Somos leyendas

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Mahogany tenía el mismo gesto y chasqueó la lengua acomodando mejor su cara entre su mano que estaba apoyada en la mesa de la cafetería.

—Sólo estábamos castigados Carter,Gilinsky y yo porque fuimos los que no alcanzamos a correr a la hora de que el director llegó.—comentó.

Matthew se levantó de golpe,Aaron dejó caer la escoba y todos los demás dejaron lo suyo impaktadhoz.

—¡¿Qué?!—Aaron chilló.

—¡¿Y entonces por qué mierda estamos aquí,Mahogany?! ¡Nos dijiste que a nosotros también nos habían descubierto!—exclamó Matthew y hasta el sueño se le quitó ante la revelación de Maho.

Los culpables sonrieron inocentes.

—No queríamos estar solitos.

—¿Y yo porqué vine?—solté un gritito.

—Ah porque teníamos hambre,y eres a la única millonaria que amamos y que soporta los monstruos que somos y nos ama igual.—Mahogany me sonrió como niña pequeña.

—Hum,no sé si sentirme ofendida o agradecida.—fruncí el ceño.

—Llamamos también a los Grier así que seguro estarás agradeci...

Reaccionaron y medio segundo después ya todos estaban a mi lado mirándome expectantes.

—¿Qué?...oh.Quieren saber cómo me fue conociendo a mis suegros y a mi cuñado.

Asintieron.

—Bueno pues la cocina se quemó,el mechón rubio de Nash ahora es castaño de nuevo y la comida de mi suegra es deliciosa.—lo dije todo rápido y resumido aunque eso sí,pareció como si lo dijera de broma pero oh vaya que no lo es.

Me miraron sorprendidos y uno que otro silbó e hizo bulla (ósea todos mis amigos,bruh)

—Está confirmado,tu vida es una novela;Ayleen.—Gilinsky palmeó sus piernas y apretó sus labios,haciéndome reír.

—Juro que trato de tener una vida normal pero no puedo.—alcé mis manos.

—Aw y todavía después de todo eso te levantaste temprano para traernos comida.—Cameron me atrajo contra sí y me dio un abrazo.

—Cuidado—solté una risita cuando por poco y se cae por su pierna vendada—.Hablando de comida..., ¿cómo van esos wafles,Johnson?

Se frotó más en ellos como empollándolos y levantó el pulgar.

—Están casi listos.—sonrió abiertamente.

—Lo que tenemos qué hacer por comida.—Taylor se estremeció.

¡Dum!

Sonreí de repente y como maniaca.

—Wow,qué miedo.—Taylor rió cuando me vio sonreír.

—Idiota—lo empujé riendo—. ¡Es que se me ocurrió una idea! ¡Acabaré con su hambre! De nada,de nada.—me alabé.

Cuando ya no este ; Hayes GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora