ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 77

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En la oficina principal del Saint Trinity se encontraba Laurus von Haussen, frente a ella Liam James. Eran las doce con veintitrés minutos de la tarde, recién esa mañana se había enterado de lo que había hecho Ibrahim. Argos no se había presentado y ella no tenía intenciones de llamarla.
Quería actuar lo más rápido posible, por eso mismo había llamado a Liam en la mañana.
El hombre era tan eficiente que ya le tenía resultados.

—Así que el muy valiente se esconde en el hotel Henderson. Claro, quién lo buscaría en un lugar donde hay alguien a quien alguna vez también trató de dañar. Gracias por tu trabajo

Laurus le tendió un sobre por encima de la mesa.

—Cualquier cosa que necesites, puedes llamarme

La primera parte de su plan estaba hecho, faltaba el siguiente paso.

Caminar con la frente en alto no es que fuera difícil, pero tener en mente que los demás sabían sus cosas íntimas daban ganas de desaparecer. La indiscreción era de las cosas que más le molestaban.

Había tenido que aplazar sus planes con Satō Ame para poder hacer lo que iba a hacer.
Sabía que los cargos levantados por el embajador suizo seguían vigentes. Le había notificado de su paradero, en cualquier momento irrumpirían en el hotel para capturarlo, sin embargo le había pedido al extranjero que le diera ventaja de una hora, ella y él tenían algo pendiente y quería arreglarlo antes que fuera capturado.

Se había comunicado con Annie Henderson para que en el hotel le permitieran el paso hasta la habitación del sujeto. Annie había dado la autorización sin rechistar.
El pasillo solo le daba la impresión de que todos se habían escondido para evitar molestarle más, como si hubiera sido planeado. Dos botones la escoltaban, y aunque ella no había querido había tenido que aceptar, era la condición de Annie para aquella locura.
Al llegar a la puerta uno de los botones tocó la puerta alegando servicio a la habitación, que la noche anterior había pedido Ibrahim. 

Cuando el hombre abrió se encontró con los botones. Él estaba en una bata de seda, con el cabello enmarañado. 

—Buenos días, caballero

El hizo un ademán para que entraran, tenía sueño y no tenía ganas de hablar, se giró para entrar y acomodarse en un sofá, fue cuando Laurus aprovechó para entrar también.

—Dejen todo en la mesa y salen

Dijo el árabe sin abrir los ojos.
Escuchó la puerta cerrarse, se estaba quedando dormido.

—Así que este es tu escondite

Daniel Ibrahim sintió a su cuerpo helarse, se sobresaltó al escuchar esa voz. Abrió los ojos con la esperanza de que lo escuchado fuera una alucinación. Pero no, ahí se encontraba, frente a él, se veía tan diferente con el cabello oscuro, aunque su semblante se notaba serio, también podía ver algo diferente.

—Eres como una rata, escondiéndote para que el gato no te encuentre

—¿Y qué vas a hacer? ¿Golpearme otra vez?

—Ni siquiera puedes defenderte

Daniel estaba consciente de eso y le molestaba.

—¿Entonces?

Se miraron un segundo, Daniel pareció divertido.

—¿Vienes a defender a tu ex mujercita? Ya no puedes, toda Inglaterra sabe la clase de mujer que es

—Y todos sabrán el tipo de hombre que eres

—¿Me vienes a amenazar a mí?

—¿Por qué lo hiciste?

Tears In Your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora