32
Diciembre, 1981
El sonido del agua agitarse con el viento le hacía entrar en tanta paz. Dejó la bicicleta recostada en el tronco de un árbol y se detuvo a observar el enorme paisaje que tenía al frente. El enorme lago con árboles y montañas blancas al fondo.
Sentía como el corto pasto le rozaba parte de sus tobillos desnudos. Había un muelle de madera desgastada con una pequeña capa de nieve. Ambos se detuvieron al lado del otro a disfrutar del momento.
—Espectacular, ¿cierto? — le escuchó.
Lily afirmó en respuesta a labios cerrados. Dejó que el momento la tomara. Viendo como el poco sol pasaba con facilidad entre las ramas de los árboles. Dejando que el viento helado la abrazara y la nieve siguiera cayendo sobre ella.
Quería grabar en su mente cada sensación que le daba ese momento.
—Nunca dejaré de sorprenderme de la magia que tienen esas cosas que no tienen nada que ver con los seres humanos.
Martín rompió el silencio que había entre ellos. Lily asintió con la cabeza al escucharlo. Por el rabillo lo vio dar algunos pasos hacia atrás. Volteó a verlo y se encontró a Martín con la cámara analógica sobre su rostro. Regresó a darle la espalda y esperó a que tomara la fotografía.
—Quiero guardar este momento — confesó —, pero necesito que estés en todas ellas para que el recuerdo esté completo, de lo contrario estaría vacío. Por eso, necesito que te des la vuelta, Lilian.
Lily se giró sobre su eje y sonrió. Ladeó su cabeza y sus manos fueron a la parte detrás de su cuerpo. Su cuerpo gritaba timidez y eso hizo enloquecer a Martín. Fotografío ese momento donde los ojos de ella desaparecieron por su sonrisa y su cabello se levantó por el aire.
—No sabes cuanto me gustas — susurró, pero no le escuchó.
Martín se enderezó luego de haber fotografiado tres veces a Lily. Caminó nuevamente hacia ella y tomó asiento en el muelle. Copio la acción de él y se sentó a su lado. Ambos con las piernas extendidas y sus manos hacia atrás.
—Hubiera querido venir en verano para meterme al lago— dijo.
Martín la vio por el rabillo cuando escucho la bocana de aire que ella jaló.
—Oh, te aseguro que tendremos que venir también en verano, es solo que ya quería venir.
Lily volvió a verlo y recostó su cabeza en su propio hombro, levantó la ceja en forma de coquetería y sonrió.
—Me gusta que pienses de esa forma. Siento que ahora que somos novios me cuesta verte.
—¿De verdad? No lo había sentido de esa forma, pero te aseguro que tenemos tiempo. Tenemos mucho tiempo para salir y recorrer todo este pueblito.
Lily se dejó caer de espaldas. Se recostó en el muelle y abrió sus ojos para ver como los copos de nieve caían sobre ella.
—Nicolás — le llamó.
—Lilian — respondió.
—¿Puedo decirte una pura verdad?
—Dímela.
—Siento que no sé mucho de ti. No me sé tu color favorito, canción o cuando es tu cumpleaños. Me asusta pensar que cumpliste años siendo novios. No me lo perdon...
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Calcomanie (Décalcomanie 1)
Romance¿Me creerías si te dijera que el hilo rojo no es lo único que destina a dos personas? En una localidad al sur de Francia. En la década de los ochenta, vive Lily Diallo una joven con el sueño frustrado de ser escritora. Todos los meses compra un nuev...