Laurus caminó hacia su oficina ignorando a todos, estaba perdida en sus pensamientos. Le había quedado claro que Argos no volvería por ella para llevarla a casa, tendría que llamar a Markus y no era que le importara en realidad, pero le molestaba la manera en que Argos se lo había hecho saber.
Podía sentir la cara de pocos amigos que llevaba, su mente repasaba todo lo que había dicho y hecho como para que se molestara. ¿Defender a Ross? ¿Llamarla orgullosa? ¿Insinuar que no había ido a sus clases para evitar comentarios sobre ellas? ¿Apartar su contacto del de Argos? Si lo hubiera permitido no habrían regresado al trabajo... Y probablemente estaría en su habitación, molesta porque al final Argos se habría arrepentido.
Además, Rachelle tenía razón, llevarse bien no implicaba que tuvieran sexo, eso no mejoraría su relación en realidad.—El señor Björn...
—No quiero que nadie me moleste
Espetó para cortar las palabras de su secretaria. Entró a la oficina y cerró de un portazo yendo directo a la ventana.
Le había quedado algo claro, Argos sólo buscaba la paz para su beneficio, para no tener que tolerar su mal humor, de lo contrario no podría concentrarse en estudiar.—Patético
Patética había sido su ingenua creencia de que de verdad las cosas mejoraban, pero Argos no cambiaba, cualquier error de Laurus le recordaría cuánto en realidad la odiaba.
La puerta se abrió y se cerró de inmediato, Laurus se giró a ver a la intrusa.—Directora, el señor...
Caminó a su silla para tomar asiento, colocarse los lentes de lectura y encender su computadora.
—Ya te dije que no quiero que me molesten
Habló con voz fuerte, hubo silencio y después el sonido de los tacones indicando que la mujer se estaba acercando.
—Su padre me pidió...
Se giró hacia donde estaba parada la mujer, mirándola molesta.
—Ya te dije que no quiero saber nada, me importa poco lo que mi padre quiera. Le llamaré después, así que ya deja de molestar
Sin decir nada, Ross se acercó, la tomó del brazo haciendo que se levantara y la llevó al sofá que tenía en la oficina.
—Acuéstese, creo que necesita relajarse
Laurus la miró a los ojos y Ross también hizo lo mismo. Se acostó boca abajo después de quitarse el blazer gris que llevaba puesto, el enojo había bajado un poco por el repentino acto de Ross, pero los pensamientos sobre lo sucedido continuaban.
Las manos de su secretaria masajearon sus hombros haciendo que se relajara poco a poco hasta que no había pensamiento en su cabeza.—¿Su almuerzo terminó mal?
Laurus abrió los ojos e intentó mirar por sobre su hombro sin éxito, pero Ross había notado el cambio en la expresión corporal.
—Lo siento... Fue imprudente de mi parte
—No quiero hablar de mis asuntos personales contigo, no es ético
—Pero debe hablar de lo que piensa y siente, guardárselo no es saludable
—¿Tú hablas de las cosas que piensas o sientes?
Ross vaciló su respuesta, respuesta que no llegó.
—Creo que ya estoy mejor. Gracias
Se apartó y se puso de pie, al hacerlo quedó frente a su secretaria, podía ver cómo Ross desviaba sus ojos a los labios, de la misma forma que ella había hecho hacia los de Ross. Se apartó mirando a otro lado y caminando a su escritorio para ocupar su silla.
ESTÁS LEYENDO
Tears In Your Eyes
Teen FictionArgos y Laurus von Haussen son un joven matrimonio forzado por la conveniencia de sus padres. Han vivido dos años de matrimonio insufrible en el que parecieran estar en guerra entre sí, hasta que nuevamente la visita de los padres de Argos las hace...