ᴇsᴘᴇᴄɪᴀʟ

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Ame había entrado a reunión desde hacía como una hora, su padre Satō Hiroki, estaba al frente de ella y por ende iba para largo.
Laurus había pasado todo ese tiempo trabajando en la oficina de Ame, tenía que terminar algunos informes y enviárselos a Thornton, empezaba cierre de mes y había mucho que hacer, así que no estaba pendiente a qué hora terminaba Satō Ame.
De pronto sintió unos labios besando los suyos, había despertado por eso. Reaccionó rápido, buscando con la mirada a quién la había despertado así.

-Lo siento, cariño, no creí que te asustarías

-Pero es bueno saber que has sido tú

-Vamos a casa, creo que ya hemos trabajado mucho hoy

Ni dos veces le habían dicho y Laurus ya estaba recogiendo sus cosas. Últimamente era así, con Ame era así, se daba el lujo de dejar las cosas para después, tomarlo con calma. Su atención estaba en ella. Y es que no quería ser la persona de antes, la que no tenía tiempo ni para respirar.

-¿Qué tal la reunión?

-Pues al parecer algunas cosas van a cambiar...mmm no quiero pensar en eso, me hace sentir estresada

-Vamos a casa a descansar ¿te parece?

-Sí

Laurus condujo por las calles de Irlanda hasta llegar al apartamento de la asiática, en el camino observaba lo pensativa que estaba Satō Ame, decidió no preguntar nada, darle su espacio.
Al llegar a casa las dos se desplomaron en el sofá grande. Laurus fácilmente se quitó los zapatos, después tomó las piernas de su novia y le quitó los de ella.
Ame rápidamente buscó los brazos de Laurus para acomodarse en ellos.

—¿Qué te tiene así?

—¿Cómo?

—Pensativa

Ame quedó un momento en silencio, había algo que le daba vueltas a su cabeza.

—Cosas que dijo mi padre

—¿Segura?

Laurus la miró a los ojos, Ame también la miró.

—Segura

La mirada de la asiática se fue a los labios de su novia y sin tanto rodeo los besó. Casi siempre los besos eran suaves, pero en ese momento Ame parecía tener una urgencia por besarla y estar cerca de Laurus.

—¿Segura?

Laurus preguntó, no quería cortar la inspiración a mitad de acto, por una u otra razón.

—Sí

Respondió. Comenzó a desabotonar la camisa de la banquera y a despojarla de la demás ropa, Laurus no tardó en hacer lo mismo con ella. Se tomaban su tiempo para hacerlo, no había mucha prisa.
Al cabo de unos minutos Laurus se encontraba sobre ella en el sofá,  besándola y acariciando su cuerpo. Ame reaccionaba al tacto de Laurus, sentía placer.
Los gemidos eran fuertes, la necesidad de las dos por sentir el cuerpo de la otra las tenía envueltas en una nube de calor.

—Te necesito, Laurus

Dijo tomando del cabello a su novia alzandole la cabeza, se miraron un breve momento, se besaron para después Satō Ame guiarla a su intimidad donde Laurus saboreó cada orgasmo que le provocaba. Laurus estaba encantada con las reacciones que provocaba en el cuerpo de Ame gracias a su boca.
Le gustaba sentir cómo los pezones de la asiática endurecían en sus manos. El calor de su piel provocandole más excitación.

Algo que le gustaba a Laurus era las ideas que Ame tenía cuando tenían sexo, ya lo habían hecho sobre la mesa o en la cocina, también en la ducha y sin faltar en el balcón, todas esas experiencias le habían generado una adicción por la asiática, en verdad no se aburrían.

Muchas horas pasaron, diferentes posiciones e incluso lugares. Cerca de las tres de la madrugada, entre el cansancio, el sudor y los mimos, Ame dijo:

—Quiero que conozcas a mis padres

—Ya los conozco, amor

—Quiero presentarte con ellos como mi pareja

Laurus la miró a los ojos, quería preguntar muchas cosas, se sentía emocionada y a la vez insegura.

—Estoy segura, cariño. Sé que lo hemos aplazado un tiempo, pero quiero que sepan que tú eres la persona que quiero en mi vida, que nuestra relación no es sólo por negocios, que no es una simple amistad

—Pues me gustaría mucho, al igual, después quiero que vayamos a Londres, también te presentaré a mis padres

—¿Sabes qué otra cosa quiero?

Ame preguntó ilusionada.

—¿Qué cosa?

—Que vayamos juntas a Japón, quiero que veas los cerezos, caminar junto a ti, tomadas de las manos, viendo cómo caen las flores

Laurus sonrió.

—¿No habrá problema si me tomas de la mano?

—No me importa si los demás se sienten incómodos, yo me siento cómoda cuando me tomas de la mano

Laurus la besó.

—Entonces vamos a hacer todo eso

—Pronto es tu cumpleaños ¿vamos a Londres entonces? Y después vamos a Japón, aún no es primavera, pero aún así quiero ese tipo de viajes contigo, visitar lugares importantes, santuarios y demás

—Me encantaría

Porque Laurus amaba ese tipo de cosas y sólo había existido una persona con la que había sentido esa compatibilidad en los gustos, Annie Henderson.
Que Satō Ame compartiera esos gustos ya era mucho.
Ame no sólo era una persona simpática, le brindaba estabilidad y paz, estaba pendiente de su salud, tanto que le había aconsejado bajarle el ritmo a su manera de trabajar. También era muy cariñosa, tranquila y hacía demasiado bien el amor. Respetaba su espacio y sus decisiones.

—Te amo

Le dijo después de un breve silencio. Los ojos de la asiática se llenaron de lágrimas por la emoción.

—Te amo

Respondió dándole un beso.

—El próximo fin de semana podemos ir a cenar con tus padres

—Me parece perfecto

Laurus recordó el día que le había pedido a Ame que fuera su novia, habían ido de excursión nuevamente al castillo, como la primera vez. La emoción era la misma que sentía en ese momento. Estaba segura que una muy buena idea se le ocurriría para pedirle matrimonio, si acaso llegaban tan lejos.
Aún así sabía que tenía que disfrutar del tiempo juntas, aún si duraba poco.

Era el inicio de algo que podría ser lo mejor de su vida.

Tears In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora