LILY, INSTRUCTIVO PARA SOBREVIVIR

5 2 0
                                    

LILY, INSTRUCTIVO PARA SOBREVIVIR

DÍA UNO: Lily se levantó al día siguiente, intentó bajar a desayunar, pero a mitad de las gradas se quedó para cuando imagino un comedor sin su padre sentado en la cabecera comiendo el pan tostado con jalea mientras leía el periódico.

Lo único que pudo hacer fue volver a su habitación para llorar y esperar a que le llevaran su comida. Lo accesible en esos momentos era, al parecer, no salir de ese cuarto.

DÍA DOS: Lily se levantó, intentó bajar a desayunar, pero se quedó en la sala, sin poder entrar a la cocina. Ahora, ya no subió, pero si salió afuera de la casa, porque de segundos a otros las paredes se encogieron y la ahogaron hasta que lloro entre los brazos de su hermana cuando le llevó un tazón de cereal.

Luego, salió de casa para no estar ahí y termino por llegar a la casa de Martín.

DÍA TRES: Lily se levantó, intentó bajar a desayunar. Entró a la cocina con la mirada gacha, notando a su hermana en la mesa, pero pasando directo para coger un tazón, cereal y leche y tomar asiento en la silla alta de la isleta, dándole la espalda al lugar donde se sentaba su padre.

Dio un bocado, luego otro y otro, masticando el cereal de arcoíris, pero queriendo masticar la densidad de sus hombros al saber que, si volteaba, no le vería más.

DÍA QUINCE: Lily se levantó, bajó a la cocina con la mirada gacha y saludo a su hermana, luego a su mamá, quienes estaban sentadas en la mesa. Tomó el huevo hervido y el pan con mantequilla para ir a la isleta y sentarse a masticar la comida, junto con el sentimiento de saber que su padre había fallecido.

Luego, saldría de casa para ir a otro lugar, que comenzaba a sentir como su nuevo hogar, aunque también estuviera vacío.

DÍA VEINTE: Lily se levantó, bajó a la cocina saludando a su hermana y a su mamá. Preguntó sobre como habían dormido y tomo las tostadas junto con la jalea para irse a sentar a la isleta. Cuando estuvo a punto de llevarse la comida a la boca, lo recordó comiendo

Recordó a su padre tan sano y ahora muerto. Recordó que era la comida que él siempre desayunaba y no pudo evitar llorar en ese momento. Porque había días soleados que tenían un pincelazo de tristeza.

    DÍA CUARENTA: Lily se levantó, con el reloj marcando las cuatro de la madrugada. No podía dormir como de costumbre, por eso, se levantó y bajó a puntillas. Abrió la puerta y salió para sentarse en el pasto. Se sentía algo helado el viento, pero gracias a eso el cielo estaba despejado.

    Se detuvo a ver las estrellas y, fue la primera vez en que se atrevió a hablarle al cielo, comunicándose con su padre. Saludándole, y resistiendo las ganas de llorar.

DÍA CINCUENTA Y TRES: Lily se levantó, bajó a desayunar, salió al trabajo y atendió a clientes. Volvió a casa y subió a su habitación, se detuvo frente a su armario y dudando cogió la máquina de escribir, una hoja y se sentó al frente para seguir escribiendo. Lo volvía hacer luego de un tiempo.

DÍA SESENTA: Lily se levantó y se dio cuenta de que, algunas veces, la sobrevivencia está en eso. En una rutina que, con los días se vuelve normal. Como ya no escuchar a su padre, no saludarlo, no verlo y, comer en la mesa sin él. El instructivo para sobrevivir era la costumbre, la aceptación y sentir cada etapa del duelo. Aunque a ella le hacían falta pasar algunas cuantas.

 Aunque a ella le hacían falta pasar algunas cuantas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Calcomanie (Décalcomanie 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora