ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 37

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—Buenos días, mi amor

La sonrisa de Argos era radiante, después de la acalorada noche que habían tenido no podía estar de mal humor, todo lo contrario, sin embargo no era la misma situación para Laurus, estaba cansada, no había dormido lo suficiente y la cabeza le martilleaba como si hubiera bebido exageradamente.

—Buenos días

Respondió con brevedad y con el deseo de que al girarse en la cama y arroparse hasta la cabeza pudiera quedarse dormida de inmediato.

—¿Todo bien?

Argos preguntó preocupada.

—Todo bien

Respondió la otra con sequedad, se puso de pie y fue directo al baño dejando sola a su esposa.
Argos rememoró desde el momento en que despertó, no había dicho nada mal, no había actuado mal ¿Había sido algo de la noche anterior?
Ella también entró al baño.

—¿Hice algo mal?

En otra época habría dejado a quien fuera con su "berrinche", pero en serio le importaba Laurus y en serio quería hacer las cosas bien.

—Sólo dame espacio

La voz de Laurus hizo eco en la espaciosa habitación.

—¿Puedo bañarme contigo?

Argos abrió la puerta de la ducha sin el consentimiento de Laurus, se abrazó a ella, aferrándose, con el deseo de no soltarla. La banquera se quedó inmóvil, la locura de la noche anterior había pasado y ahora se sentía culpable, culpable de cómo habían terminado las cosas con Annie, culpable de haberle hecho el amor a su esposa aún cuando no se sentía bien por lo sucedido durante la noche.

—Estaré en casa de mis padres hoy, lo mismo de siempre, ya sabes, no sé a qué hora regrese, en todo caso... Pide pizza, y vemos una película cuando llegue ¿Quieres?

—Me parece bien

No protestó, lo mismo de siempre era Laurus yendo a casa de sus padres a la hora de almuerzo el día después de su cumpleaños. Tampoco se quejó del plan, incluso le parecía perfecta la imagen de ellas dos en el sofá, con pizza y refresco de cola viendo cualquier cosa entretenida.
Besó el hombro de la rubia para después comenzar a tallarle la espalda.

*

—Buenos días, señorita

La ama de llaves atendió la puerta cuando llegó a la casa de sus padres.

—Estoy casada, Katherine

Dando a entender que el "señorita" ahora era anticuado.

—Un título, nada más

Dijo la mujer, que la había cuidado desde los diez años, con una sonrisa.

—Pase, el almuerzo está casi listo, sus padres están en la sala

Laurus caminó hasta donde estaban los viejos, una pintura de un paisaje estaba en la pared del frente y en la otra la de un sujeto y su esposa en los finales de mil ochocientos noventa y algo, sus ancestros.
Se dejó caer en un sofá al tiempo que saludaba.

—Hola

Dijo con desgana.

—¡Por fin llega nuestra estrella pop!

Björn dijo un poco burlón, no estaba de acuerdo con la vestimenta de Laurus, no daba la impresión de ser formal y seria, aunque sabía que en el trabajo lograba lucir adecuadamente.

—No empieces ¿Quieres?

—¿No te dieron los buenos días?

—¡Björn!

Tears In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora