugar de mando a su única nieta y heredera. Annie Henderson estaba ahora a cargo de los hoteles.

—¡Wow!

Laurus exclamó suavemente para que nadie la escuchara, como si hubieran más personas con ella.
Tuvo la intención de llamarle o escribirle para felicitarla, pero recordó que no podía hacerlo, Annie no le respondería.
Su teléfono vibró, al revisarlo notó que era un mensaje de Björn.

Debí casarte con
Annie Henderson

Era todo lo que decía.
Sí, debió casarla con ella, porque acababa de recibir un imperio en buen estado, sabía que Björn acababa de enterarse y de arrepentiste de su decisión de casarla con Argos, o mejor dicho, que con quien la había casado iba a heredar un imperio en decadencia.
Apagó el televisor y se metió a bañar.

Annie era tan joven, pero toda la carga recaía sobre ella ya que su padre había elegido no ser parte de la cadena y había preferido ser piloto de avión, tratando de abrirse camino lejos del imperio de Charles Henderson.

Y si la hubieran casado con Annie... ¿Su matrimonio hubiera sido diferente? ¿O Annie también la habría odiado?

Voy a hacerte la vida imposible. Tú no mereces nada, ni siquiera vivir

Las palabras de Argos habían vuelto a su mente, para torturarla, no podía olvidar nada de lo que le había dicho.
Sabía que las cosas habían cambiado considerablemente, que todo era mejor, pero los recuerdos de dos años no se borraban de la noche a la mañana y ojalá las cosas no hubieran sido como fueron...
Argos se le había hecho atractiva desde la primera vez que la había visto en el club, podría decir que incluso le gustaba, pero los problemas con sus amigos y los de ella probablemente habían impedido que siquiera cruzaran palabra alguna.
Respiró profundamente varias veces, para calmarse y alejar esos pensamientos, debía darse prisa, ya ni siquiera podría tomar una siesta, ni escribirle a Argos.

*

—No es necesario que la constructora esté en Londres, lo único importante es que sea puntual en todo. Ustedes lo son y todo estará bien, de lo contrario, bueno, el documento que le entregué le dice qué es lo que podría pasar

—Aquí está éste documento...

Satō Ame sacó una hoja de papel de su portafolio y se lo entregó a la rubia.

Tears In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora