❝Jeon JungKook, un chico de 17 años. Popular en el instituto, se consideraba el orgullo de sus padres y un buen ejemplo a seguir para su hermana menor.
Un buen amigo, buen estudiante, un joven con muchas aspiraciones.
No se metía en problemas, no d...
SeokJin estuvo pensándolo mucho, demasiado. Se cuestionó mil y un veces si ver a JungKook o no. Se imaginó varias formas en las que JungKook podría reaccionar al verlo, muchas de ellas incluían insultos, golpes, llamando a seguridad, con JungKook haciéndole la ley del hielo, fingiendo que no lo conocía o simplemente no aceptando hablar con él.
No sabía si era que estaba exagerando o haciendo bien en analizar todas las posibilidades.
Había llegado a Corea del Sur por su padre, por el amor de Dios, no esperaba que tuviera que lidiar con el dilema de ver a su antiguo ex.
No tenía por qué hacerlo, él lo sabía. JiMin solo le había sugerido ir a la obra y listo. Y aunque quería inventarse mil excusas y razones para no hacerlo, no podía negar que una parte de él sí quería volverlo a ver.
Por eso buscó en su celular alguna manera de obtener en línea una entrada para la obra musical. No quería pedírsela a JiMin porque no quería que supiera que iría. Si el intento de acercarse a JungKook fracasaba, al menos lo mantendría solo para él y se ahorraría la humillación.
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JungKook arrugó el entrecejo antes de abrir los ojos esa mañana. La luz del sol que se filtraba por la ventana iniciaba a ser una molestia para él.
Llevó una mano a su frente cuando sintió un leve dolor de cabeza. Volteó a ver a los lados y se dio cuenta de que estaba en su cama junto a dos tipos que seguían durmiendo, uno a su lado derecho y otro a su lado izquierdo. No recordaba quiénes eran, pero debido a que todos estaban desnudos, pudo imaginarse lo que había sucedido la noche anterior.
Se quitó la sábana de encima y se levantó de la cama, intentando no despertar a los otros dos. Cuando salió de la habitación con un pijama puesto, se acercó al dormitorio de su mejor amigo. Tuvo intenciones de tocar la puerta, Pero se detuvo tan pronto como escuchó los suaves gemidos de YoonGi. Hizo una ligera mueca y luego se marchó.
Se dirigió hacia la cocina en busca de un vaso con agua y sus típicas pastillas.
—Antes tomaba pastillas contra la migraña, y ahora tomo pastillas contra la resaca —murmuró para sí mismo y luego bufó con algo de burla.
Se sirvió un poco de cereal con leche y se dirigió hacia su sofá favorito para comerlo con tranquilidad, esperando a que la pastilla hiciera efecto con respecto a su dolor de cabeza.
Varios minutos después YoonGi salió de la habitación con un albornoz puesto. Iba caminando hacia la cocina, pero se detuvo a medio camino cuando vio a JungKook en la sala.
—¿Qué haces ahí? Con las cortinas cerradas y las luces apagadas pareces sacado de una película de terror.
—No quiero ver la luz del día ahora, y hay dos tipos durmiendo en mi habitación, no me apetece entrar hasta que se vayan.
—¿Y decías que Tae y yo éramos quienes moríamos por un trío? —se burló.
—Ni siquiera lo menciones. No recuerdo nada de lo que sucedió anoche —frunció el ceño.
