ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 30

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Argos había guardado zapatos, ropa de playa, productos de uso personal y lencería, mucha lencería, pues era obvio que ella quería también otro tipo de cariño.
Buscó su pasaporte y celular y compró un par de boletos para irse esa misma noche.
Se cambió la ropa por algo más cómodo, un conjunto deportivo nuevo y tomó las pertenencias de Hades.
Bajó las escaleras, tomó los arneses de su perro así como sus juguetes favoritos y la cartilla de vacunación, pues quería que viajara en el mismo lugar que ellas y no en el área de equipaje.
Se dirigió a dónde estaba Laurus.

—Reservé la sala VIP, es una parte del avión donde tienes una cama privada, ya que el viaje será largo y así podemos dormir. Ya tengo todo... ¿Te ayudo con algo, amor?

Argos se acercó lentamente hasta el escritorio donde Laurus estaba buscando quién sabía qué. Laurus alzó la cabeza lentamente al escuchar que su esposa la había llamado "amor", trató de hacer memoria, pero no encontró otro momento en el que ella le dijera así de una forma natural como lo acababa de hacer. Cerró la gaveta de su escritorio y guardó algo en su pantalón.

—No. Estaba asegurándome que todo estuviera en orden. Debo de terminar mis maletas ¿Ya hiciste las tuyas?

—Sí, ya tengo mis maletas, en caso de que me falte algo puedo comprarlo allá

Caminó a la puerta para salir y cerrar con llave. Argos iba atrás de Laurus con una sonrisa de niña pequeña, sus ojos parecían brillar como nunca.

—¿No tuviste problema con reservar en VIP? Al menos podremos dormir, te juro que muero de sueño

Se frotó un ojo mientras subían por las escaleras, otra vez.

—Los VIP son lo mejor, podemos dormir y hacer... Cositas indebidas

Dijo mientras ponía su dedo índice y medio sobre la mano ajena y los movía como si de una persona caminando se tratara.

—Cosas indebidas

Laurus repitió, pensando cómo sería hacer eso en un avión, obviamente no le parecía atractivo, pues no era en verdad una privacidad total, sonaba tentador, pero no le convencía, a parte que dudaba estar despierta mucho tiempo, en realidad tenía muchas ganas de tirarse a la cama y dormirse de inmediato, ni siquiera la miraba, si lo hacía caería en tentación y no quería retrasar más las cosas.

—Te ayudaré si lo necesitas... Iré a revisar que nada se me olvidé

La sonrisa de Argos iluminaba cualquier habitación, su buen humor se podía contagiar a la gente, antes de salir de la habitación le dio un abrazo a Laurus y susurrando sobre su oído le dijo "gracias" con sinceridad. Había un destello de felicidad en Laurus, si hubiera sabido que un poco de atención tendría feliz a Argos lo habría hecho antes, la diferencia habría sido las emociones que sentía ahora. Terminó sus maletas y las llevó a la sala. Volvió a subir para ir por Argos, la cuál había ido a su habitación, había sacado su celular y le había escrito a Daniel Ibrahim.

Lo siento, no estaré disponible en una semana, Laurus y yo haremos un viaje. Te quiero, bebé

En algún lugar de Londres estaba Daniel leyendo el mensaje y dejándolo en visto, se sentía molesto, celoso.
Ver que Daniel la dejaba en visto hizo que Argos sintiera que algo se derrumbaba dentro de ella, ese sentimiento de vacío, pero decidió no tomarle importancia, archivó y borró los mensajes para que nadie los viera. Revisó la habitación esperando que nada se le olvidara, fue en ese momento que Laurus entró, tomó las maletas de Argos y bajaron, Henry ayudó a llevar todo al automóvil.
Salieron juntas de la casa, los demás las habían despedido, les habían dado la semana libre. Henry las llevó al aeropuerto, esperó a que todo estuviera en orden para poder volver a casa.
Estaban en la sala de espera y Argos se notaba inquieta, no paraba de hablar ni de moverse, estaba feliz, como una niña pequeña, eran las primeras vacaciones con Laurus, la primera vez lejos de todo y todos, para mostrarse como realmente eran. Argos en verdad quería estar con Laurus y que ésta la amara realmente.
Laurus miró con seriedad a su esposa y no porque estuviera molesta, en realidad disfrutaba de la emoción de la chica, pero estaba cansada y el ruido le estaba molestando y alterando su dolor de cabeza.
Tomó la mejilla de Argos y la besó en la boca, enfrente de los demás pasajeros, pegó su frente a la de Argos diciendo:

—Me gusta que estés feliz, pero por favor, debes relajarte ¿Sí?

La miró a los ojos, esperando una respuesta, faltaba poco para subir al avión, era una suerte que los de primera clase siempre fueran los primeros en entrar al avión.
Argos iba a protestar pero la sensación del beso la estaba distrayendo, sólo pudo guardar silencio, se sentía un poco ruborizada.

Una vez en el avión y con las maletas en su lugar, Argos entró primero a la cabina y le acomodó su colchón a Hades para que se acostara en la esquina, junto a sus pies, así mismo le desató el arnés y le dio un peluche que no hacía ruido.
El viaje iba a ser demasiado largo, mínimo 30 horas si el avión no se retrasaba, se quitó el calzado para acomodarse sobre la amplia cama y observó a Laurus hacer una mueca cuando el piloto y las azafatas comenzaron a hablar.

—¿Migraña?

Tomó su bolso de mano y buscó hasta el fondo, dando con una caja de pastillas para el dolor, aparte de que eran relajantes, se iba a quedar sin tener acción en el avión pero al menos podría darle un gusto a Laurus por primera vez.

—Tomala, te hará sentir mejor, yo me encargo del resto

Le dio un suave beso en la frente y poniéndose sus tenis salió de la cabina para buscar una botella de agua personalmente, una vez de regreso le tendió la botella fría a Laurus.

—Ponla en tu cabeza y así se irá más rápido el dolor

Laurus no sabía cómo sentirse respecto a la atención y consideración que le estaban dando, como si fuera una especie de broma. Estaba sentada en la cama, revisándo la caja, al parecer eran buenas. Estaba casi boquiabierta con lo que estaba pasando y sólo pudo tomar la botella en sus manos y beber una pastilla. Se quitó los zapatos y se acomodó mejor, tomó su tablet by ante una mirada casi incrédula de su esposa, porque ella creía que estaba rompiendo su palabra sobre "nada de trabajo", Laurus dijo:

—¿Qué? Sólo quiero hacernos una fotografía ¿Vienes?

Argos cambió el semblante y se acurrucó al lado de ella. Las dos no estaban esperando lo mejor de la otra, la costumbre les jugaba mal.
Poco a poco Laurus fue relajándose, sintiéndose mejor, pero con sueño, finalmente terminó dormida. Argos se acomodó a su lado y la observó por un largo rato, era como ver dormir a un ángel, según Argos. Poco después tomó una manta y cubrió a ambas, volvió a acomodarse al lado de Laurus y a abrazarla, fácilmente quedó dormida.

Espero que nos leamos pronto.
Co-escritora: totoroz001

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