ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 19

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Manejó hasta llegar a la universidad donde justo en al esquina estaba Daniel, el cual abrió la puerta y la saludó con beso en la mejilla.

-¿Por qué tan de repente?

-Quiero distraerme un rato, vayamos al cine

-Claro que sí

Llegaron al cine y ella se quitó el suéter de Laurus, lo atravesó en su bolso y pidió dos entradas para una película de acción, después compraron palomitas y refrescos.
La película comenzó, Argos estaba muy enfocada en la trama cuando Daniel pasó su brazo por encima del hombro de ella, no lo apartó, al contrario le bajó más insinuándole cosas que Daniel no desperdiciaría.

Él movió dedos por la piel de Argos, podía sentir esa electricidad y cosquilleo en su estómago, sin más se giró para verlo y acercar su rostro al de él, dándole un beso algo intenso.

-Vamos a mi casa

Susurró Daniel en los labios de la chica, con el deseo apoderándose de él.

-No, no quiero ir aún

-Me toca ir por el camino largo ¿Verdad?

-Estoy casada

Dijo como excusa teniendo en mente las cosas que ya le había contado al árabe.

-Con alguien que no te ama. Déjame demostrarte que yo sí te voy a cuidar y a dar el amor y todo lo que necesitas

La tomó del rostro y siguió besándola, la  mano del hombre en su pierna no se sentía tan cálida y suave como la mano de Laurus, pero sería pasajero. Argos tocó el suéter de Laurus, como si eso la frenara de cometer una tontería, se separó de Daniel y volvió su vista al frente.

-Veamos la película

Él retiró sus manos del cuerpo de la chica y miró a la pantalla. No dijeron nada más y se separaron en la entrada. Manejó hasta un pequeño lago que estaba lejos de la ciudad, ahí había señal pero optó por no contestar ningún mensaje, como le había dicho a Laurus.

Estacionó la camioneta en una cafetería rústica con olor a madera recién cortada, pidió un chocolate caliente y un pan francés con tocino, le fascinaban los postres y también se pidió uno, el frío comenzaba a sentirse, la piel se le puso de gallina, pues no llevaba ropa abrigadora.

Laurus aún no le llamaba ni la buscaba. Y estaba bien, no esperaba mucho en realidad, pero una pregunta rondaba en su cabeza... ¿Qué pasaría si no llegaba a casa? ¿Laurus se preocuparía? ¿La buscaría? No se iba a quedar con la duda.

Había deambulando por los alrededores de Londres en su coche.
El sol empezaba a ocultarse, la noche estaba próxima y no sabía a dónde ir.
Condujo a las afueras. Rentó una cabaña y después fue a una pequeña tienda de ropa para comprar algo, pues lo que llevaba no era muy caliente.
Regresó a la cabaña con un par de pantalones de chándal y un hoodie a juego, consigo también llevaba una pizza y un vino que había podido comprar.
Había olvidado el celular en la camioneta, entre rabietas fue por él, afuera se podía sentir brisa de lluvia y los relámpagos iluminaban un poco en la oscuridad.
Al llegar al automóvil intentó encender el motor para poder utilizar las luces, pero no arrancaba, le había dejado las direccionales encendidas desde que llegó y la batería se había agotado.
A tientas buscó el teléfono, encendió la linterna y de la guantera sacó el cargador, antes de salir del carro la tormenta empezó a caer.

—¡Maldita sea! ¿Tanto me odia la vida?

Salió del carro intentando proteger su celular, corriendo bajo la lluvia.

—Ni hai posibilidadis di llivia

Remedó recordando con odio al del clima.
Entró furiosa a la cabaña. Se quitó la ropa y tomó un baño de agua caliente, al salir pudo ver su nariz roja, un leve dolor de cabeza y comenzó a sentirse con temperatura. Odiaba que su sistema inmune fuera tan débil. Solía enfermarse por todo, pero había dejado de tomar sus vitaminas para mantenerse saludable, aunque claro, nadie sabía de su sistema inmune, nadie sabía lo rápido que podía enfermar.

Comió la pizza con una toalla en la cabeza para lograr que se secara un poco más rápido y no enfermarse más.

Se quedó dormida en el sofá, la lluvia se escuchaba más fuerte cada vez.
El sonido de una puerta azotándose la despertó, subió a la segunda planta con los nervios de punta creyendo que alguien se había metido, pero no era así. Un relámpago iluminó el lugar y pudo ver la puerta que se azotaba porque estaba mal cerrada, al cerrar pisó algo extraño, el miedo la invadió y luego al encender las luces le siguió el asco, era una cucaracha.
Casi vomitaba por el asco, inmediatamente corrió a lavarse el pie no sólo una vez, sino diez.

Al volver a la sala y al encontrarse sola y notar que Laurus no la llamaría, ni la buscaría, el impulso idiota de no querer estar sola ni sentirse así la llevó a llamarle a Daniel quien iría tras de ella sin pensarlo. Le pidió que llegara al lugar, le había enviado la ubicación al terminar la llamada.

Una hora y media más tarde llegó, también estaba vestido con chándal y con una pequeña maleta en la mano y una botella de whisky, afuera la lluvia había disminuido un poco.
Lo tomó de la mano dirigiéndose al sillón, después de varios tragos y besos el ambiente subió de temperatura, la ropa fue desapareciendo y la situación se descontroló.

—¿Ahora no te importa estar casada?

Daniel Ali preguntó a su oído, como queriendo provocarla, como probando el terreno.
Pero Argos no quería responder preguntas tontas, no necesitaba razonar... Vivir el momento, eso quería.

—Shhh, cállate y... Demuéstrame que puedes darme lo que necesito, que me darás lo que dices

—Así será, cielo

La cargó hasta la habitación. En esas paredes de madera se entregó al placer, al deseo y a sus necesidades. Se entregó a él sin pensarlo, no necesitaba pensar tanto lo que deseaba, sólo quería sentirse bien, quería placer, quería disfrutar. Dejó que él tocara todo su cuerpo, que lo recorriera como mejor le pareciera, le encantaba sentir ese delicioso calor ... Que Laurus también le provocaba sin tanto esfuerzo.

Orgasmos después se acurrucó al lado del joven hombre, se sentía plena, después de tanto tiempo se sentía completa, como si nada le faltara.
Estaba metiéndose en la boca del lobo y le gustaba.
Daniel besó su frente y le acarició el cabello.

—Mantendremos esto en secreto ¿Verdad?

Fue la pregunta de Argos, no quería cometer errores, no podía darse el lujo de ser el centro de atención de los medios.

—Mi boca estará cerrada hasta que tú decidas. Si estoy aquí es porque de verdad me gustas, porque de verdad deseo complacerte y tratarte como te lo mereces

Daniel le prometería una constelación si fuera posible, solamente para que Argos comprendiera que estaba dispuesto a todo.

—Entonces... Serás mi amante. Lo disfrutaremos mucho. ¿Te irás temprano?

—Me iré a las siete, cariño

Daniel no protestó por el título que le había dado la chica, no le importaba qué eran, simplemente quería estar cerca de Argos, poder estar como horas atrás.

—Mi Jeep no tiene corriente ¿Me puedes ayudar?

—Mañana le pasaré corriente

Él se quedó en silencio, meditando algo.

—Sólo que... Te pediré una sola cosa, Argos

—Dime

Toda su atención estaba en él.

—No quiero que juegues conmigo, si accedo a estar contigo ahora y estar ocultos de todos es porque espero que un día lo hagamos público, cuando te decidas a dejar a tu esposa

—Así será, pero tú tampoco juegues conmigo

En ese momento Argos se preguntó si esa seriedad con la que hablaba Daniel acerca del futuro era lo que quería, si era ese futuro el que quería.

Un par de besos y toques sutiles volvieron a encender la llama para que siguieran entregándose hasta cansarse y dormirse.

Estoy de buenas, espero que lo disfruten 🙊 buenas noches, nos leemos el viernes 😌
Co-escritora: totoroz001

Tears In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora