¿Celoso yo?...no

254 10 3
                                    

Estámos en las Vegas,en donde ni siquiera sabemos donde estámos parados,sin las Jeeps,acabados de ser perseguidos por unos guardias de un casino y con ciento cincuenta mil en efectivo.

¡Bienvenido a la vida de una adolescente en las Vegas! Y oh sí... casi lo olvido,sin teléfonos porque los dejamos en las Jeeps, lindo ¿no?

—¿Y ahora qué?—preguntó Nash.

—Podemos regresar por las Jeeps.—opinó Mahogany.

—No,nos perseguirán de nuevo.—comentó Aaron pensando en otra idea.

El tono de llamada de América nos hizo voltear por el susto,la miré mal.

The city is ours...—canturreó.

—¡Contesta!—chillé.

—Oh cierto, ¡yo no lo deje en el auto!—brincó emocionada.

—¡Entonces contesta! ¿Y si es James?—dije desesperada.

—Ah,sí—descolgó su teléfono—. ¿Hola?...sí... sí... sipí—todos mirábamos atentos—. No lo sé,sólo corrimos y nos detuvimos como a cuatro calles... sip... ajá...está bien, adiós cuídate,te esperamos,besitos.—sonrió.

—¿Qué pasó? ¿Qué te dijo?—exclamé desesperada,ya me dolía caminar.

—Dijo que pasaba por nosotros pero que no seamos tan idiotas y camináramos dos calles más porque le da flojera conducir y estamos a solo una cuadro de la carretera.

Caminamos una calle,no es mucho pero, ¡agh! Estos tacones duelen.

—The city is ours...—canturreó por lo bajo América.

—Rolling past graffiti walls billboards lighting up the block everyone of us on a mission.—moví mi cabeza al ritmo.

—Oh yeah...—siguió Taylor,todos nos vimos y sonreímos cómplices.

—¡Gotta whole crew by my side cars!—Cameron hizo el "beep beep"—. ¡When they pass us by be ready to get down in business!—seguimos cantando pero ahora fuerte y no me importaba porque, ¡estoy en Las Vegas!

N.3 Cantar a todo volumen mientras camino sin importar que la gente me mire...() listo.

La gente comenzó a mirarnos. ¿Qué? ¿Nunca han visto a unos adolescentes cantando? Pff

—The City is Ouuuurs...

Y gritamos,finalizando nuestra canción.

—Hey ustedes,los que piensan que pueden cantar.—dimos un brinco y nos encontramos a James en su auto.

—¡Llegaste!—chillé corriendo a él.

—Sí,no soy tan idiota como para dejarlos en una calle desconocida y...

—Gané ciento cincuenta mil.—lo interrumpí sacando el rollo de billetes,ya sabía a donde iba.

—¡Esa es mi hermana!—me arrebató el dinero—. Muy bien chicos, suban antes de que me aburra y me vaya.—peinó su flequillo viéndose en el retrovisor.

(...)

Cuando entramos al departamento lo primero que hicimos fue tirar nuestros zapatos y tacones al aire.

Chicos alguien necesita un buen talco.

—Hey,no hay nada para comer.—Matthew gruñó en un puchero,viendo el vacío refrigerador.

—Obvio,ayer te comiste todo,casi dejas en quiebra al hermano de Ayleen.—contestó Johnson en un bufido.

—Díganme James.—guiñó un ojo y este asintió con una sonrisa.

Cuando ya no este ; Hayes GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora