ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 80

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Él reparte las cartas
como una meditación
Y los que juegan
nunca sospechan
No juega por el dinero
que gana
Él no juega por respeto
Él reparte las cartas
para encontrar la respuesta
La geometría sagrada del azar
La ley oculta de
un resultado probable
Los números conducen un baile

La pantalla de la oficina estaba encendida, las noticias giraban prácticamente en la familia Ali. Laurus las veía para saber si capturaban o no a Yusuf. Eran el centro de atención y agradecía que no mencionaran su nombre o el de Argos.
Minutos después la puerta se abrió, Argos entró con su traje de sastre y su portafolios.

—Laurus

Dijo sorprendida de verla, no esperaba encontrarla ahí.

—Buenos días

—¿Qué haces aquí?

—Te estaba esperando

Argos estaba intrigada, frunció el entrecejo y de inmediato se sentó en la silla frente a la banquera.

—¿Pasa algo malo?

—No, creo que está todo en orden

Respondió apagando la pantalla.

—Estoy aquí porque falta algo

Argos estaba más confundida que antes. No tenía la menor idea de a qué se refería su ex.
Laurus sacó de su propio portafolio un documento y lo puso frente a Argos. 

—Te entregué las acciones que tu padre me había dejado. Ahora quiero entregarte las acciones que obtuve yo misma

—¿Cómo crees? Son tuyas

—No las quiero, las compré para que nadie más las obtuviera, personas como los Ali siempre toman la oportunidad y terminan llevando a la banca rota a los demás, no iba a permitir eso. Obtuve un porcentaje cuando me casé contigo y otro más que mi padre me dio, lo tenía desde la primera vez que "salvó" los hospitales. Ahora quiero que sea tuyo, para que puedas decidir libremente

Argos tenía lágrimas en los ojos. Laurus se puso de pie y llamó a Argos para que se sentara con ella en el sofá. 

—Hay una cosa más que quiero decirte

—¿Es una despedida?

Era así como lo sentía.

—Un poco de eso

—¿Porqué?

—Quiero alejarme de todo, por un tiempo. Pero primero quiero que me escuches, no como una directora o banquera, no como la loca de los número, tampoco como tu ex. Quiero que me escuches como a una amiga que quiere lo mejor para ti. Si estar a cargo de los hospitales no te hace feliz, entonces déjalo, delegale la dirección a alguien de tu confianza y sigue tus sueños, la vida es muy corta como para cumplir los sueños de alguien más usando tu vida. Tienes tus propios sueños, tu propia vida y tus propias ambiciones, no pierdas tu tiempo

Argos se abrazó a Laurus, nadie más se había preocupado así por ella. No pudo evitar las lágrimas.

—Jamás sabré cómo pagarte todo lo que has hecho por mí

—Y nunca intentes hacerlo, lo único que quiero es que seas feliz

Después de estar un rato así Laurus se puso de pie, se despidió y salió por la puerta, dejando rezagada a Argos que le había quedado muchas ideas en la cabeza. Probablemente tomaría la palabra de Laurus y se dedicaría a hacer los que realmente le llenaba.

Sé que las espadas
son las espadas de un soldado
Sé que los garrotes
son armas de guerra
Sé que los diamantes
significan dinero para éste arte
Pero esa no es la forma de mi corazón

Laurus volvió al apartamento de su prima, donde una guapa asiática la esperaba en el sofá mientras leía. Las maletas estaban cerca de la puerta, listas para ser llevadas al automóvil.

—Hola

Laurus saludó sentándose al lado de ella.

—¿Cómo te fue?

—Bien. Espero que la conversación de hoy sea de ayuda para ella. Creo que ahora sí estoy lista para nuestro viaje

Llevaron todo al automóvil que Henry había llevado y fueron a la estación de tren, Alexandra estaba ahí y Catherine también para despedirlas.
Alexandra estaba al tanto que su prima no volvería hasta dentro de uno o dos meses, le había hecho el comentario de que esperaba que para entonces Satō Ame fuera su novia. Laurus estaba segura que así sería. 

Al llegar al apartamento en Escocia solamente se quitaron los zapatos y se metieron a la cama para dormir abrazadas como tanto habían deseado.
Los días junto a Satō Ame no eran malos, todo lo contrario, desayunaban juntas, Ame iba a su trabajo, a veces Laurus la acompañaba y trabajaba en su computadora, revisando todo lo que Thornton le enviaba y dándole más trabajo a él.
Las reuniones virtuales eran un dolor de cabeza.

La convivencia diaria con Satō Ame había hecho que la conociera más. Y le gustaba cada detalle de ella, le enamoraba todo de ella. Así que una tarde de finales de agosto la invitó a dar un paseo por el casco antiguo, caminaron de la mano por las calles empedradas. Al llegar al castillo Laurus detuvo su andar, Ame la miró de inmediato. 

—¿Te cansaste?

—No, pero éste lugar me recuerda a la broma de que eres la princesa de una dinastía y...

Laurus se aclaró la garganta.

—Me gustas, Ame. Me gustas mucho, te quiero y... me he enamorado de ti. Me gustaría saber si quieres ser mi novia

La banquera no la soltaba, la miraba a los ojos, esperando una respuesta. Las comisuras en los labios de Satō Ame se elevaron en una sonrisa.

—Claro que quiero ser tu novia

Se abrazaron con fuerza y después se besaron. Laurus no podía estar más feliz, una felicidad genuina que llenaba de brillo s6us ojos. Ame estaba encantada de ver así a su novia, sin duda era un día especial.
Esa noche abrazarse al dormir sería más significativo que en otras ocasiones.
El pecho de ambas se llenaba de un cómodo calor, con cada mirada, con cada sonrisa y cada roce de sus manos.

Laurus por fin se sentía en paz en todos los sentidos, Ame de daba esa paz. Todo lo demás no importaba, nada podía dañarla, estaba en su lugar seguro y ella lo sería para Ame.

Su vida tenía sentido.

Él puede jugar la jota
de diamantes
El puede poner la reina
de espadas
Puede ocultar un rey
en su mano
Mientras el recuerdo
se desvanece

Tears In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora