Perfección

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Abrí mis ojos de golpe al escuchar el ruido del cerrojo moverse como si alguien quisiera entrar a la habitación.

Me levanté asustada sin hacer ruido y caminé hacia atrás de la puerta al mismo tiempo que tomaba el bate de béisbol de James que se encontraba colgado en la repisa de la pared.

Lentamente me acomodé detrás de la persona no identificada por el momento y calladamente lo levanto.

—¡Aaah!—grité energéticamente.

—¡Aaah!

Escuché un grito masculino.

—¡Aaaah...!—sigo gritando lista para atacar al objetivo—¿Ah? ¿Hayes?—preguntó en cuanto reconozco el grito.

—¡Sí!, ¡¿por qué gritas?!—contestó alterado mientras colocaba una mano en su pecho.

—Ah, pensé que tal vez eras una de esas personas que siempre te quieren vender algo o alguien peor no sé...—me encogí de hombros.

—¡¿Y entonces planeabas matarme con un bate?!—dijo aún agitado—Y con pijama de... ¿vaquitas?—soltó una risita.

—¿A qué viniste?—puse los ojos en blanco.

—Oh claro, sí—asintió—.Es que te fuiste en cuanto cumplimos las horas sin dormir, ¿por qué?

—Porque... ¿tenía sueño?

—¿Me estás preguntando o me estás afirmando?—enarcó una ceja.

—¿Afirmando?

—Ayleen...—alargó mi nombre.

—Agh bien,es que vi lo que seguía de la lista.—jugueteé con mi pie.

—¿Y qué sigue?—me miró, queriendo saber qué era eso tan impactante.

—Aceptarme tal cual soy...

—Ouh—asintió sonriente pero cuando vio mi expresión permaneció mudo—. ¿Esto es algo de chicas? ¿No tener confianza en si mismas y esas cosas? Porque eres muy bonita y...—negué ante su insistencia.

—No es eso.

—¿Entonces...?—se acercó precavido.

—Sólo no me gusta mi personalidad...—bufé,sintiéndome tonta.

—¿Qué?, ¿por qué?—frunció su ceño levantando mi mentón.

—Mírame...—reí—Soy una cobarde.

No llores, no llores.

Y sin darme cuanta las lágrimas ya habían empezado a salir.

—Por todo lloro...—evité ridículamente de soltar un sollozo—Siempre me estoy criticando—esta vez solté ese sollozo—Soy tan débil...

—¿Por qué dices eso? Llorar no significa debilidad—me habló apaciblemente, queriéndome reconfortar.

—No me comprenderías.—me alejé.

¿Era normal sentir ese desprecio y amargura por ti misma? Cada razón tenía un porqué, me sentía patética cada vez que lo pensaba.

He pasado por muchas cosas pero la mayoría de la gente vive peores cosas allá fuera y en cambio yo uso la manera más ridícula me excusaba e inventaba una lista para suicidarme.

—Entonces, es algo más... ¿interno?—quiso entender.

Al ver su expresión solté un bufido sin gracia.

—Te lo dije... soy extraña, una cobarde...—de la nada me interrumpió pegándome a él en forma brusca pero sin hacerme daño.

—¿Cómo puedes decir eso?—preguntó mirándome a los ojos, al parecer, tratando de descifrar lo que había en ellos.Me miró con el ceño fruncido, apartándome—. ¿Sabes, Ayleen? No eres la única que puede hacer y tener listas.

Tan pronto habló llegamos al destino, y en cada paso dado yo estaba más confundida.

—¿Qué hacemos aquí?—señalé confundida el armario de limpieza—.Hayes en serio tienes una obsesión con los armarios de limpieza.

—Es que los armarios de limpieza son nuestro lugar.—dijo divertido y abrió sin más la puerta del armario.

El armario de James es algo pequeño según yo, si acaso caben unos cuantos artículos de limpieza y uno que otro trapeador pero ya, nunca me esperé el paisaje frente a mí cuando las luces se encendieron.

—¿Qué es esto?—jadeé cuando la luz iluminó.

—Todo esto—caminó adentrándonos más—.Son las cosas que te hacen perfecta para mí.

Di un paso hacia adelante para mirar mejor la pared del armario repleta de pequeños papelitos con un montón de cosas escritas ahí enumeradas. Me encontraba fascinada.

A punto de llorar por la emoción puse mis manos sobre mi boca y volteé hacia él pero antes de hablar me detuvo.

—Lee lo que dicen cada una de ellas.—señaló.

Con una sonrisa emocionada me acerqué a todas ellas.

"1.-Número uno. La forma en la que duerme tranquila en mis brazos"

—Sólo conmigo duermes así de tranquila.—mencionó en una risita desde su lugar.

Tomé otra nota.

"2.-Número dos. La forma en la que te sonrojas cuando algo te pone nerviosa"

—Siempre que te sucede eso pareces un adorable tomate...

"3.-Número tres. La manera en que te defiendes cuando algo no te gusta"

—Eres toda una ruda...

"4.-Número cuatro. Amo la manera en la que eres fuerte y nada te derrumba"

—No eres una cobarde para mí, Ayleen...

Listo, solo eso bastó para echarme a llorar como un rio.

—Ayleen—se acercó a mí y con sus manos me tomó por los hombros, haciendo que lo vea a la cara—.Hice estas notas pensando en que cada día que paso contigo descubro algo más de ti, esas pequeñas cosas que tú piensas que son idiotas yo las adoro y para mí tú eres perfecta, no lo necesitas ser para los demás, con que lo seas para mí basta, la perfección para muchas personas se significa una sola cosa pero para mí la perfección tiene un nombre y apellido y es el tuyo—suspiró—.Me destroza verte así, eres mi cielo en la tierra, eres mi tesoro—dramatizó haciéndome reír—. ¿Crees que se siente bien saber que a la persona que amas sufre? Porque si tú te sientes mal, yo me siento cinco veces peor y no lo puedo evitar Ayleen porque... me estoy enamorando de ti.

Me quedé sin habla y como si hubieran detonado algo en mí un montón de dudas llegaron y también muchas inseguridades.

La más importante..., ¿me estaré enamorando yo también?

Jamás pensaría que algo así me pasaría a mí y, gracias a Hayes, él me ha hecho creer esto, él y nadie más.

N.7-Aceptarme tal cual soy.()...listo.

Cuando ya no este ; Hayes GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora