Suegritos y Cuñados

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—Estaba aburrido en mi casa después de que Nash y yo llegáramos, vimos a Skylyn y, ¿sabes lo que dijo? ¡Qué prefería a Nash! ¿Puedes creerlo? ¡Y me acusó de inmaduro! ¡Tiene 8 malditos años como dice eso!—reí contra su pecho consciente de que lo que decía lo hacía para cambiarme el humor y un gorgoteo se asomó en mi pecho.

—Es que lo eres, Hayes.

—¡Oye!

—Sigue contando.—lo alenté en una risilla.

—Y bueno cuando di con tu casa pude ver todo y ¡ugh! Fue tan frustrante, Ayleen.No podía dejarte así por eso quise subir por tu ventana para al menos así verte pero me caí..., ¡muchas veces!

Sonreí feliz de sus palabras y con cuidado me acerqué a dejar un pequeño beso en su mentón.

—Estoy cansada, quiero dormir.—susurré apenas audible contra mi pecho.

—Yo también.—gimió cansado.

—¿Quieres dormir un poco?—levanté la cabeza.

—¿Tus padres no se molestarán si me encuentran durmiendo contigo?—preguntó confundido.

—Uh, ahm bueno, pues en ese caso me importa un carajo.

(...)

Hayes

—¡Quita ahora mismo tu asqueroso cuerpo de mi hermana!—me levanté exaltado por el fuerte grito de una voz varonil.Miré con miedo donde James cargando a una pequeña niña rubia como de la misma edad de Skylynn y a su lado estaban los padres de Ayleen.

Uhm... incómodo.

—¡Levántate!, ¡¿no escuchas?!—demandó la potente voz el padre de Ayleen y yo aunque sin ganas me levanté de un brinco.

—Dejen dormir al prójimo, carajo.—gruñó mi querida novia aplastándose más en la almohada en un berrinche parándose de un brinco furiosa pero, poco le duró la furia al ver a todos los integrantes de su familia ahí—. Oh... hola.

—¡¿Quién diablos es él?!—rugió el padre de Ayleen, del cual aún no tengo idea de cómo se llame.

—Lenguaje, Greg.—lo regañó mamá Ayleen.

—¡Y una mierda! No me importa el puto lenguaje, ¡¿quién mierda es él?!

Maldijo sin importarle la presencia de la niña pequeña, preguntando cómo puede hacer eso.

—¡¿Por qué siempre me tienes que llevar la contraria en todo?!—lo giró con una sola mano y lo encaró en un grito.

—¡¿Y tú por qué siempre tienes que gritarme?!

James puso los ojos en blanco con fastidio y la pequeña niña a su lado se acurrucó en él sin prestar mucha atención como si ya estuviera acostumbrada a eso pero, a mi chica se le humedecieron los ojos.

—¡Cállense!—gritó decidida—. Él-él es Hayes... mi novio.

—Eso ya lo sabíamo... ¡¿tu novio?!

—Tú ya lo sabías, James, ¡no trates de fingir!

—¡¿Qué tú qué?!—preguntó exaltada la madre de Ayleen, se notaba que le iba a dar un paro cardíaco en cualquier momento—. ¡¿Cómo qué tu novio?!, ¡eres una bebé!

—¡Lo mismo dije yo!—se defendió James.

—¡Entonces sí lo sabías!—lo tomó de la oreja como si fuera un niño pequeño.

—No, no, es decir, dije casi lo mismo, ¡auch!—trató de zafarse pero la madre de Ayleen lo tomó con más fuerza.

—¡Dale, mami!—la pequeña niñita rubia brincó en su lugar y con eso la pude reconocer como la hermana menor de Ayleen;Dani, de la que siempre me habla.

Cuando ya no este ; Hayes GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora