ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 16

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Por la mañana Laurus despertó debido a la alarma, sentía frío en la espalda y su rostro estaba sobre algo, fue abriendo los ojos poco a poco, lo primero que vio fue un seno desnudo frente a ella, dirigió su mirada al rostro relajado de Argos, lo detalló por un momento, ella se le hacía jodidamente hermosa.
Dejó un beso en la mitad de sus labios, buscó una sábana y la arropó.
Terminó de desvestirse y fue a tomar un baño, debía presentarse a la oficina, habían cosas pendientes que resolver, el día anterior se lo había tomado libre, pero las responsabilidades seguían. Se arregló rápidamente, Argos seguía durmiendo.
Desayunó frente a la atenta mirada de Rachelle.

—¿Qué?

—Cuando dije que se podían llevar buen no me refería a que debían tener intimidad a la primera

Hizo un gesto de ofendida.

—¡Rachelle! ¡Pero qué cosas piensas! Yo sólo la acompañaba a recostar

—¿A tu habitación?

—Bueno ¿A qué otro lugar?

—¿Qué hay de los besos que ella te daba y la manera en la que te sujetaba?

—Seguro no viste bien

Tenía un gesto tranquilo, bromeaban.

—¿Todo bien entre ustedes?

—Sí. Fue... Una noche extraña pero agradable

—Se te nota, estás de buen humor. Ya hasta te terminaste tu desayuno

Rachelle tenía razón, Laurus había terminado su desayuno rápido y sin darse cuenta, también tenía razón en que estaba de buen humor, mejor que nunca.

—¿Me preparas té? Por favor

Laurus le hizo ojitos a la ama de llaves haciendo que ésta se riera.

—Alguien estrenará el termo que le regaló su esposa

—Pero no le digas

—Todo quieres tener en secreto

Se miraron y rieron, le dejó un beso en la mejilla, mientras caminaba a la salida Rachelle le dijo:

—Estás buscando que la señora de la casa me agarre a sartenazos

—Sobrevivirás

Corrió escaleras arriba, Argos seguía ahí, dormida, había bebido mucho, se acercó y le acomodó el cabello, se inclinó a dejarle un beso en los labios, talvez no estaba haciendo bien, quizás lo de la noche anterior había sido producto del alcohol, pero de todas formas Argos no sabría que la había besado.

Terminó de arreglarse, tomó sus cosas, pasó por su termo, salió de la casa y subió al automóvil junto a Henry y Markus, el chófer, fue directo a su clase de caligrafía.
A pesar de haber bebido, de la música fuerte y de trasnochar un poco, se sentía bien, no había malestar.

—Argos

Dijo casi saboreando la palabra, cada letra, simplemente el nombre había sido pronunciado por inercia... O por deseo.

Markus había esperado una hora afuera de la escuela de Laurus, había logrado comprar un café y un croissant. La última parada fue el banco al que Laurus estaba a cargo. La joven mujer suspiró antes de adentrarse, subió al ascensor directo a su oficina. Al pasar por recepción dijo antes de entrar a su oficina:

—Te quiero en mi oficina en cinco minutos

Ross de inmediato dejó lo que estaba haciendo, se acomodó su traje y esperó a que pasaran los cinco minutos para entrar también, estaba preocupada, la voz de su jefa le hacía saber que algo andaba mal.

Laurus debía aclarar ciertas cosas con su secretaria para que no se repitieran. Se sentó en su silla, frente a la ventana mirando el termo en sus manos, al abrirlo y beber no pensó en Rachelle preparando su té, pensó en Argos y el tiempo que se tomó para hacerle aquel regalo, suspiró, una sola noche y ella estaba en su cabeza... O siempre lo había estado, pero no de una forma positiva, y eso positivo le daba un poco de miedo.
Giró su silla para quedar frente al escritorio al escuchar que su secretaria había entrado.

—¿En qué puedo ayudarle, directora?

Laurus hizo un ademán para indicarle que tomara asiento, cuando la joven mujer lo hizo, Laurus prosiguió.

—Supe que mi esposa llamó ayer a la oficina

—Sí

—¿Porqué no le dijiste que me había ido a casa?

—Usted dijo que...

—Dije que no quería llamadas a mi celular y tampoco a mi casa, no dije que le negaras a mi esposa a dónde había ido

—Yo creí...

—Si mi padre o cualquier otra persona me busca puedes negarle mi paradero, pero a mi esposa estás obligada a decirle todo. Dije cero llamadas, jamás dije "no le digas a mi esposa dónde estoy" cuando lo haga tienes todo el derecho de omitir información ¿Comprendiste?

—Sí, señora

Ross bajó la cabeza, apenada.

—No quiero que se vuelva a repetir ¿De acuerdo?

—Sí... Con respecto a lo del otro día...

Rápidamente su memoria le mostró imágenes de lo sucedido.

—Haz de cuenta que no sucedió. Mi comportamiento estuvo fuera de lugar, espero me disculpes

Dijo sintiendo vergüenza. Ross formó una línea con sus labios y no dijo nada.

—Puedes retirarte, no quiero más incidentes que te involucren a ti y a mi esposa, porque al ponerme del lado de alguien creo que sabes del lado de quién estaría

—Sí. Lamento el mal entendido, le prometo que no volverá a suceder

Laurus no dijo nada más, así que Ross salió.
Dejó salir todo el aire que contenía, era increíble para ella que le hubiera dado su lugar a Argos y tratar el beso como un error.

Encendió su computadora y su día comenzó lento.
Eran cerca de las once y media cuando se tomó un momento para verter de su termo un poco de té en una taza, después de beber un sorbo y dejar la taza sobre el escritorio notó algo que llamó su atención en el periódico, lo tomó en una mano y en la otra nuevamente su taza, giró su silla hacia la ventana. Habían fotografías de ella y Argos en el bar, hacía tanto tiempo que no estaban en el periódico local.

"Hacía mucho no veíamos a la joven pareja von Haussen disfrutando de una noche loca"

Habían vuelto a los chismes, se alegraba de que sólo fueran esas fotos, que esa noche no terminara en escándalo.


Co-escritora: totoroz001

Tears In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora