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Octubre, 1981

Para Lily el tiempo estaba siendo tan relativo. Días los sentía largo y otros días lo sentía corto. Quedaba una semana para que octubre terminará y no había correo de respuesta de parte de la universidad. Algo que no le ayudaba a mantenerse calmada.

      —Estoy seguro de que llegará el correo, Lilian, debes tener en cuenta que ahorita deben tener infinitas solicitudes. Que algo como eso no te agobie.

      Escuchó la voz de Martín mientras se subían a la bicicleta para poder ir a un restaurante chino. Ese día seguía siendo el mismo que los anteriores, pero se habían adelantado a comer. Ambos necesitaban comida para tener energías y seguir soportando la vida.

      —Intento ser paciente — dijo —. Pero me cuesta.

      —Lo bueno tarda en llegar, Lilian, pero prometo que llegará.

La bicicleta se detuvo tres cuartos hora más tarde. Lily bajó de un salto y acomodo el pantalón en sus piernas. Se quedó parada dándole la espalda a Martín, quien aseguraba con un candado su bicicleta a un poste de enfrente.

      El restaurante daba vibras a... un restaurante chino. Como lo dijo Martín. Sus colores rojos y los caracteres del idioma. Tenía algunos rótulos blancos con caracteres chinos a un lado. Llevó su vista hacia arriba y leyó "Restaurante Li Zhao" en letras doradas. La fachada era roja con algunas manchas de viejo.

       Buscó el menú del restaurante. Debía quizá en realidad confesar que esa sería la primera vez que comía comida china. Nunca lo habían hecho, sus padres no eran de mucho salir y cuando se hacía siempre eran más tradicionales.

       —¿Aquí querías venir a comer? — preguntó, sin ver a Martín.

      —Sí, te prometo que aquí encontrarás la mejor comida china tradicional en todo este diminuto pueblo.

      —Me quedo, pero tú pagas, olvide sacar mi cartera — soltó.

      —De todos modos pensaba pagarte la comida — admitió.

      La vio empujar la puerta y entrar. La siguió y ambos eligieron que comerían en una de las mesas que quedaban en medio. Se acercó a ella quedándose parado.

      —¿Sabes que quieres comer? — le preguntó viéndola ver el menú.

     —¿Tú sabes que vas a comer? — murmuró.

      —Comeré un plato de Siew Yhok. Es cerdo asado a la cantonesa, por si tenías dudas.

      Lily negó con la cabeza mientras llevaba su mano a la barbilla para pensar de mejor manera la comida.

      —Soy alérgica al cerdo — aclaró.

      —Puedes comer Kung Pao o Chow Mein de pollo — le aconsejó.

       —¿Qué lleva el Kung Pao?

      —Pollo, guindillas, verduras y salsa de Sichuan.

      —Quiero ese — dijo, cerrando el menú y subiendo la cabeza para verle.

      —¿Cuál? ¿Kung Pao?

      Martín vio asentir a Lily. Sin decirle nada caminó hacia la caja para poder ordenar su comida.

      Lily se dejó caer sobre el respaldo de su asiento. Con la punta de sus dedos comenzó a picar sus muslos. Su vista recorría el restaurante. Había fotos de China en las paredes y algunas frases escritas en... chino. Al fondo había un gato dorado agitando su pata de adelante hacia atrás.

Calcomanie (Décalcomanie 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora