ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 27

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La tarde del jueves había sido muy amena, la compañía de Daniel y Hades era perfecta, no tenía que fingir algo que no era, no tenía que mentir sobre las cosas ni debía quedar bien con alguien, sólo eran ellos, dos personas normales viviendo un buen rato de compañía.

-Pedí una camioneta grande para poder llevar tu moto atrás y así ya no tienes que conducir sola de regreso

-¿No es mucha molestia?

-Argos, para mí, algo que venga de ti no es molestia alguna. Jamás me molestará lo que hagas, digas o pienses, me preocupo por ti y más ahora que sé que lo nuestro está empezando y tiene esperanzas. No me importa a qué hora me llames o a qué hora me necesites, siempre estaré para ti y te daré el tiempo que te mereces

-Daniel, no se trata sólo de eso, sabes bien que estoy casada y que si alguien nos ve juntos muy seguido van a comenzar a sospechar, a menos que cuando salgamos nos portemos exclusivamente como amigos

-Puedo tolerar eso, pero jurame Argos, que no sólo estas buscando un bote salvavidas conmigo, que dejarás a tu esposa en cuanto puedas y que vendrás conmigo para ser mi reina. Para darte lo que mereces

Las palabras de Daniel sólo encantaban a sus oídos, quizá eran esas promesas las que quería oír de Laurus, pero sabía bien que Laurus no pensaba en ella de ninguna manera, al menos había logrado estar con ella y llevarse bien.

-Gracias por la cena y por todo en general

-Vamos a tu casa antes de que sea más noche

La moto estaba encima de una camioneta, Hades estaba feliz mordiendo un aro de hule con picos, cada que lo mordía brillaba. Se rió por eso y subió de copiloto, Daniel manejó hasta llegar a la ciudad, dejándola bajar cerca de su casa pero no lo suficiente, pues manejó con Hades en su espalda. Estacionó la moto y bajó quitándose el casco, mostrando su melena azul.

-Henry, buenas tardes ¿puedes llevarte mi moto a su lugar?

-Sí, señora

-¿Sophie ya hizo la cena?

-Sí, está preparándola para que...

-Sí, gracias...

Interrumpió al hombre.

—Iré a tomar un baño

Le quitó el arnés a Hades y lo llevó hasta su cama en la sala, cerca de la chimenea.
Subió las escaleras topándose a Rachelle a la cual sólo saludó.
Iba a estar sola un par de días más y eso no le ponía de muy buen humor, pero ya vería como matar el tiempo, afortunadamente o desafortunadamente no había escuela esos días pues estaban en preparación de examen final y entrega de tesis así que era mejor ponerse a trabajar en eso y dejar de pensar en Laurus entre sus piernas.

La cena había sido aburrida, de fondo sólo se escuchaba el reloj de péndulo que había en la sala. Ni Rachelle ni Sophie estaban ahí para acompañarla, Markus estaba encargándose de unos recados y Henry estaba en el estacionamiento haciendo no sabía qué.  Así era su vida, vacía y sin compañía alguna, al menos con Laurus era normal verse en la cena y molestarse, ahora ya no la molestaba, pero el silencio era cómodo, sin ella ahí era como ser un fantasma más en la vida.

Por inercia lavó los platos usados y subió a la habitación con Hades, su único compañero en esa casa, terminaron completamente dormidos esa noche.

A la mañana siguiente se despertó por la falta de aire, Hades había dormido encima de su tórax, apretando éste. Lo empujó y él se despertó, rasguñó la puerta y eso sólo significaba algo, quería ir a hacer sus cosas. Abrió la puerta y éste salió corriendo mientras ladraba muy fuerte hacia donde estaba Markus.

Tears In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora