La indicada

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Caminé tratando de que no notaran mi dolor de pie que me había causado esa caída de película;en serio me merezco un premio por cada cosa dolorosa que me ha pasado.

¡Ayleen para doble de acción,señores!

Por suerte el camino hasta a el hotel no era muy largo.Simplemente sales del corral,caminas unos metros más por la carretera y listo.

Cuando llegue al hotel tengo que recordarle a los chicos que yo siempre los llevé por el camino correcto,aunque yo no lo sabía hasta hace momentos.

-¿Estás bien,Ayleen?.-Preguntó Hayes,mirando con el ceño fruncido a mi pie el cual iba arrastrando.

-Sí...-Contesté con voz chillona...,¡bueno quería aguantarme el quejido de dolor que sentía!.

-Pero, ¿por qué estás...?.

-¿Quieren darse prisa?.-Volteé a ver a los chicos.

-¿Necesitas que te cargue?.-Preguntó,seguro ya había notado mis muecas de dolor que quería esconder.

-¡Sí,por favor!.-Brinqué literalmente a él.

Sonrió divertido y me acomodó mejor en sus brazos.

-En la carretera montando a Hayes,Ayleen es feliz.-Canté moviendo mis brazos de un lado a otro.

-¡Callen a esa loca!.-James pasó a mi lado con una sonrisa burlona.-Lo siento,hermanita.Te hacen falta unas clases de canto.-Me guiñó el ojo.

Para este momento mi cara ya estaba más roja que un tomate por la furia.

¡Qué él ni se atreva a hablarme!.

-A ti te hace falta otra cosa.-Dije entre dientes.

-¿Qué cosa?.-Sonrió enarcando una ceja.

-Dejar de besar los labios de Mahogany,por ejemplo.-Murmuré.

-¿Qué?.-Y de pronto,su cara perdió color por completo.

-Nada.-Dije y me bajé de los brazos de Hayes ya que ya habíamos llegado a la recepción del hotel,y a decir verdad se veía muy lindo y elegante.

-¿Puedo ayudar...?.-Volteó la recepcionista con una enorme sonrisa en su rostro,pero al verme se le borró y me miró entre una combinación de horror y asco.

¿Qué?, ¿qué tengo de mal...? ah cierto,parece como si me hubieran arrastrado por toda la calle.

-Ouh,Ayleen,cariño.Tienes tu trasero lleno de...

-Lo sé,Hayes.-Lo interrumpí,de acuerdo lo último que va del día no me ha ido del todo bien.

Bueno,al menos ahora entiendo un poco a la recepcionista.Mi cuerpo está lleno de tierra y manchas,y para el toque final mi trasero lleno de lodo y hojas secas.

¡A buena hora se le ocurre a mi trasero caer en ese lodo!.

Cuando caí de trasero en el lodo pensé que me había salvado de algo peor,pero ya veo que no.

-¿Se-se les ofrece algo?.-Preguntó la recepcionista con una sonrisa falsa.

La miré igual.-Claro.-Sonreí más falsa que antes.-Necesitamos...-Volteé a ver a los chicos y los empecé a contar mentalmente.-Tres habitaciones.-Suspiré.

La recepcionista nos miró con cara de asco,tal vez también preguntándose si tendríamos el dinero suficiente para pagarlo.

Listo,me colmó la paciencia.-No, ¿sabe qué? mejor que sean dos suites.-Sonreí con mi encanto natural que heredé de mi querida madre.Los chicos soltaron un gemido de sorpresa.

Cuando ya no este ; Hayes GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora