—Muy bien, ¿qué llevamos, cuñadita?—Nash empujaba el carrito del supermercado.
—Mi mamá necesita...—revisé la lista—. Uhm no mucho, ya sabes leche, cereal, pizzas congeladas, jabón, shampoo, galletas de chocolate y avena...—asentí, recordando que Danielle tiene una gran obsesión con esas galletas de marca difícil de pronunciar—... Manzanas, fresas, jarabe de chocolate...
—Diablos.
—¿Qué?—fruncí el ceño.
—Me sorprende que tú y tu familia lleven tan mala alimentación y aún no hayan muerto.
Solté una carcajada.
—No tengo buenos padres—me encogí de hombros y no estaba mintiendo—. También necesita... oh, eso olvídalo.Compraré las toallas sanitarias después.
—¡Agh, Ayleen!
—¡Por eso mismo lo compraría después!, ¡¿Por qué los hombres siempre se ponen así con cosas de chicas?!—chillé.
—Es que, ¡ew, Ayleen, no!—brincoteó.
Bufé cansina.
—Como sea, también necesitamos llevar tocino y queso cottage.—finalicé.
Chasqueó la lengua y suspiró—Tu mamá es sexy.
Un tic apareció en mi ojo.
—¿Qué mi mamá es qué?
—Sexy.
Los colores se me subieron de la rabia y boqueé.
—¡T-tú ni siquiera la conoces!
—En persona no, pero sé que es sexy.Hayes me enseñó una foto.—se recargó en un estante con los brazos detrás de su cabeza, lo que causó que se cayeran los productos de ahí encima de él.
Solté una carcajada, sabiendo que el karma existe.
—Estás solo en esto, Nash—alcé mis manos inocente y al ver los jugos escurrir y su cara de perdido carcajeé aún más—. ¡Eres un idiota, Nash!
(...)
Hayes
—¡Un, dos, tres, arriba!, ¡un, dos, tres, abajo!—cantaba un tipo promocionando no sé que cosa.Al vernos dio un salto—. ¡Oigan, ustedes!—nos señaló a mí y a Carter.
—¿Qué pasa, amigo?—nos acercamos.
—¿Quieren ganarse esto?—señaló un producto magnífico, perfecto, único... un globo.
—Hayes—Carter me tomó por los bordes de mi camisa y juntó nuestras frentes—. Quiero.Ese.Globo.
—Ok, hermano—reí decidido a ayudar a mi amigo—. ¿Qué tenemos que hacer?—me dirigí al señor.
—Fácil, tienen que cantar.
(...)
América
—Sólo digo, ¿del uno al diez cuánto me amas?—insistió Cameron como por cuarta vez en la hora.Ha estado así desde que nos separamos de los chicos para terminar de hacer las compras más rápido.
—No te amo—hice un mohín—. Me gustas que es diferente.—bufé, a sabiendas de mis sentimientos
—Bueno—puso los ojos en blanco—. Entonces, ¿cuánto te gusto del uno al diez?
—¿Sabes? Si sigues hablando no llegará ni al cinco.
—Muy bien, entonces once.—sonrió satisfecho dejando un beso en mi mejilla.
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Cuando ya no este ; Hayes Grier
FanfictionUna lista con cosas qué hacer antes de morir,13 adolescentes y una chica suicida. "Es la mejor etapa de nuestras vidas,así que calla y sostente fuerte" -En edición-