열아홉:19

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JungKook se acomodó del otro costado sobre la cama mientras se abrazaba más a la almohada. Estaba a punto de volver a caer en un profundo sueño cuando la puerta de su habitación se abrió.

—¿Ni siquiera te has levantado? —preguntó JiWoo y como respuesta solo recibió un gruñido de su hermano—. Vamos, dormilón. Es hora de ir a la iglesia. Alístate ya o mamá te sacará de la cama jalándote la oreja.

Después de eso la puerta se cerró y JungKook quedó solo una vez más. Exhaló por la nariz mientras se daba ánimos para levantarse. No había amanecido con resaca, pero sí había dormido como bebé y aún tenía mucho sueño.

Se sentó en la orilla de la cama y lo primero que hizo fue tomar su celular. Al desbloquearlo se dio cuenta de que la noche anterior se había dormido con la conversación de SeokJin abierta.

He
Llegado
A
Casa

Perdedor
👍🏼

JungKook dejó el celular donde estaba solo para frotar su rostro con las palmas de sus manos, intentando borrar todas las imágenes que habían llegado a su mente en ese momento.

Dios, deseaba haberse emborrachado lo suficiente como para haber olvidado que casi besaba a SeokJin. ¿Y qué fue eso de ser Cenicienta? Ahora todo era tan bochornoso. Agradecía el hecho de que era Domingo y no lo vería hasta mañana.

¿Lo malo? Es que a cambio de eso tendría que ir a la iglesia. No es que no creyera en Dios, él tenía fe, pero a él no le parecía necesario ir a la iglesia para demostrarlo.

Desde hace mucho comenzó a creer que ese lugar fomentaba todo aquello en lo que decía estar en contra. Como eso de "amar al prójimo" o "el único que juzga es Dios", le parecía una farsa considerando que eran los primeros en ver y hablar mal de todo aquello que no les agradara o veían diferente.

Por eso a JungKook no le gustaba ir, no es que las personas eran malas con intención, pero sí había mucha ignorancia y a la vez mucha credulidad, al final eso terminaba volviéndose algo venenoso. Y él ya creía tener suficientes personas que le juzgaran en el instituto y en casa.

Porque ya que, al menos en su interior, se había aceptado como un chico homosexual, sentía como si al pisar el interior de ese lugar las personas lo sabrían y se quedarían viéndolo mal, que le dirían que alguien como él no era bienvenido ahí, que lo señalarían y le dirían que al morir iría al infierno por gustar de personas de su mismo sexo.

Deseaba tanto no ir, que al final se hizo el enfermo.

SeungWoo estaba dentro del auto, esperando a que su esposa y su hija salieran. Ya que estaba solo, no dudó en hacer una llamada; la primera del día, pero en general llevaba como 20 llamadas y 50 mensajes.

—SeokJin, te he estado llamando desde anoche. Por favor, respóndeme. Necesitamos hablar —dijo al ser enviado al buzón de voz. Y colgó tan pronto como vio a HyeKyo salir de la casa.

La mujer entró al auto, sentándose en el asiento del copiloto.

—JiWoo vendrá en un momento, quiso ir al baño a última hora —suspiró con cansancio. Bajó la solera para verse en el pequeño y rectangular espejo que esta poseía.

—Bien, así tengo tiempo para preguntar —posó su severa mirada en ella—. ¿Dónde estuviste el día de ayer?

HyeKyo dejó de retocarse para mirar a su esposo.

—¿De qué hablas?

—Hablo de que no estuviste en casa la mayor parte del día y llegaste hasta las 10 de la noche.

Perfect Boy ✦ ≪JinKook≫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora