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SeungWoo terminó llamando a SeokJin cuando ya llevaba cuarenta minutos esperando al chico en el mismo lugar donde siempre se veían. Le pareció raro, SeokJin no era exactamente puntual, siempre llegaba quizá unos cinco minutos tarde, pero cuarenta minutos ya era demasiado.

Tuvo que marcarle más de una vez, puesto que el chico no respondía. Y suspiró con alivio cuando a la quinta llamada, el castaño contestó.

—Estás tarde —dijo SeungWoo, aunque no sonó en lo absoluto molesto—. No voy a enojarme esta vez, pero quiero recordarte que trabajo, si no ibas a venir debiste decirme para no llegar aquí a perder el tiempo —esperó a que el contrario se excusara, pero no escuchaba nada más aparte de su respiración—. ¿SeokJin?

I-iba a ir —dijo en voz baja—. Pero ocurrió... algo.

—¿Ocurrió algo? —la voz del menor tenía un tono tan peculiar que le hizo preocuparse, hasta podría jurar que sonaba como un niño pequeño asustado y acurrucado en algún escondite dentro de su habitación—. ¿Qué fue? ¿Estás bien? ¿Dónde estás?

En casa...

—SeokJin, ¿qué sucedió? —esperó, pero no obtuvo respuesta—. ¿Puedo ir a verte? ¿Me darías tu dirección?

Creí que no querías que la gente sospechara. Además... mi padre está aquí... no es buena idea.

—Puedo estacionarme unas calles antes. ¿Te parece bien?

Tardó un poco, pero finalmente logró convencerlo de que se vieran. SeokJin le mandó su dirección por mensaje y justo como SeungWoo había dicho, se estacionó a una distancia muy prudente de la casa de SeokJin. Esperó pacientemente dentro del auto hasta que el castaño se apareció por la acera, abrió la puerta del copiloto y, sin decir nada, se adentró al coche, manteniendo la mirada al frente. Tenía el gorro de un suéter gris puesto, por lo que el mayor no podía ver bien su rostro.

—¿Qué sucedió? —preguntó sin rodeo SeungWoo.

SeokJin no dijo nada. Giró su rostro lentamente hacia el lado del conductor y SeungWoo se sorprendió a la vez que se preocupó más de lo que ya estaba por ver el rostro magullado del castaño.

—Santo cielo —con mucho cuidado, bajó el gorro de SeokJin para verlo con más detalle. El menor tenía la mirada gacha y apretaba la mandíbula para contener sus emociones—. ¿Qué mier... ¿Quién te hizo esto?

SeokJin subió la mirada hacia SeungWoo. Tenía el ceño fruncido, como si estuviera molesto, demasiado ofendido por lo que veía, y eso le transmitió un sentimiento de protección que hizo que no pudiera contenerse más. Hubiese deseado que su padre fuera la persona que preguntara eso, no él. SeungWoo no tenía por qué hacerlo, pero ahí estaba, llegando prácticamente hasta su casa, arriesgándose a que alguien los viera solo para asegurarse de que estuviera bien. SeokJin comenzó a llorar por más que intentó contener las lágrimas, y eso oprimió el corazón del mayor.

—Ven aquí —hizo el asiento más hacia atrás, dejando suficiente espacio para que el castaño se sentara sobre su regazo y lo abrazara, aferrándose a él mientras se descargaba en llanto.

—Detesto este maldito lugar —sollozó.

SeungWoo no dijo nada. Se mantuvo en silencio, solo brindándole caricias a la espalda y el cabello del menor. SeokJin escondió el rostro en el cuello del hombre y siguió llorando hasta que finalmente pudo irse recuperando poco a poco.

Sin embargo, SeungWoo seguía analizando la situación. Por la manera en la que SeokJin había dicho aquello, se notaba que lo que pasó había sido algo muy personal. No habían sido tipos al azar los que quisieron hacerle daño, SeokJin muy posiblemente conocía al culpable.

Perfect Boy ✦ ≪JinKook≫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora