Hangover de madre e hija

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—Bien, ¿qué tienes?—me tomé todo el caballito de tequila de golpe.El líquido pasó por mi garganta,ardiéndome con fuerza.

Ahora entiendo por qué América decía que este alcohol de su país de origen era muy fuerte.

—Corrida...—mi madre dejó en la mesa su copa de vino y extendió su brazo,mostrándome sus cartas.

Hace rato que habíamos cambiado del whisky a otros tipos de alcohol.Y definitivamente,el alcohol no era lo mío.No me acostumbro a su amargo sabor.

—Escalera...—sonreí engreída y enarqué la ceja.

—¡Vamos! ¡Vayan a dormir ya!—James estaba al lado de nosotras y nos miraba impaciente.

No les voy a mentir,me dejé llevar y también me alumbré un poquito.Mi madre no me dijo nada acerca de ese hombre y cambió de tema haciendo que jugáramos póquer,a lo que yo no me resistí por efectos del mismo alcohol.

Mi hermano estaba recargado en la mesa donde estábamos jugando.Ya hace varios minutos que había llegado y cuando nos vio borrachas y jugando póquer,intervino de inmediato.Ha tratado desde entonces hacernos subir a nuestras habitaciones para dormir.

—¡No,no,no!—negué—. ¡Nos vamos de aquí hasta que yo gane!

—O que yo gane.—contraatacó mi madre.

Íbamos dos de tres y dicen que la tercera es la vencida.

(...)

James

—No sé por qué no te cae bien Hayes.Él es tan lindo—Ayleen alargaba las palabras para dejar más en claro que su novio era perfecto,según ella—. Y sus labios...sus labios tan rosados,me encanta besar sus labios.—entré a su habitación y aproveché que la tenía cargada en mis hombros para "accidentalmente" darle un golpe en la cabeza contra la puerta—Auh...—murmuró.

—Ups,lo siento.—dije y la dejé en su cama.

—James...

—¿Qué?—sobé mi hombro.Ayleen no era tan liviana como aparentaba.

—Te quiero...—sonrió.

Reí.

—Yo también.

De su parte sólo escuché ronquidos de camionero,lo que me indicaba que Ayleen ya se había quedado dormida.

Ahora bajé las escaleras en busca de mi mamá.

Ella estaba dormida en la mesa y aún sostenía su vaso con whisky.

Suspiré,siempre es raro ver a mi mamá en estas condiciones.

La cargué en mis brazos y subí la escaleras.Creo que mi mamá pesa menos que Ayleen.

Abrí la puerta de la habitación donde duermen ella y mi padre.O bueno,en realidad es muy rara la vez en que alguno de ellos duerme aquí.Y nunca lo hacen juntos,si llegan a estar los dos al mismo tiempo mi padre se va a la habitación de huéspedes.Creen que no nos damos cuenta pero yo sí lo hago.Y más cuando la habitación de huéspedes queda al lado de la mía.

Dejé a mi mamá en su cama y le quité sus tacones increíblemente altos.Caminé hasta la puerta y justo cuando iba a apagar la luz ella me llamó.

—Mi bebé...

Me sonrojé.

Odio que me llame así.

—¿Qué,mamá?—pregunté acercándome a ella.

—No le digas a Ayleen pero...—me acerqué más a ella,interesado en lo que iba a decir—Ese hombre que estuvo aquí...

La miré confundido, ¿de qué hombre hablaba?

Cuando ya no este ; Hayes GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora