ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 25

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—Ahh... Sí... Hmmm...

—Te gusta ¿Eh?

—Sí... Mmmm

Daniel acariciaba los glúteos de Argos con una mano mientras que con la otra tiraba de su cabello, acomodada en cuatro sobre el sofá, él le daba lo que Argos le pedía para satisfacerse.
Sus gemidos eran cada vez más erráticos y roncos. Por su parte, él emitía jadeos entrecortados, pronunciando el nombre de la chica para finalmente correrse sobre la espalda baja y los glúteos de Argos.
Tiró aún más del sedoso cabello dejando el cuello expuesto para darle lamidas y besos en él. Metió sus dedos dentro de ella para que el orgasmo se extendiera.
Un par de horas después durmieron.
Argos no había recibido ni llamadas ni mensajes de Laurus, supuso que se encontraba ocupada.

Por la mañana despertó debido a la sensación entre sus piernas, tenía a Daniel ahí proporcionándole más placer, definitivamente no podía quejarse ni cansarse.

—Ya no tengo ropa limpia, corazón

—No te preocupes, hermosa, hice que te trajeran ropa

—¿Cómo supiste mi talla?

—Observé la ropa sucia, aparte, mis manos ya te recorrieron toda

Daniel dijo con suficiencia y picardía.

—Buen punto

Se encontraban desayunando en la cama, para posteriormente tomar una ducha, había dejado el celular cargando en la recámara. Una vez más se entregó a él mientras en su mente sólo pensaba en las manos suaves de Laurus, en sus caricias, en su nombre.

*

La ropa que le había comprado Daniel era hermosa, se puso una falda pantalón de resorte ancho, un top de tirantes a juego , mostrando parte de su piel y sus tatuajes.

—Deberías hacerte más tatuajes o mostrarlos más. En tu piel se ven hermosos

Dijo Daniel sentado en una butaca de la estancia mientras la veía fijamente con cara de tonto.

—Haha ojalá pudiera hacerme más, de ser por mí ya estaría hasta el trasero de tatuada

Ambos rieron, para Argos era tan cómodo estar con él, era como un mejor amigo al que se podía coger cada vez que tenía ganas. Era un bote salvavidas para ella, sabía que estaba mal pensar así de él, verlo sólo como una salida fácil, pero Laurus no le dejaba opción, Laurus sólo tenía cabeza para su estúpido trabajo y a ella la dejaba sola.
Entendía que tenía muchas responsabilidades, pero siempre la había dejado de lado.

Más tarde salió al jardín para jugar con Hades mientras Daniel atendía un par de asuntos de su trabajo, sin embargo, a diferencia de Laurus, él estaba ahí afuera con ella, sonriéndole.
Le hizo un ademán con la mano para que se acercara, al hacerlo le indicó que se sentara en su regazo, la abrazó con cariño, talvez con un poco de autoridad.
Eso le gustaba. El perro puso sus patas sobre ellos para lamerlos, ambos rieron, a pesar de que Daniel seguía en llamada.

—Ya soy todo tuyo de nuevo

Comunicó cuando la llamada terminó.

—Quiero caminar en la playa

—Claro que sí, guapa, sólo me cambiaré de ropa

—Claro, corazón

Le dió un corto beso y él le dió una nalgada cuando se apartó. Se puso serio y dijo:

—Ya deja a Laurus, ella no te merece, ni siquiera te ha llamado

—Está muy ocupada...

Justificó.

—...es normal en ella. Pero sí, la dejaré en cuanto pueda.

—Mira todo lo que te puedo dar, mi tiempo, mis días y noches. Sí, habrá días en los que quizás esté muy ocupado hasta noche, pero tú me gustas y siempre te daré el tiempo que te mereces

—Lo sé. Mientras tanto quiero disfrutar éste último día contigo

—Entonces vamos al mar

Daniel entró a cambiarse la ropa y ella esperaba, pensando en lo que él le había dicho.

*

Caminaba por el hotel, dirigiéndose al restaurante, mientras tanto revisaba las notificaciones en su teléfono. Thornton dándole un informe por mensaje de cómo estaban yendo las cosas, Ross notificándole de pendientes que debía atender al volver. Todo en orden, lo normal.
Después de revisar todo volvió a llamar a Argos, se estaba acercando a la mesa en la que estaba Annie. El teléfono sonó, una, dos, tres veces, hasta que por fin hubo respuesta.

—Argos...

—Laurus

—Te estuve llamando

—No sabía nada de ti y me había quedado sin cargador, hasta que logré conseguir uno ¿Es mucho trabajo aún?

—No lo sé, pero ya es sólo mañana y pasado. La verdad es que ya quiero regresar a casa...

En verdad quería, sobre todo para poder ver a Argos, era como una necesidad que a penas experimentaba.

—...¿Tú estás bien? ¿La estás pasando bien? Te llamo para informarte que me iré hasta el sábado cerca del medio día ¿Hoy regresas a casa, no?

Mentalmente rogaba por no escuchar sus gritos y su inconformidad, sabía que se la pasaba ocupada los siete días de la semana, tenía un puesto demandante y había estado mucho tiempo sin poner a nadie como prioridad, tampoco es que alguna vez hubiera tomado en cuenta a Argos para informarle de sus asuntos, pero ahora, se habían acercado y talvez tomarla en cuenta podría acercarlas más.

—Sí, está bien. Quédate tranquila, hoy regreso en la noche para que mañana pueda asistir a la universidad, espero que después de todo esto algún día podamos tomarnos unas vacaciones juntas

—Cuídate mucho, cuando llegues me llamás, estaré pendiente del teléfono. Te aseguro que pronto podremos tomarnos algún día libre y después unas vacaciones como deben ser

—Espero que te hayan gustado las fotos

Laurus comenzó a toser de inmediato. En verdad le habían gustado, más de lo que ella misma podía imaginar.

—Bonitas fotos, pero nada se compara a poder ver de cerca y en vivo

La voz de Argos había sido tierna, amorosa, cálida, sentía una enorme paz que podría quedarse así para siempre.
El sonido de las olas y el clima ayudaban a que se relajara. Se despidió de Laurus con una risita al recordarle de la fotos, se acercó a Daniel poniéndose de puntillas para robarle un beso.

—Hoy me debo regresar a casa, antes de que sospechen más de mí

—Vamos a disfrutar mucho ésta tarde

—Acepto encantada

Se enredó en su cadera una vez que la tomó de los muslos, las cosas buenas sólo pasaban en esa habitación, mientras su cuerpo se retorcía al recibir los estímulos que las manos de Daniel le proporcionaban, su cabeza sólo pensaba en aquella noche con Laurus. Y es que nadie la había hecho sentir como ella, Laurus tenía una habilidad increíble que nadie podía igualar.

Co-escritora: totoroz001

Tears In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora