마흔셋:43

469 85 74
                                    

JungKook arrugó el entrecejo cuando sintió algo líquido caer sobre su rostro y cabello. Se tocó con la mano como si quisiera espantar lo que lo estaba molestando, pero terminó incorporándose abruptamente al ver que no se trataba de un sueño.

Volvió a fruncir el ceño cuando se encontró con su hermanita sentada a la orilla de su cama con un vaso en mano. Volvió a tocarse el rostro y, efectivamente, estaba empapado de agua.

—¿Qué ocurre contigo? —se quejó el mayor mientras se secaba con su antebrazo.

—No despertabas, pensé que te había dado un coma etílico —se alzó de hombros.

Tan pronto acabó de decir eso, a JungKook lo golpeó un fuerte dolor de cabeza junto con unas terribles ganas de vomitar. Se tuvo que levantar apresuradamente y correr hacia el baño para devolver todo lo que había ingerido.

JiWoo aguardó pacientemente mientras escuchaba las arcadas de su hermano. No le sorprendía que se encontrara así después del estado con el que había llegado a casa. Había tenido mucha suerte de que sus padres estuvieran dormidos para ese entonces. Bueno, aún lo estaban, ya que todavía era de madrugada. Se suponía que JungKook salía a entrenar a esa hora.

Cuando el mayor salió del cuarto de baño, JiWoo abrió la boca ante la sorpresa. No por lo desaliñado que JungKook estaba, sino por esas piezas que adornaban su pecho.

—Oh, por Dios —sonrió de manera burlona—. Mamá y papá van a matarte.

—¿Qué? —bajó la mirada a su cuerpo al no entender de qué hablaba. Pero no le tomó mucho comprender que se refería a los piercings en sus pezones—. Mierda —susurró antes de dirigirse hacia el closet para buscar una camiseta. Nadie aparte de SeokJin y los chicos con los que compartía vestidores sabían de sus piercings.

—¿Te los hiciste ayer mientras estabas ebrio? —preguntó JiWoo.

—No. Solo... olvídalo, ¿quieres? No se lo digas a nuestros padres.

JiWoo giró el rostro en dirección a donde estaba JungKook. Y ya que el chico no la veía, no pudo evitar quedarse viéndole los músculos de su espalda.

Cuando JungKook terminó de ponerse la camisa y se volteó hacia ella, JiWoo inmediatamente apartó la mirada de él.

—Últimamente siento que no te conozco —dijo en voz baja.

—Es irónico que seas tú quien lo diga —respondió mientras regresaba a la cama y colocaba la palma de la mano sobre su frente, intentando disipar el dolor de cabeza, que esta vez sabía que no se debía al estrés—. Ayer ni siquiera quisiste dirigirme la palabra durante todo el día.

—Solo estaba... pensando.

—¿Y en qué pensabas?

JiWoo suspiró. No podía decirle que estaba pensando en todo lo que su madre le había dicho y no podía decirle que estaba pensando en él.

Descubrir que JungKook no era su hermano de sangre fue un shock para ella. Necesitó todo el día y el resto de esa noche para poder procesarlo. Bueno, en realidad aún se le dificultaba.

Le había sentado mal, pero al mismo tiempo y extrañamente se había sentido... aliviada. Se sentía aliviada porque desde los 13 años se tenía asco a sí misma por los sentimientos que guardaba hacia JungKook. Porque era enfermo estar enamorada de su hermano, era enfermo tomar en ocasiones prendas de él para ponérselas y olerlas para sentir su aroma, y luego regresárselas con la excusa de que las había dejado olvidadas en el cuarto de lavandería. Era asqueroso que, la noche que tuvo su cita en el Bowling con BeomGyu y su mejor amiga la maquilló para verse más linda, lo único que JiWoo quería era que JungKook la viera y le diera uno de sus cumplidos. Era asqueroso que se sentía celosa de JiEun, porque JiWoo quería estar en su lugar.

Perfect Boy ✦ ≪JinKook≫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora