ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 43

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Muy temprano Laurus ya se encontraba tomando su desayuno, Rachelle se estaba haciendo algunas cosas, pero mantenía la conversación.

—Si no fuera porque la casa es grande, juraría que hasta los vecinos escucharon la discusión de ayer

—Exageras. Le hablé fuerte, pero no le grité

—¿Llegaste a una decisión con ella?

—Yo...

En ese momento pudo escuchar cómo Argos bajaba corriendo las escaleras.

—Buenos días, Rachelle... Estás aquí

Dijo más suave notando la presencia de la rubia. Se sentó frente a ella, Rachelle rápidamente le puso la comida, pero Argos hizo una mueca.

—Sólo jugo, por favor

—Llegas justo a tiempo

Argos sonrió, talvez quería que la acompañara al trabajo o quería hablar sobre la conversación del día anterior.

—Laurus, si es por lo de ayer, descuida, yo...

—No es sobre eso

Se quitó los lentes de lectura y apartó la laptop, para tener mejor vista de su esposa.

—Pasé mucho tiempo pensando que había sido culpa de Björn, que era él quien estaba tomando decisiones sin mi consentimiento, pero revisando las transacciones de la tarjeta que te dí me doy cuenta que fuiste tú quien le envió esas flores a Henderson. Sabes lo mucho que me molesta que hagan ese tipo de cosas sin preguntarme ¿Cuál era el fin?

Argos hizo un puchero, no era ni por cerca lo que creía que iba a escuchar.

—Son ese tipo de amistades que necesitas cerca

—¡Sólo escúchate, estás hablando como nuestros padres! Tener o no cerca a Annie Henderson es asunto mío, no tuyo. De favor, no te metas en cosas que no te incumben

La cara de pocos amigos se instaló en Argos.

—¿Algo más?

—También quiero que me expliques qué hiciste con la botella de licor que compraste, no está en mi bar. No estamos para gastar tanto dinero por una botella que ni siquiera la consumiremos nosotros

—¿Entonces para qué me diste ésta tarjeta?

—Para que pudieras comprar tus cosas sin problema. Pero un licor de cinco mil libras esterlinas... ¿Crees que trabajo para que el dinero lo gastes como si nada? Para la próxima quiero que me consultes antes de tomar esas decisiones tan tontas...

—Pasa buen día, Laurus

La chica se levantó de la mesa y rápidamente salió de la casa ¿Cómo iba a decirle que había comprado esa costosa botella para regalarsela a Daniel? Había sido una de sus tantas decisiones absurdas ¿Porqué nadie le había dicho que se registraba hasta el lugar donde compraba cosas? Se habría evitado esas llamadas de atención.

—¿En verdad compró una botella de cinco mil libras?

—Sí

Laurus apoyó su cabeza en la mesa.

—Hay costumbres que no ha cambiado, el señor Vladimir se lo permitía y...

—Lo sé. Necesito que entienda el valor de las cosas y de ser sensata

—Ahora estará molesta contigo más tiempo

—No sé porqué eso no me hace sentir nada, supongo que de cierta forma aún queda la costumbre que provocó todos estos años. En fin. Me voy, se me hace tarde

Tears In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora