ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 64

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Era su primer día como asistente de Laurus, sentía alivio de tener un poco de experiencia en ese trabajo.
Llegó temprano, acomodó su escritorio y comenzó a revisar la agenda, a ordenar documentos que hojeaba previamente.

Media hora después llegó Laurus, tenía un gesto de enfado, caminaba apresuradamente y ni siquiera la saludó.

—Berek, a mi oficina

Dijo al abrir la puerta, la dejó abierta y se sentó en la silla giratoria.

—Dime

Argos había entrado poco después de Laurus, ésta la miró muy seria, no necesitaba palabras, sabía porqué la miraba así.

—¿En qué puedo ayudarla, directora?

Había hablado entre dientes, le molestaba tener que referirse de esa forma a Laurus, sentía que se degradaba a sí misma.

—Primero, quiero que me traigas un té de menta. Segundo, necesito que aplaces mis pendientes de ésta mañana. Hay algo en el banco que al parecer no puedo ignorar, es molesto tener gente incompetente trabajando para uno

Se notaba molesta, ligeramente sintió lastima, pero rápidamente se recuperó. Laurus no merecía su compasión, para eso quería tener dos direcciones a su cargo, en lugar de hacer lo correcto y darle a ella lo que le correspondía.

—¿Algo más?

—Sí, quita esa cara y comportate, estás en el trabajo

Argos salió molesta de la oficina directo al oasis, buscó té de menta, pero no había, así que preparó uno de azahares, había leído alguna vez que ayudaba con el dolor de cabeza.
Al tenerlo listo volvió a la oficina, tocó a la puerta y sin decir nada lo dejó sobre el escritorio.

—Esto no es de menta

Laurus se quejó.

—No hay, y ese le ayudará a su dolor de cabeza, directora

Argos se había detenido en el umbral para verla, Laurus también la veía atenta, levemente había sonreído, le dió otro sorbo al té para después decir.

—Bien, Berek, bien hecho, supo manejar una situación. Hay que saber solucionar hasta el más mínimo detalle cuando estamos a cargo de algo y no sólo quedarse de brazos cruzados

Laurus había sonado fría, mandona, pero algo en Argos le decía que la había elogiado.
Era algo muy simple, pensó, sin embargo se recordó a sí misma lo importante que era el té para su ex esposa, sobre todo cuando no estaba de buen humor, como en ese momento, supuso entonces que no era en vano.

Terminó de salir y comenzó a reprogramar las cosas que se suponía que la directora haría esa mañana.
Minutos después Laurus salió.

—Estaré en el banco, no me pase llamadas

—¿No necesita que la acompañe?

—No

Laurus se alejó mirando su reloj, debía llegar a tiempo.
Argos se preguntaba qué era eso que debía arreglar en el banco y porqué no le había dicho a ella.

*

Las puertas del ascensor se abrieron para ella, su semblante serio les daba un indicio a las secretarias de lo que estaba por suceder.

—Ross ¿Dónde está Thornton?

—En su oficina con la japonesa

—La arquitecta Satō

Laurus corrigió.

—Sí. Con la arquitecta Satō

Ross la miró, sabía que estaba por arder Troya.

Tears In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora