Te voy a esperar

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POV Luiza

He descubierto en Valentina una persona maravillosa que me gustaría seguir conociendo, así sin filtros. Nos hemos convertido en inseparables. Incluso comenzamos a sentarnos juntas en clase. Y ahora estamos aquí en nuestra primera cita, increíble. Todo cambia si en realidad te lo propones. Simplemente, no consigo separarme de ella y antes era todo lo contrario. Propongo llevarla a otro sitio para continuar nuestra noche. Es tarde, mañana tenemos clase pero hoy sólo pienso en que estamos juntas y eso me parece maravilloso. Adoro darle indicaciones mientras conduce y que se moleste si no le alcanzo a avisar donde tiene que girar. Perdimos la ruta ya dos veces por mi culpa. O más bien ella es la causante de mi falta de concentración. Si no estuviera cantando con esa voz tan dulce yo sabría reaccionar a tiempo. Por fin llegamos después de dar un par de vueltas. Paramos frente a un parque donde estaba mi antigua casa. Crecí aquí y siempre regreso cuando tengo un poco de nostalgia. No sé por qué he querido compartir este lugar con ella. Siempre vengo sola, me siento en un columpio y comienzo a pensar en mi vida, en lo que me gustaría llegar a ser y dejo atrás los problemas. Ahora que ella está aquí, sentada en un columpio a mi lado, siendo una especie de escalofrío. ¿Y si mi vida no tiene sentido sin Valentina? ¿Estoy enamorada de ella?

-Gracias por compartir tú refugio conmigo- afirma Valentina rompiendo el silencio.

-Gracias a ti por contarme tu verdad-comento con cierta ternura. Valentina parece una niña inocente jugando con el columpio y yo simplemente la quiero besar. Llegué a pensar que era una chica frívola que perseguía el poder, el dinero y que no le importaba nada los sentimientos de la gente. Ahora sé que ella no es así.

-Perdimos demasiado tiempo peleando en vez de conocernos- se queja Valentina.

-No fue del todo malo. A veces nuestras peleas eran divertidas, al menos las que no llegaban a los insultos- sonrío al recordar lo molesta que llegaba a ponerme a causa de su sola presencia.

-Siempre me insultabas- recuerda Valentina.

-No es cierto- niego sin contener la divertido que me resulta todo aquello.

-Me gusta tu carácter señorita. Eres mandona, enojona y sexy. Muy sexy-provoca Valentina con una voz tan sugerente que me tiemblan las piernas. Realmente soy sexy para ella. La diosa Valentina. Todo el mundo está enamorado de ella, hombres y mujeres, todos babean cuando se pasea con la frente en alto.

-En serio, perdóname si te traté mal- trato de ganar tiempo para recuperarme de su voz llamándome sexy.

-Si me das un beso, te perdono- exige Valentina. Me toma tan por sorpresa que casi pierdo el balance y beso el suelo. Ella nota mis nervios y solo hace su cabeza al lado y me muestra la mejilla. Dándome quizás, un poco de confianza. Se me sale el corazón del pecho. Miro dos veces al cielo y me acerco despacio. Beso la comisura de sus labios y ahora es Valentina la que abre sus ojos temblando. Es normal sentir este miedo. Se que poco a poco lograremos superarlo.

-Me encantas- confiesa Valentina jugando con mis cabellos y besando delicadamente mi nariz.

-Valentina, yo no sé hacer esto. Necesito tiempo- bajo la cabeza nerviosa. Mi corazón quiere besarla hasta perder el aliento. Mi cabeza me pide algún respiro porque parece que voy a estallar.

-Yo te voy a esperar Luiza- asegura Valentina sin insistir demás.

Los días pasan y nuestra relación sigue creciendo. Compartimos momentos bonitos. Todo muy inocente. Valentina cuida mucho no incomodarme. Me gusta verla tan nerviosa como yo. Es que yo siempre pensé que Valentina era una fiera incorregible y la realidad es que saben ser tan tierna y paciente, no hace más que ilusionarme cada día más. Es que la ves llegar con esa chaqueta de cuero, esos pantalones resaltando su hermoso cuerpo, la mirada de un animal salvaje y claro como vas a imaginar que por dentro es un alma tierna, incapaz de hacerle a daño a nadie. A veces tengo que controlar mis celos. Ni siquiera somos novias, pero me enoja escuchar por los pasillos alguna que otra graciosa comentando lo buena que está. La gente tiene ojos Luiza. Déjalos que hablen, eso nada va a cambiar.

No te odio, te amo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora