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SeokJin estaba en la cocina del apartamento de JungKook. Luego de la lasaña, ambos estuvieron viéndose más seguido y preparando la cena o el almuerzo juntos. En este caso era día domingo, así que estaban intentando hacer una pizza para la cena. Aún no era hora de comer, pero sabían que iban a tardarse en hacerla, por lo que decidieron aprovechar el tiempo.

No eran novatos en la cocina, pero siempre se tardaban con las bromas que se hacían mientras cocinaban, como ahora que estaban teniendo una pequeña guerra sobre quién le tiraba más harina al otro.

SeokJin tomó un poco y la salpicó en la mejilla y el cabello del contrario.

—Oye, en el rostro no se vale —se quejó JungKook, con una sonrisa de lado a lado ante lo mucho que se estaba divirtiendo.

—Qué descarado. Acabas de hacerme lo mismo hace tres minutos —rio.

—Pero mi rostro es sagrado.

—Modestia aparte —dijo con sarcasmo.

El castaño se sobresaltó cuando sintió un leve golpe en el trasero. Volteó a ver a JungKook, quien sonreía con falsa altanería y le veía de manera desafiante mientras enrollaba un pequeño trapo de cocina.

—No te atreviste a hacer eso.

—Oh, yo creo que sí.

SeokJin tomó otro trapo que colgaba de la estufa, y hubo una pequeña persecución alrededor de la isla.

JungKook salió corriendo hacia el pasillo, y SeokJin por supuesto fue detrás de él. Lo atrapó queriendo entrar a una de las habitaciones, por lo que aprovechó en pegarle con el trapo en la espalda. El pelinegro soltó un quejido infantil entre risas, para luego darse por vencido.

—Está bien, tú ganas —dijo mientras se sobaba la espalda—. Regresemos a la cocina.

SeokJin esbozó una sonrisa por su triunfo antes de regresar al lugar donde estaban. Se quedó al lado de JungKook. Este último adoptó un repentino semblante serio mientras se dedicaba a extender la masa de la pizza.

Verlo tan concentrado y con el rostro lleno de harina como si de un chiquillo se tratase, fue una imagen que le causó mucha ternura a SeokJin, tanto que no pudo evitar sonreír una vez más. Últimamente, siempre que estaba con JungKook, no había momento en el que no se sintiera pleno.

—Ven aquí —dijo con voz suave.

JungKook volteó a verlo. SeokJin lo tomó del mentón delicadamente, y con la otra mano utilizó el trapo para limpiarle la mejilla.

El pelinegro le veía de manera fija. A pesar de haber una tela de por medio, el tacto de SeokJin se seguía sintiendo suave y muy cuidadoso. Se sentía bien, y su cercanía también se sentía bien. Todos esos días JungKook se había sentido más feliz de lo usual. YoonGi y TaeHyung ya no vivían con él, en algún momento tuvo el temor de sentirse solo, pero con SeokJin haciéndole compañía casi a diario, la soledad era lo último que cruzaba por su mente.

El castaño bajó la mirada cerca de la comisura de los labios del contrario, donde aún habían rastros de harina. Limpió con el mismo cuidado, aún cuando su vista instintivamente se fue a los labios en sí. SeokJin siempre había tenido un gusto particular por ellos; no eran muy finos, ni tampoco muy gruesos. Eran perfectos, con una forma perfecta, y su color rosa natural tentaban demasiado a ser besados.

Subió la mirada a los ojos del pelinegro, quien ahora también poseía esa mirada profunda que parecía decirle que sabía lo que estaba pensando, que estaba sintiendo esa diminuta chispa en el pecho al igual que él.

Sin llegar a pensarlo siquiera, JungKook acercó un poco más su rostro al del contrario.

No obstante la alarma de un celular los sobresaltó y los sacó de su burbuja. SeokJin se alejó y JungKook volvió a enderezarse para seguir con su trabajo de expandir la masa de la pizza.

Perfect Boy ✦ ≪JinKook≫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora