ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 21

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Una sonrisa se le escapó en medio de una pequeña reunión con el gerente y el contador, debía dejar a alguien a cargo en los dos días de ausencia, sin embargo se había distraído pensando en lo que había sucedido en la mañana, sobre todo a Argos correspondiendo a su corto beso.

—Los documento para acreditar préstamos ya fueron revisados y autorizados, hay unos cuántos que decidí rechazar, sólo queda llamar a las personas para notificarles la aprobación

—Me encargaré de que sean entregados

Dijo el gerente.

—No quiero inconvenientes

El gerente se acomodó en la silla y con voz jovial dijo:

—Es increíble que alguien tan joven se haga cargo de los negocios de su padre sólo para que él pueda disfrutar con su esposa de unas merecidas vacaciones

Eso último le llamó mucho la atención ¿De qué estaba hablando?

—¿Cuáles vacaciones?

—Su padre me llamó para decirme que probablemente me quedaría a cargo mientras usted se ocupaba de unos asuntos en Oxford, que él y su esposa tendrían unos días de vacaciones en el Mediterráneo gracias a que usted atendería sus asuntos. En verdad me parece alguien ad...

—Salgan... La reunión ha terminado

Dijo con suavidad, ellos no dijeron más y salieron. Sentía que su interior quemaba como mil infiernos. Su padre le había dejado compromisos que no le correspondían y no era nuevo, su matrimonio era un compromiso que él aceptó por ella, sin decirle nada, aprovechándose de muchas cosas más. Era el colmo que aparte de su trabajo tuviera que hacer el de él mientras se iba con su madre a vacacionar, si no recordaba mal nunca había tomado vacaciones, la última vez que estuvo de viaje había sido en la luna de miel y ni siquiera disfrutaron nada.
Revisó sus redes sociales, habían fotos de ellos en el avión, se veían muy felices y ella estaba en una oficina llena de papeles queriendo quemar todo.
Miró la hora, faltaba poco para que fueran las cinco de la tarde. Tomó sus cosas, dejó todo en orden y salió de la oficina.

—¿Ya se va, directora?

Miró a Ross, se acercó a su escritorio, pero no dijo nada, estaba pensando.

—¿Necesita algo?

—Nada, te puedes ir más temprano hoy

Antes de ir a casa fue a la estación de tren para reservar un boleto y todo ese lío, había tenido algunos inconvenientes y eso le hacía sentir más molesta de lo que estaba.

Mientras conducía el pensamiento de que Argos y ella cumplirían tres años de matrimonio no le dejó en paz. Se desvió del camino y se dirigió a Berry Bros and Rudd, era una tienda de vinos muy reconocida, con trecientos años de función y con quién sabe qué de la realeza.

Se adentró al lugar. Había recibido asesoría, de colores, regiones, incluso año de reserva.
Decidió comprar uno italiano de 1997, el precio no importaba, a Argos le gustaban los buenos vinos, era una pena que ella no pudiera beberlos.

Al llegar a casa y bajar del vehículo ya eran las seis con cuarenta y cinco minutos. Llevaba el vino en el portafolios y estaba un poco más relajada, hablar de licores podía ser relajante, sobre todo porque se  dejaba de pensar otras cosas.
Al entrar fue directo a la habitación cerrando con seguro, guardó el vino en un mueble con llave, tomó un baño con agua caliente, se sorprendió de ver las flores y las velas que aromatizaban el lugar.
Se arregló y se puso ropa limpia.
Bajó para buscar a Argos, quería saber para qué quería que llegara temprano, al verla fue a ella.

Tears In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora