ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 20

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Al abrir los ojos por la luz que entraba en las ventanas se encontró con que estaba en el piso y todos los papeles acomodados en la mesa de la sala, la tetera no estaba y ella tenía una sábana encima.
Se levantó todavía desubicada, miró el reloj de su muñeca, eran las ocho con trece minutos. Lo primero que vino a su mente fue el hecho de haber estado esperando a Argos y la única razón de haberse quedado en la sala hasta agotar sus energías.
Fue a la cocina, talvez a esa hora ya estaba ahí.

—¿Argos no ha llegado?

—Aún no. Deberías llamarle para saber si está bien

—Acabo de dejar mi teléfono en la mesa de la sala, está apagado, no tiene batería

—Bueno, llámale del teléfono de la casa

Hizo una mueca, se lo estaba pensando, estaba pensando muchas cosas.

—¿Qué pasa?

—¿Porqué me preocupo por ella?

—Porque es menor que tú o porque tu suegro te mataría si algo le pasa

—La segunda es un hecho... Es que... Jamás la había esperado como ayer. Pero es tonto, ella se enojó conmigo por algo sin importancia

—Y no quieres demostrarle que sí te importa

—Todo esto está siendo muy raro. Se siente bien, pero no deja de ser raro y de asustarme

—¿Te gusta?

Se quedó pensando, lentamente dirigió su vista a Rachelle. 

—No lo creo

—Yo creo que sí. Lau, no pasa nada si te preocupas por ella, no pasa nada si la llamas, no pasa nada si ella nota que te importa

—¿Y qué tal si sí pasa algo? ¿Qué tal si ella rechaza todo eso? Si sólo finge y al final se ríe de mí. No puedo olvidar sus amenazas hace dos años... En poco tiempo serán tres años y...

Cubrió su rostro con las palmas de las manos.

—Te sientes confundida, lo mejor es que pienses bien en lo que pasa dentro de ti y conforme a lo que descubras actúes ¿De acuerdo?

—Está bien. Gracias, Rachelle

Se puso de pie para ir a la habitación a arreglarse para el trabajo.

—Te pondré el desayuno para llevar

—Está bien, gracias

Subió a la habitación a tomar un baño, la cama estaba hecha, seguramente desde la tarde anterior. Cuando estuvo lista se puso el anillo de bodas, pocas veces lo usaba, tomó el cargador del teléfono y bajó, en la sala guardó los documentos en el portafolios, Rachelle le pasó un pequeño bolso donde iba la comida.

Argos acababa de entrar por el portón, al fin había llegado a casa, bajó y  suspiró tranquila, llevaba la ropa de chándal puesta y en una bolsa la que había usado el día anterior. Sabía que tenía que arreglar los problemas y malos entendidos con Laurus.
Al alzar la mano para abrir la puerta ésta se abrió dejando ver a Laurus, eso le tomó por sorpresa, sobre todo al notar su preocupación.

—Argos

Dijo suave, dejó las cosas que tenía en las manos en el suelo y un poco dudosa tocó su rostro, por impulso besó sus labios y después la abrazó. Las "mariposas" en el estómago de Argos hacían que se sintiera en las nubes.

—Estaba preocupada por ti... Pensé... Yo pensé que...

Había empezado a pensar lo peor.

—Lo siento

Tears In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora